jueves, 29 de junio de 2017
La dureza de Van Der Graaf Generator
Ciertamente este es un álbum difícil de escuchar, un álbum atípico, en el que prácticamente no existen las guitarras eléctricas, y en donde los elementos encontrados apelan más a la densidad sonora que a la estética, sin que ello convierta a la música de este álbum en música fea, o inaudible. Es cierto, se requiere de una cierta paciencia para escuchar una a una las cuatro canciones que le conforman.
No será en la primera ni en la segunda escucha que logremos apreciar el arte detrás de esta superficio rocosa y áspera. Es más, a mí me tomó cerca de diez escuchas completas del álbum para hallar todos esos elementos que hacen de éste un estupendo álbum. Y es que los elementos integrados en el álbum nno facilitan la escucha, desde la ya mencionada ausencia de guitarras, pasando por la agresividad en la voz de Peter Hamill, las intrincadas y complejas melodías, los ecos al jazz más oscuro, y desde luego, la extensa duración de los temas (algo común en el rock progresivo).
Pero una vez superado eso, nos encontraremos ante una pieza única, una obra excelsa de principio a fin, y por momentos incluso, deliciosa. La abridora "The Undercover Man" es la pieza que más se acerca a la belleza de todo el álbum, y sí que lo es, aunque en un sentido poco cnvencional. La intensidad con la que cierra el tema es de destaarse, indudablemente. La banda quiso recibirnos con el tema más amable, para capturarnos y n dejarnos huir ante los tenebrosos sonidos de los tres temas siguientes.
"Scorched Earth" intensifica la agresividad, Hamill suena como un dictador que se alegra de la destrucción de la Tierra, mientras que los primeros minutos parecen tener una estructura más o menos convencional, pero esto se pierde rápidamente, y la canción transita por terrenos más ominosos, hasta desembocar en un riff de saxofones y otros metales en 12/8 que además de complejo, suena tan oscuro como esplendoroso, y que marca la mitad del tema. Posterior a esto, la estructura inicial regresa brevemente, y de ahí se comienza a gestar el intensísimo cierre de la canción, que constantemente asciende e incrementa la tensión. Para cerrar, un escalofriante feedback de guitarra (quizás lo único de guitarra que escuchemos en el álbum) nos pondrá la piel de gallina.
A continuación tenemos una de las canciones más difíciles de escuchar de todos los tiempos (bueno, quizás no es para tanto), "Arrow" es un compendio perfecto de la oscuridad y la agresividad de la que tanto se ha hablado. Sí, las percusiones iniciales no suenan tan intensas, y el acompañamiento de metales, si bien es excéntrico, no es tan oscuro como otros momentos del álbum. Pero una vez terminada esta breve introducción, y una vez que escuchamos a un Hamill (quien se debió dañar severamente sus cuerdas vocales luego de grabar esta canción) tan gruñón como gritón, nos damos cuenta que la intención del tema es ahuyentar a quienes tienen oídos sensibles. La canción tiene una estructura hasta cierto punto, simple. Introducción, tres estrofas con tres puentes y tres coros, y el cierre. Los coros son punto y aparte, si de por sí ya era agresiva la canción, los coros añaden tensión con su crescendo poderoso, y su desembocadura casi inaudible. Aún me cuesta trabajo escuchar esta canción completa sin hacer una mueca.
Por último, una canción tétrica aunque no tan agresiva, "The Sleepwalkers" es otra enorme canción, la cual se ve favorecida por ese riff de metales y vientos tan sonoramente accesible, que se repetirá durante la primer mitad de la canción. Lo mismo, la voz de Hamill parece ser más amable, más allá de que la temática lírica es una especie de versión setentera de The Walking Dead. Luego de una suerte de cha cha cha un tanto extraño, pero que increíblemente no suena tan mal, entramos a la intensa segunda mitad de la canción, en donde regresa la agresividad, pero ahora con aires de despedida que le otorgan una atmósfera interesante a la canción. De ahí, el cierre "circular" de los sintetizadores, sella el álbum, y nos deja con un sabor más agradable, sabiendo que hemos soportado un cierto grado de tortura sonora, no por calidad musical, sino por agresividad sonora.
