Mucho antes de que en los 90 aparecieran mujeres icónicas del rock, como Tori Amos, PJ Harvey, Fiona Apple, Sinead O'Connor o incluso la misma Björk, estaba Kate Bush, quien desde sus 19 años ya había irrumpido en el mundo del rock con su interesante álbum debut The Kick Inside, de 1978. Aquél álbum era su manifiesto de compositora, instrumentista y cantante, virtuosa en los 3 rubros. Aunque fue hasta 1985 que se publicó la que sería su obra mayor, una llena de elementos de géneros tan variados como el techno, el rock, el progresivo y hasta el pop.
En su momento, el álbum no fue tan laureado como lo fue en años posteriores, quizás por el ambiente que se vivía en la escena musical de aquellos días, en donde sólo era notorio lo que salía en MTV, y poco más. Sin embargo, con el paso de los años se puede apreciar el altísimo nivel de complejidad musical, lo hermoso y virtuoso de las melodías y las armonías, mezclado a la perfección con una dosis de accesibilidad musical que nos facilita el proceso de escucha, y que además se convierte en una cualidad más para la obra. Nos da la posibilidad de abrazar la complejidad musical sin que ésta se nos haga demasiado cerebral.
Hoy en día me atrevería a decir incluso que es uno de los mejores álbumes de los ochenta. Sé que decir eso de una década tan poco fructífera puede ser más un desdén que un halago, sin embargo, esta obra, junto con un pequeño puñado de otras más de la misma década, se pueden codear sin problemas con lo más destacado de otros decenios más destacables.
Es muy probable que, para quien jamás ha escuchado este álbum, al momento de leer esto y escuchar la canción abridora de la obra, piense que se le está sobrevalorando o sobreestimando, sin embargo no hay que dejarse llevar. Es cierto que "Running Up That Hill" no es la canción ideal para abrir un álbum tan valioso como este. Incluso es quizás, de entrada, la canción menos buena del álbum. Si bien, puede llegar a ser algo pegajosa, no parece tener la chispa que se esperaría de un tema perteneciente a un álbum histórico, y eso no se puede negar. La monotonía de la canción puede llegar a desanimarnos para escuchar el resto de la obra, pero con un poco de apertura y paciencia, estaremos a punto de descubrir una de las obras musicales más gozosas y maravillosas del rock todo.
Y la maravilla empieza de lleno con el segundo tema, "Hounds Of Love", uno que cambia de forma drástica la dinámica del álbum. Lo que en el primer tema era monotonía y algo de simplicidad musical, aquí es lo opuesto totalmente. La obra tiene muchos elementos progresivos, crescendos armónicos y una poderosa interpretación vocal de Bush. Los elementos Techno aquí lucen con creces, en especial los sintetizadores de fondo, que son el sostén de gran parte de la emotividad de la canción. Pero a ellos se les unen un cuarteto de cuerdas, unas poderosas percusiones, y la ya mencionada voz portentosa de la cantautora. Este tema es uno de los puntos más altos de toda la obra.
Pero aquí no acaba todo. A continuación viene la que a mi gusto es la canción más impresionante de todo el álbum. "The Big Sky" es una maravilla auténtica. De inicio, parece una canción pop, sin más. Pero conforme avanza la obra, con detalles tan simples y tan efectivos, como unos coros hechos por la misma Kate Bush, la aparición de unos aplausos de fondo, la guitarra proto industrial (de hecho, el estilo de los Nine Inch Nails se puede apreciar de lleno en esta canción) hace que de a poco nos vayamos sumergiendo en un océano de complejidad y majestuosidad musical, hasta que llegamos a un punto donde la música ns envuelve por completo, y no sabemos en qué momento llegamos a esto. Sólo nos queda disfrutar de la inmensidad de la canción hasta que ésta termina, y nos quedamos en un éxtasis absoluto, de esos al que sólo cierto tipo de canciones nos hacen llegar. Aquí nos convencemos que la obra, por esta sola canción, vale la pena en su totalidad.
Luego de esto, es necesario un momento más reflexivo, y para eso está "Mother Stands For Comfort", una hermosa pieza que permite mucho más la introspección y, digamos, el retorno al mundo de los vivos. La base de piano de la canción se ve acompañada de sintetizadores y percusiones, por momentos contundentes, y por momentos delicados. A pesar de la naturaleza calma de la canción, podremos escuchar infinidad de detalles, arreglos y brillos efímeros a lo largo de la pieza, como para recordarnos que no es sólo una balada sencilla e inofensiva.
