viernes, 8 de junio de 2018

Talk Talk - Spirit Of Eden, ¿inventores del Post Rock?



Si bien es cierto que determinar el álbum exacto con el que se inventaron la gran mayoría de los  géneros musicales existentes es una tarea muy difícil, por no decir imposible, sí se puede determinar el álbum que los hizo populares, que sembró semillas de creatividad en muchas mentes musicales y que dictaminó las tendencias con respecto a dichos géneros. Es así que podemos nombrar al álbum debut de los Ramones como el catapultor del punk rock, a pesar de ser enormemente influenciado por los Stooges en el periodo 1970-1973 o incluso por los mismos Beatles. Otro caso es el del Heavy Metal, que con "Paranoid" de Black Sabbath tomó la forma definitiva que todos conocemos, a pesar de que detrás de éstos ya existía la influencia de Led Zeppelin, The Who, Cream o (de nuevo, y como siempre) los Beatles.

Si este fenómeno sucede con los géneros más populares y con mayor número de exponentes, qué sucedería con géneros menos conocidos y más exclusivos. Es el caso del Post Rock, esa mezcla de rock espacial con elementos del ambient, el krautrock e incluso las atmósferas del folk más fino. Si bien, Pink Floyd sembró la semilla más poderosa para el nacimiento de este género, no podemos menospreciar los trabajos de John Cale, Neu, Brian Eno o Soft Machine para que eclosionara, años después, en este suave y místico género musical, exclusivo para los oídos de algunos pocos.

Siguiendo el orden cronolígico de las cosas, en 1982 se publicó el primer álbum de la banda británica Talk Talk, llamado "The Party's Over", que en sonido casi no se relaciona con el post rock y mucho se relaciona con el synthpop ochentero que a todos nos satura los oídos con suma facilidad. Y sin embargo, esta misma banda sería la que años después se encargaría de hacer del conocimiento de todos la maravilla de este género múltiplemente mencionado en este texto. Para ello tuvieron que pasar otros tres álbumes y seis años más, en los que la banda experimentó con el new wave ("It's My Life" de 1984) y el baroque pop ("The Colour Of Spring" de 1986).

Es en 1988 que la banda publicó su obra más fina hasta ese momento, el delicioso y poderoso "Spirit Of Eden", un álbum con sólo 6 canciones, pero con una altísima calidad, un sentido de sofisticación musical exquisito y un nivel de emotividad por los cielos. Casi todo lo que después hemos escuchado en el post rock surgió de la inventiva del trío londinense y de los sonidos almacenados en esta pequeña gran obra musical.

La obra inicia con "The Rainbow", un tema con aires de smooth jazz muy ricos, las improvisacioes de la trompeta añadidas sobre la suave alfombra musical de piano, bajo y percusiones nos deleitarán los oídos por los 9 minutos de duración de la canción. Por momentos aparecen unas cuerdas (guitarra incluida) que son más un adorno por el hecho de ser esporádicas, y no un instrumento base como tal. Cerca del final, algo inesperado, una armónica tan bluesera como Muddy Waters, que no veíamos venir pero que agradecemos infinitamente por su aparición. Casi sin darnos cuenta, el contador cambia al track número dos, ligado con el primero, el cual lleva por nombre "Eden", y es eso, un edén musical, absolutamente delicioso y disfrutable de principio a fin. La canción en sí es más breve que la inicial, pero mucho más emotiva, y en ello aporta mucho el uso sutil pero determinante de las guitarras como elementos creadores de tensión, una tensión que sube y baja a lo largo de la canción, haciendo de cada momento una expresión definitiva de cada emoción que maneja la canción, así, cuando la canción es intensa, lo es en verdad, y cuando es suave y delicada, es capaz de enternecer cualquier emoción distinta que estemos sintiendo.

Y nuevamente ligada, se encuentra la tercer canción del álbum, la mucho más intensa "Desire", una en la que las guitarras ahora sí pasan a ser protagonistas, pero no en un sentido rockero como tal, sino como un elemento enaltecedor de emociones, tanto en los momentos más intensos como en las estrofas llenas de calma y paz. Los subidones esta vez son mucho más drásticos, y pasamos de silencios casi absolutos a destellos de intensidad musical maravillosa y estremecedora. El primer silencio real se da entre el tercer y el cuarto tema, "Inheritance", una suave y delicada canción. Hay que destacar el trabajo de la producción ( a cargo de Tim Friese-Greene) ya que todos los sonidos se aprecian con una claridad y una suavidad pasmosas y maravillosas, haciendo que la canción cumpla más fácilmente su objetivo de deleitar nuestras cabezas y nuestras almas con la suavidad explícita que expresa.

Ahora el silencio entre canciones es más largo, y nos hace esperar por el inicio de "I Believe In You", otra canción llena de emotividad como la segunda y tercera, menos explícita pero igualmente palpable por la maravillosa elección de notas en "ascenso" que nos hacen sentir una ligera tensión que lejos de alterarnos, nos llena de una expectativa que finalmente se cumple con el simple cambio de una nota en los instrumentos del fondo, con lo que se ilumina la canción de una manera tan sutil que si nos distraemos un poco, lo pasamos de largo. El último minuto y medio de la canción es de una belleza inaudita en el resto del álbum. Otro silencio anticipa a "Wealth", la última canción del álbum, y un regreso al smooth jazz del primer tema, ahora con claros tintes nostálgicos, por lo que la canción transcurre mucho más lenta, y mucho más definitiva que las anteriores. No se crean expectativas ni se alteran las emociones, se nos llena de una nostalgia que se mantendrá desde el inicio hasta el fin de la canción, sin mayores aspavientos, y con un dejo de satisfacción preciso para cerrar el álbum.

Es así que se originó uno de los movimientos musicales que hacia finales de la década siguiente tendría su mayor auge, pero que si le buscamos un precedente, un álbum fundamental para su desarrollo y su inserción en la memoria colectiva de los melómanos al rededor del orbe, definitivamente tendrá que ser "Spirit Of Eden", pues la marcada tendencia de la música y la enorme influencia sobre muchas otras bandas, con el paso de los años resulta innegable. Quizás por ello, a pesar de su desconocimento mayoritario, este álbum debería de considerarse como un álbum fundamental, sobre todo para la música que se hace hoy en día, con muchos elementos indie, folk y sí, post rock.

La banda grabaría un album más, el también destacadísimo "Laughing Stock" de 1991, con el que la banda cerraría su carrera con la frente en alto, con la vista al cielo, en el punto más alto de su creatividad. Buena o mala decisión, según se le vea, su huella musical es imborrable e irrefutable.

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