Lo más destacable de este álbum es sin duda su rareza, su excentricidad única, y la manera en que la banda se supo distinguir de muchas otras bandas dentro de la escena no sólo progresiva, sino del rock en general. Ninguna otra banda suena de esta manera, y el hecho de que toda esta energía y originalidad la hayan condensado de manera excepcional en esta joya, la convierte en un objeto de culto y de colección.
martes, 27 de junio de 2017
Álbumes Históricos: Let It Bleed (1969)
El que, desde mi perspectiva, es el álbum más fino de los Rolling Stones, de principio a fin, Let It Bleed nos muestra a unos músicos en plenitud creativa e interpretativa, en tan sólo 9 canciones dejan constancia de su altísimo nivel musical, con una música que si bien de inicio no es la más destellante o atractiva, sí que lo es cuando se le escucha un par de veces y se asimila su homenaje a las raíces del rock.
En ese punto de la historia, el rock sufría un cambio generacional, los Beatles estaban agonizando como banda, la invasión inglesa estaba por terminar, la psicodelia era el sonido de moda, de una manera abrumadora todas las bandas querían ser psicodélicas, e incluso la psicodelia se encontraba también en una trancisión hacia el rock progresivo que predominó en la década siguiente. Ante esto, los Rolling Stones se arriesgaban no sólo a ser ignorados, por el hecho de no pertenecer a ninguno de estos movimientos de moda, sino que se les pudo haber catalogado de anticuados.
Nadie quería regresar al blues, al gospel, al country. Todos esos sonidos parecían haberse borrado del mapa de manera contundente, sin embargo, he aquí la prueba de que estos sonidos de antaño también podían evolucionar, y adaptarse a las nuevas corrientes sonoras. Y la mezcla de rock duro con blues amalgamó de una manera tan perfecta, que al día de hoy, músicos como Jack White aún siguen tocando el estilo y la fusión que de manera ingeniosa los Stones inauguraron hace casi 50 años.
La obra abre de manera portentosa con el tema más accesible del álbum, la rockerísima "Gimme Shelter", una canción abiertamente de protesta, con ecos al rythm & blues de 20 años atrás, pero con un poderosos background rocanrolero, y un coro gospel que se luce sobremanera. Repito, esta fusión que inauguraron los Rolling Stones fue tan fantástica que aún perdura, y la muestra de ello es el hecho de que esta canción suena tan actual y fresca como si hubiese sido grabada en este mismo año.
El segundo tema, "Love In Vain" es un triste blues (valga la redundancia) sacado de un bar de mala muerte, que se rinde ante la nostalgia propia de la soledad, y que con ecos al country, baja las revoluciones aceleradas del primer tema, de una manera incluso sana para nuestros oídos, puesto que con la intensidad de los temas que siguen, se necesitaba un respiro sonoro. Inmediatamente después, nos trasladaremos a una granja del sur de la unión americana, mediante las melodías de la típicamente redneck "Country Honk", sin que ello sea necesariamente algo negativo. El fiddle, o violín campirano, es la estrella de esta canción, de la que habría una versión rockera mucho más conocida; sin embargo, esta versión "rural" es la original del álbum, y como tal, enriquece en demasía el concepto del álbum, destacando otra faceta de las raíces del rock, además haciéndolo con una canción llena de melodías tan arquetípicas del género country, como memorables y cercanas al pop. Esta canción será de las más fácilmente recordables de todo el álbum.
En contraste, "Live With Me" es un enérgico rock duro, donde el riff de bajo nos dará la bienvenida, y posteriormente las poderosas guitarras y la trepidante batería complementarán una de las canciones más rockeras del historial stoniano. La letra resulta ser una sátira a la misoginia que se vivía en la época de manera tan natural e inadvertida, en la que el vocalista invita a una mujer a vivir con él, explicándole sus hábitos y requerimientos domésticos, para que ella se acople a ellos. Nada de esto funcionaría sin la energía transmitida por el rock de sepa de la canción. Especial atención a los momentos finales, en donde se destrampará dicha energía, y terminará explotándonos en los oídos de manera estremecedora. Por su parte, "Let It Bleed" es una canción mucho más tranquila, más cercana al rock pop de los Beatles, aunque preponderando una base bluesera que aparentemente es inherente a cualquier canción de los Rolling Stones, aunque ellos no se lo propongan así. La canción también va en constante crescendo, sin llegar a los niveles de explosividad de la canción anterior, pero sí logrand cerrar una canción que co las escuchas iremos apreciando y dándole su valor justo.