Por su parte, "Cloudbursting" nos relaja aún más con sus aires accesibles y sus melodías altamente poperas, como el coro de la canción, que de inmediato se nos quedará grabado en la memoria. La canción nuevamente recurre a la mezcla de sintetizadores con un cuarteto de cuerdas, que resalta mucho más que los elementos techno, los cuales son más un mero acompañamiento para las melodías más orgánicas. El final de la canción, a manera de marcha militar, es un detalle adicional que podemos agradecer, para darle personalidad propia a la canción.
"And Dream Of Sheep" es una majestuosidad de canción. Mantiene la calma que apareció después de "The Big Sky", pero esta vez es una canción mucho más grande que las dos anteriores. Esta canción es una de las protagonistas del álbum, con su suavidad, su dramatismo y su enorme e inagotable belleza, y nos llenará de una emotividad que no habíamos escuchado en todo el álbum, y que nos muestra una faceta más sensible de la artista, permitiéndonos incluso sentir aires de nostalgia en las bellas notas de piano que sustentan a la canción.
Y es aquí en donde empieza una nueva faceta del álbum, una mucho más oscura, menos vistosa, menos accesible. Todo empieza en "Under Ice", canción ominosa en todos los sentidos, desde los sintetizadores hasta los coros en tonalidades bajas. Pareciera como si la obra entrara en una especie de tercer acto de obra teatral. Todo esto se confirma en la escalofriante "Waking The Witch", una canción claramente dividida en dos secciones, la primera un experimento de corte y pega, entre secciones habladas, un piano muy denso y oscuro, y una ambientación nada amigable con el escucha promedio. La segunda sección es otro despliegue experimental, pero mucho más impresionante, dinámico y asombroso, aunque igual de inaccesible que el primero. El ingenio de la británica, en este punto, ya nos resultará completamente asombroso.
Acto seguido, "Watching You Without Me" es una canción plenamente transitoria, con aires ambient a la Brian Eno, y una esencia que, dentro de su calma, nos mantiene en la oscuridad previamente planteada, y con la tensión que sobre todo, nos dejó el impresionante tema anterior. Aún así, los ecos tribales de la world music que se popularizaría años después, están de alguna manera presentes en la canción, por lo que a pesar de su naturaleza transitoria, no se trata para nada de una canción de relleno, por el contrario, es una que diversifica y enriquece la calidad musical del álbum.
Con "Jig Of Life" nos topamos con una típica canción folk celta, en la que la compositora enaltece sus raíces británicas en una canción absolutamente perfecta de principio a fin. Muy a pesar de ser un estilo inédito en el álbum, no suena fuera de lugar, y por el contrario, nos permite respirar y retomar fuerzas para el difícil tema siguiente. Pero regresando a la canción, tiene todos los elementos para ser un tema memorable. desde su gran dinamismo, su melodicidad perfecta para ser absorbida por cualquier escucha, hasta su dosis inevitable de complejidad musical, la cual se destaca mucho más en el interludio instrumental, que es una oda a la cultura celta medieval. Un tema absolutamente fantástico y sin desperdicio alguno.
Como ya se había dicho, "Hello Earth" es un tema difícil, casi un Tour De Force, en sus melodías entre bellas y experimentales a base de piano, sus constantes cortes y cambios de ambientación, y la calma con la que se toma para abordar todas sus facetas, que son muchas, aunque todas dentro del mismo espectro oscuro-ominoso que había empezado algunos temas atrás. El final de la canción es un deleite absoluto, pero sólo para unos cuantos. Más de uno pensará que es excesivo, aburrido e innecesario. Yo no.
Para cerrar tenemos el perfecto tema, "The Morning Fog" es un amistoso, bello y delicioso tema para cerrar la obra, uno que nos regresa un poco el sentimiento alegre de los primeros temas, y que de forma magistral nos lo arrebató la propia autora en los últimos temas. La canción no tiene ningún desperdicio, es casi en su totalidad orgánica y nos transmitirá una energía completamente diferente a la que habíamos escuchado en los últimos minutos. No podía haber forma más perfecta para cerrar un álbum absolutamente perfecto.
Con esto, a pesar de no ser tan reconocida, Kate Bush tiene garantizado un lugar importantísimo en la historia del rock, no sólo por la majestuosidad de su obra magna, sino por el legado que le dejó a artistas de rock femeninas, como pionera de un movimiento que en los 90 cobraría fuerza, y que hoy en día es más que una realidad. La madre del estrógeno rockero, pero más que eso, la madre del ingenio y la creatividad de las mujeres, incluido en el género menos pensado para ellas.
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