lunes, 26 de noviembre de 2018

Matando Serpientes: The Pinkermen Set



Para mí, este álbum se convirtió, en su momento en una especie de obsesión. Sabía de su existencia, sin embargo no lo podía encontrar por ningún lado. Parecía un fantasma que existía, pero que era incapaz de ver. De repente encontraba una canción, de repente encontraba un artículo, pero nada más. Eventualmente (cerca de 10 años después de su aparición) lo pude escuchar finalmente, y mis expectativas quedaron completamente satisfechas.

El álbum está firmado por una aparente agrupación llamada C. Gibbs And The Cardia Bros, sin embargo, el único responsable de la música, las letras y la producción del álbum es el californiano Christian Gibbs, quien es una celebridad en los círculos musicales underground tanto de L.A. como de Nueva York. Esa trascendencia, de alguna manera, no ha llegado hasta los terrenos del mainstream musical, quizás a drede.

Tanto es el anonimato del músico, que ni en wikipedia, ni en su página web oficial hay suficiente información para poder desmenuzar y elaborar un escrito con datos precisos e historia de la grabación de sus álbumes. Sólo se puede deducir el hecho de que "The Pinkermen Set" es su tercera grabación, y poco más. Sin embargo, no es necesario tanto contexto para entender que el álbum es una pequeña joya escondida entre tanta música que se elabora y se comercializa hoy en día.

La música que el buen Christian nos regala en el álbum transita entre el alt. country, la música de cámara y el rock. Son 11 temas, todos originales, y todos con una enorme sensibilidad. Si bien, no se trata de canciones supremas o con un alcance artístico magnánimo, sí son canciones en las que se palpa la sinceridad y la ausencia de pretensiones. Es música simple con fuertes dosis de emotividad y un espíritu indie que, en 2002, no era tan popular como lo es hoy en día.

La obra inicia con un riff absolutamente redneck, que caracteriza al destellante tema inicial "Oversized Pin Cushion", en el que percibimos la influencia country sureña de bandas clásicas como Lynyrd Skynyrd, con un dejo de melancolía muy característica de principios de siglo. Es una buena canción para abrir el álbum, una que gracias a sus cualidades melódicas, logrará quedarse en nuestra memoria el tiempo suficiente para no olvidar la apertura de la obra. Sin embargo, la sensibilidad de la canción no se compara en nada a la de las 10 canciones restantes. Esto se puede apreciar desde el mero inicio del segundo track, la hermosísima "KIlling Snakes", en la que el espíritu sureño se hace momentáneamente a un lado, y deja paso a un hermoso piano con una melodía elegantísima, y la voz de Gibbs que deja de ser ranchera para ser una expresión más de la sensibilidad que abunda y se derrama a lo largo de los 4 minutos que dura la canción.


Lo que en el primer tema era melodicidad, en el segundo es emotividad, y en el tercero es una especie de mezcla de ambos. "Alone With The Horse" es una maravillosa canción de country rock, en la que se conjugan melodías con emociones, de cierta manera mermadas, pero lo suficientemente claras como para contagiarnos y capturarnos. Esta fusión se acentúa aún mas en "Straps & Chains", una canción más rockera y más balada que las anteriores, y en la que el coro es el climax de la canción, donde todas las emociones de desbocan y la música se entrega a ellas. La presencia de una guitarra slide no sólo añade belleza al tema, sino que lo hace parte del concepto sureño del álbum, además de que su precisión es maravillosa.

La misma línea sigue en "Superficial Flesh Wound", en la que ahora escuchamos unas notas de órgano para hacernos sentir en un bar de un pequeño pueblo en Alabama o Louisiana, con un estilo muy similar al de Steve Earle o al de Lucinda Williams. Incluso el tono de voz de Gibbs está hecho a propósito para, de alguna manera, relacionarlo con el mismo Johnny Cash. Quizás sea la canción más abiertamente country de todo el álbum. Caso opuesto al de "Tall Shoe Marie", una atípica y mucho más emotiva pieza, que se aleja del country y se acerca al tango. Los convencionalismos se hacen a un lado para dar paso a esta gran canción, en la que nuevamente escuchamos un piano finísimo, ahora acompañado de un violín sublime, y en donde al igual que en los demás temas, el coro es el punto culminante de la emotividad de la canción, con una línea exquisita y desgarradora por igual ("and if we'd only kept the laugh alive, we could've wrote this song together"). Muy cercana en nivel a lo que escuchamos en el segundo track.

"Wichester Chimes" nos lleva de regreso al sonido característico del álbum, en una nueva balada country, bella, suave y emotiva. El estribillo tiene una melodía que, tan simple como lo es, nos atrapará de inmediato, y culminará en un desenlace muy emotivo y liberador, que da pie a la siguiente estrofa. La estructura de la canción es un tanto diferente en este tema precisamente por ese estribillo, que más que un coro, es una mini.sección recurrente. Acto seguido, otro tema de altura, el esplendoroso "Dear M", en el que se nos hará estremecer por la enorme emotividad de la canción, y nos hará enamorarnos de ella de manera irremediable. Desde el mero inicio, con esas notas de piano, es imposible resistirse y derretirse ante la belleza interminable de la canción. La letra recurre al dolor y la melancolía de una forma tan genuina, que con sólo una línea es capaz de sacudirnos y entregarnos a plenitud a la tristeza de la canción ("And I wanna be your hero, I wanna be the best, but the sum of all my parts equals much less"). Se trata de la canción más perfecta de todo el álbum.

Por su parte, "Donna Marie" es otro acercamiento con el tango, ahora desde una perspectiva más rockera que emotiva, pero con una calidad musical pasmosa, en la que la sutileza no es la protagonista, pero igualmente nos lleva hasta una catársis musical en los coros en la que podemos descargar nuestra ira, nuestra energía, sin dejar de admirar la perfección y explosividad de la canción. En especial la sección final de la canción es para entregarse de lleno y desgarrarse sin reservas. Canciones como esta son las que le dan un mayor valor artístico al álbum. "Scarcity" es otra enorme muestra de sensibilidad y belleza que se desborda y nos inunda el alma con su tristeza y melancolía. Los aires country regresan en esta balada en 3/4, con todos sus adornos embellecedores, como el piano o la guitarra slide. Una hermosa antesala para el cierre del álbum.

El final llega con "Twin Star Scar", una extraña canción, mucho menos emotiva que algunas que engalanaron al álbum, pero con la correcta dosis de nostalgia para dar el brochazo final a esta espectacular obra musical. El concepto de rock sureño queda perfectamente redondeado, y la música, sin ser espectacular, cumple con creces su finalidad, que es la de transmitir emociones y regalarnos un momento de reflexión dentro de la belleza y las diversas emociones que se manejan a lo largo del álbum.

Al final, la larga espera y la constante búsqueda dieron el resultado esperado, la música de este ignoto álbum vale la pena el esfuerzo. Así que si usted aún no lo ha escuchado, le adelanto, le va a costar trabajo hacerse con él, pero va a valer cada segundo de búsqueda. Sobre todo si es amante de la música country, o le apasiona la música romántica que expresa emociones que van de lo bello a lo desgarrador. Lo vale cada segundo.

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