La segunda mitad del álbum abre con la impresionante "Midnight Rambler", un típico blues de la zona norte de los Estados Unidos, especialmente el que se hacía en Chicago, pero con una altísima dosis experimental que hace de este tema un auténtico viaje sonoro. El delicioso riff, la armónica tocada estupendamente por Jagger, y la base rítmica de altísima finura se destacan por igual, todos los elementos que conforman el tema son tan fantásticos que no dejan a los demás que resalten. Una de las canciones más disfrutables de todo el álbum. "You Got The Silver" es otro número de blues, ahora cantado por el guitarrista Keith Richards, que al igual que "Love In Vain" funciona de maravilla para relajar a nuestros oídos, aunque la de Richards es mucho más fina que la de Jagger.
"Monkey Man" es otra estupenda canción de rock, en donde las guitarras se lucen como en ninguna otra canción del álbum. Incluso podemos escuchar la alta influencia que esta canción tuvo en álbumes completos, como el "No Wow" de los Kills, de 2005, o el "De Stijl" de los White Stripes, de 2000. La correcta amalgama de sonidos anteriores con sonidos modernos se ejemplifica a la perfección en este tema, que nos hará amar más y más el sonido de las guitarras rockeras.
Finalmente la épica coda, esplenodorosa y majestuosa, "You Can't Always Get What You Want" es un tema que de inicio suena grandilocuente, con esos coros tan pulcros, tan europeos, pero que sólo son un falso inicio, puesto que la canción en realidad es un folk blues que se transforma en rock a lo largo de sus siete minutos de duración. En un determinado momento, los coros limpios se transforman en coros deliciosamente gospel, americanos y estremecedores; aunque cerca del final escucharemos ambos, se fusionan a la perfección sin sonar pretenciosos. La canción, como podremos anticipar, es una obra majestuosa y gigantesca, que cierra el álbum con la misma finura con la que abrió, y con la que se desarrolló.
La obra más sofisticada de los Rolling Stones, una obra que no tiene fallas, que no tiene momentos de debilidad, en la que los nueve temas son tan diferentes y con personalidades tan definidas, como conceptualmente hermanados. La obra que revivió las raíces del rock, las volvió a poner en el escenario de moda, y que las evolucionó en rock de raíz. Lo único que se puede hacer al escuchar un álbum así es algo simple: déjalo sangrar.
miércoles, 21 de junio de 2017
Recomendación express: Arthur Russell - World Of Echo (1986)
Un álbum tan exquisito como desconocido, esta joya experimental de 1986 representa la cima artística de este ignoto ejecutor y compsitor del cello y de otros instrumentos no menos inusuales, originario de Iowa.
Las delicadas atmósferas y las extrañas melodías hacen de esta obra un imprescindible de quienes gustan de sonidos nuevos, únicos y evocadores. Recomendadísimo de principio a fin, una joya que no se arrepentirán de haber adquirido.
Amantes de la nostalgia, amantes de la melancolía, amantes del indie, disfruten.
Track Listing
"Tone Bone Kone" – 1:05
"Soon-to-Be Innocent Fun / Let's See" – 9:36
"Answers Me" – 2:11
"Being It" – 5:17
"Place I Know / Kid Like You" – 3:28
"She's the Star / I Take This Time" – 4:57
"Tree House" – 2:15
"See-Through" – 2:10
"Hiding Your Present from You" – 4:17
"Wax the Van" – 2:11
"All-Boy All-Girl" – 3:44
"Lucky Cloud" – 2:53
"Tower of Meaning / Rabbit's Ear / Home Away from Home" – 4:38
"Let's Go Swimming" – 2:42
martes, 20 de junio de 2017
Álbumes históricos: Dark Side Of The Moon
Existen expresiones artísticas universales, que trascienden los gustos, preferencias, cultura y costumbres de la gente, expresiones que atraviesan el alma y la mente de los seres humanos por su enorme calidad artística, su universalidad expresiva y su atractivo explícito. No importa que sea una novela de terror, una escultura religiosa, una pintura surrealista e incomprensible, o un álbum de rock progresivo, eventualmente llegará a los sentidos de mucha gente, les hablará en cierto sentido y les transmitirá algo que dé sentido a su visión de las cosas, y les aporte una nueva perspectiva, una mucho más humana y trascendente, menos tangible y cuantitativa.
