Ahora bien, el francés es un idioma elegante por naturaleza, y si a eso le añadimos música elegante, fina y totalmente romántica (en un sentido no cursi) entonces ¿qué obtenemos? Pues una maravilla desapercibida como lo es el Au-Delà Du Délire (1974) de la también desapercibida (en México) banda Ange, formada en 1970. Es decir, una banda francesa que canta en francés y que hace música tan romántica como sensual, y tan dramática como emotiva. La fórmula funciona, por supuesto, en un nivel completamente artístico.
Au-Delà Du Délire es una obra maestra del género progresivo, y debería considerarse desde ya como uno de los pilares del dramatismo y la teatralidad en la música. El álbum abre con una canción campirana, "Godevin Le Vilain", que suena como sacada de los viñedos de Bourdeaux o de los valles del sur de Francia (como lo sugiere la misma portada del álbum), es una perfecta forma de abrir el álbum. "Les Longes Nuits D'Isaac" es la segunda obra, y en ésta podemos percibir el dramatismo romántico del que tanto se habla, a pesar de que en un inicio parece una canción de heavy metal, se compone y el melotrón, el glorioso melotrón, hace lo suyo dibujando un paisaje hermoso con sus cortinas de sonido tan suaves y aterciopeladas. La voz de Jean Michel Brezovar nos altera el estado de ánimo, de acuerdo a la canción misma, que a veces es dulce y tranquila, y otras es fuerte y llena de ira. Es una gran canción.
"Si Jétais Le Messie", la tercer canción, es un poema narrado por el vocalista de manera ascendente en emotividad, mientras detrás de él la música crece en intensidad hasta terminar por romper, en el minuto 1:35, la canción en dos mitades. El cuarto tema, "Ballade Pour Une Orgie" resulta ser otro tema bucólico y campirano, dulce y romántico, aunque la letra toque temas un tanto más escabrosos. El acompañamiento de la voz con la guitarra acústica funciona de maravilla, y no es de extrañarse el hecho de que esta canción sea la favorita de muchos. La última pieza del original lado A del álbum es "Exode", otra delicia que desde el inicio nos muestra su grandeza con el épico motivo de apertura que, a pesar de que sería reemplazado por el tema central de la canción, sirve como una excelente introducción en interés a la canción. La parte central de la canción es igual de romántica como el álbum en general, con sus secciones bucólicas y teatrales -perfectamente expresadas por el estupendo melotrón que nos ha acompañado a lo largo del álbum- repartidas a lo largo de los 5 minutos de duración.
"La Bataille Du Sucre (La Colère Des Dieux)" es una perfecta expresión de calma tensa, que se siente a lo largo de los más de seis minutos de duración de la canción, y de la que deseamos que durara mucho más tiempo para disfrutar de las excelentes melodías combinadas entre los melotrones y clavecines al más puro estilo renacentista. La música es una absoluta delicia en este tema, y no pasa de largo el nivel de emotividad que transmite la perfecta ejecución por parte de los instrumentistas; esta canción es una auténtica obra de arte por donde se le mire. El penúltimo tema es "Fils De Lumière", y parece ser más animada que su antecesora. Es un tema de trancisión entre la genialidad de su antecesora y la majestuosidad de su sucesora, sirve como un puente de expectativa que funciona a la perfección. La canción contiene muchos momentos de crescendo, como anticipando la magnificencia que le seguiría; el melotrón una vez mas se luce generando más y más tensión, y si a esto le añadimos el beat casi de allegro de la canción, tenemos como resultado un estupendo prefacio de la última y épica canción el álbum. La homónima "Au-Delà Du Délire" dividida en dos secciones, la primera que nos regresa a la tensa calma de los últimos temas, en crescendo y con secciones musicales llenas de melotrón y una guitarra punteada delirante, es un deleite poder sentir la música fluir sin obstáculos del oído al cerebro, y de éste al corazón mismo. La segunda parte es una épica melodía de melotrón perfectamente sustentada por el resto de instrumentos, y funciona a la perfección como cierre de un álbum magnífico y casi perfecto.
Au-Delà Du Délire es una de mis obras favoritas en la historia del rock progresivo, del rock en su totalidad, de la música en general; la calidad musical y el alto nivel artístico se puede casi palpar, son muy evidentes y accesibles dada la suavidad y el romanticismo al que todos aspiramos sentir en algún punto de nuestras vidas. La obra maestra del progresivo sinfónico francés, sin lugar a dudas, y una de las obras más sublimes de la historia del otro rock, el rock desonocido.
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