Así sucedió en 1973, cuando Pink Floyd, banda británica dedicada a hacer rock progresivo en su mayoría, decidió entrar al estudio y grabar una obra magna que quedará grabada en la eternidad como una de las mayores muestras artísticas en la historia de la humanidad. Un álbum que trata temas tan humanos y cotidianos, y los aborda de una manera tan universal y perfecta que es inevitable sentir identificación sonora, lírica e intelectual con cada uno de los cortes del álbum. Son 10 temas los que le conforman, 10 joyitas que cimbran nuestro espíritu y lo descomponen pieza por pieza, sembrándole una visión profunda de las cosas habituales de nuestra vida, y reconstruyéndonos tan delicada y perfectamente como lo es la construcción de cada tema.
¿Quién no ha sentido que trabaja demasiado, y que sacrifica enormidades en aras del trabajo? ¿Quién no se ha sentido en una prisa constante, sin razón aparente? ¿Quién no ha endiosado al dinero, de manera tan vacía e inocente? ¿Quién no ha discriminado, o se ha sentido discriminado en cuanto a gustos, preferencias, situación social o económica, o incluso en cuestiones raciales? ¿Quién no ha desperdiciado tiempo valioso en nimiedades? ¿Quién no ha sentido miedo de morir? Es impresionante la universalidad de los temas tratados en las canciones, y la profundidad con que se les trata. No es sólo un testimonio, es una profunda crítica y autocrítica de la humanidad, en sus naturales y arraigados defectos.
El álbum se intitula "Dark Side Of The Moon", es decir, el lado oscuro de la luna. Esa luna que vemos todos, que admiramos todos, que aparece casi todas las noches, que ilumina nuestros momentos de más oscuridad. Esa misma luna de la que sólo conocemos la parte brillante, mientras que su cara opuesta nos es totalmente desconocida. Una metáfora más sobre nuestro rol en la vida y en la sociedad. La parte que brilla, la que todos ven, es sólo la mitad de quien somos. La mitad oscura que nadie conoce, revela quién somos en realidad. Somos eso, un ente dividido en dos mitades, y necesitamos concientizar ambas mitades para hallarnos a nosotros mismos, y por ende, hallar la felicidad plena.
El álbum abre con el primer sonido que escuchamos en nuestra vida, los latidos del corazón de nuestra madre. "Speak To Me" nos da la bienvenida a esta cumbre musical, de poco más de un minuto de latidos, acompañados de un breve prefacio de lo que escucharemos a lo largo del álbum. El crescendo final del primer tema, es la apertura del segundo, "Breathe In The Air", una suave y relajada canción, lo cual contrasta con la temática de la misma. El exceso de trabajo, la entrega de la vida a una ocupación que acapara a los demás aspectos de nuestra vida, la forma en que tiramos nuestros mejores años en un trabajo, y descuidamos otras cosas más trascendentales, de manera incluso enfermiza. Desde este tema, la banda pone en claro el sonido general del álbum, un sonido amigable, sensibilizador y lleno de un sentido humano muy explícito, que no cuesta trabajo entrar en los oídos de prácticamente nadie, un hecho tan meritorio como pocas veces visto en la historia del arte.
De inmediato aparece "On The Run", el tercer track, uno con una alta presencia de sintetizadores y sonidos ambientales llenos de neurosis y aceleración. Y es que precisamente ese es el tema que aborda este experimental corte, la prisa constante en la que llegamos a vivir, en donde no nos tomamos ni un minuto para respirar, para sentir, para vivir, sólo vivimos cegados por las responsabilidades y no nos damos un aire. Contrastante con esta canción, el cuarto track, "Time", nos habla de las maneras tan absurdas e inconscientes en las que desperdiciamos nuestro tiempo, nuestros mejores años de vida, en espera de que una "gran oportunidad" llegue a nuestras manos así, sin el menor esfuerzo. Musicalmente es una canción exquisita de principio a fin, desde la introducción experimental, como de truenos retumbando en nuestro interior, pasando por las rockerísimas y ásperas estrofas, intercaladas con suaves coros femeninos. De resaltar la versatilidad en las voces tanto de David Gilmour (guitarrista) como de Rick Wright (tecladista), que pueden sonar tan rockeras en un inicio, y tan sensibles en los coros. Además, el elemento más delicioso de toda la canción es el maravilloso solo de guitarra de Gilmour, que transmite tanta agresividad y tanta suavidad, que nos estremece al borde de las lágrimas. Una expresión sublime.
En este punto, ya estamos entregados totalmente al álbum, ya estamos rendidos ante su magnificencia, y el siguiente tema no va a ser sino la mera confirmación de que estamos ante un portento musical. "The Great Gig In The Sky", el miedo a la muerte, la desgarradora voz de Clare Torry, el increíble piano de Wright, la explosión musical, la calma después de la tormenta. No existe algo así de maravilloso en la historia del rock, nada como esto. Sin duda, todos llegamos a las lágrimas con esta canción. Estamos ante un álbum de otro mundo, de otra época. Un álbum inalcanzable.
"Money" nos regresa drásticamente al ámbito terrenal, mundano y banal. La exaltación del dinero como fin y no como medio, así como la manera en la que nos afecta inevitablemente en nuestro diario vivir. Un riff excepcional en 7/8, bluesero de raíz, memorable como pocos. Se trata de la canción más conocida del álbum, y sin duda es la que más accesibilidad tiene, debido a los elementos ya mencionados. La trancisión al siguiente tema, funciona tanto musical como conceptualmente. La discriminación por la situación económica y social se hace presente en "Us and Them", una obra poderosa, cantada en su totalidad por Wright, contiene elementos de gospel y de soul, aunque la sensibilidad rockera es el elemento más notorio. La suavidad de las percusiones, el terso y aterciopelado sonido del saxofón, y la educada voz de Wright nos van a enamorar desde el principio mismo de la canción. En contraste, la intensidad y el poder del coro, sólo logra estremecernos y nuestros oídos se abren más a la sensibilidad del álbum. Casi 8 minutos no nos bastarán, y vamos a querer más minutos de esta maravilla.
"Any Colour You Like" es un corto jam instrumental, mucho más alegre que su antecesor, más colorido, como su nombre lo refiere, aunque conceptualmente, centra la discriminación del tema anterior en un ámbito racial. Los sintetizadores aquí brillan como en ninguna otra canción del álbum, y ello se debe precisamente a la naturaleza más jovial y fresca del tema. Sin embargo, los temas oscuros regresan pronto con "Brain Damage", un estado de "locura sana" al que todos llegams luego de llevar una vida con los elementos presentados en todos los temas anteriores. Es decir, viviendo con prisa nos volvemos neuróticos, viviendo con adicción al trabajo con volvemos dependientes de él, y aisaldos del mundo, viviendo adorando al dinero nos vovlemos avariciosos e insensibles, etc. Esta locura es el punto más oscuro de todo el álbum, e incluso ello se representa con el hecho de que Roger Waters (bajista) es quien se encarga de las voces del álbum, tomando en cuenta que su voz tiene un rango vocal más bajo, y alcanza tonalidades más graves que las de sus compañeros. Queda de manifiesto la nostalgia en la canción, y ello se debe a que el tema tenía una dedicatoria a su antiguo amigo (que se volvió loco) Syd Barrett, por lo cual las notas reflejan una melancolía arraigada e ineludible, que de manera natural elevan el nivel de la canción.
Para finalizar, tenemos la épica coda, un crescendo de dos minutos en donde se resume toda una vida, con defectos y virtudes, con aciertos y errores, resaltando la naturaleza humana en cada uno de esos aciertos y errores, y situando la vida humana en su justa posición, como algo tan importante en el mundo, como pequeño e intrascendente en el universo. La frase con la que se acaba el álbum, "Everything under the sun is in tune, but the sun is eclipsed by the moon", representa esto mismo, de una manera tan artística como directa.
Caemos en cuenta que estamos ante uno de los 3 mejores álbumes de rock de la historia, por calidad, por trascendencia, por popularidad, por nivel de impacto, y por las consecuencias musicales que consigo trajo. Un álbum completo, perfecto, carente de fallas, lleno de virtudes, un álbum que describe al ser humano como ningún otro. La oscuridad queda expuesta, los secretos salen a la luz, y la verdad, como siempre, sale de su escondite.
lunes, 12 de junio de 2017
La espiral descendente
La agresividad es una característica humana tan natural como
lo es el amor o la compasión, todos nacemos con particularidades propias de la
naturaleza humana, instintos y actitudes primitivas que aún nos atan a nuestros
ancestros primates. La agresividad es ciertamente una muestra de nuestro lado
animal más persistente. Sin embargo, cuando la agresividad se mezcla con otras
emociones, más cercanas a lo humano y más lejanas de lo animal, puede
trascender y dejar de ser un comportamiento instintivo para ser una actitud
evolucionada que sólo lo seres humanos hemos alcanzado.
En el arte es similar, la agresividad por sí sola es
grotesca y cruda, sin embargo, cuando se mezcla con otras características como
la frustración, la debilidad, la sexualidad o el miedo, pasa a ser un asunto
muy fácil de expresar mediante las distintas formas artísticas que los seres
humanos hemos desarrollado a lo largo de nuestros miles de años de evolución. Un
caso de música agresiva, y artísticamente enorme, es el de “The Downward Spiral”,
álbum de Nine Inch Nails publicado en 1994, en el que las vísceras y las
debilidades humanas quedan expresadas de manera contundente mediante música que
va de lo agresivo a lo perturbador, y de lo intenso a lo sublime.
Las canciones del álbum son poderosas, son crueles, son
brutalmente honestas y controversialmente transgresoras. Desde la potente “Mr
Self Destruct” notamos la impresionante contundencia del álbum, mientras Trent
Reznor nos explica una a una las cosas que nos hacen auto destruirnos poco a
poco mientras las asimilamos sin cuestionamiento alguno. Musicalmente tenemos
una canción directa, con uso de potentes sintetizadores e instrumentos
convencionales altamente procesados y modificados con el uso de herramientas
tecnológicas y softwares como pro tools. La engañosa tranquilidad de la mitad
de la canción es más una tensa calma que un alivio sonoro. Para finalizar, un
ruidoso rechinar de múltiples guitarras, sin mayor sentido que el de
desorientarnos y alterar nuestros nervios. El segundo tema es el
perturbadoramente tranquilo “Piggies”, un delicado y oscuro tema en donde se
exploran algunos de los momentos más sublimes del álbum, aún con todo lo
malévolo que pueda sonar en primera instancia. Una vez que Reznor nos revienta
los tímpanos con sus golpeteos a la batería, los cuales indican el inicio del
fin de la canción, pareciera que la sensibilidad que tan difícilmente -con un
hilito- se mantuvo en la canción, se destrozara en mil pedazos, sin embargo,
esas notas finales descendentes, van a ser de los momentos más dulces y deliciosos
de todo el álbum. Sí, son estremecedoras, sí, se retuercen nuestras entrañas
con ellas, pero también es cierto que son de una belleza única.
Por su parte, “Heresy” es todo lo opuesto, un golpe a
nuestros oídos desde las percusiones procesadas que parecen sacadas de una
enorme maquinaria industrial, como de los enormes pistones del Titanic,
contrastando con la aguda y satírica voz de Reznor, quien en el coro explota y
cuestiona abiertamente las creencias de todos. A destacar el riff de guitarra
que aparece en la segunda estrofa, que es delirante. Otra maravilla es la
breve, concisa y metalera “March of the Pigs”, una muestra de agresividad en un
compás complejo -que va de los 7/8 a los 15/8- y que, de manera en verdad brillante,
se apaga súbitamente con el delicadísimo y delicioso cierre del coro (“Doesn’t
it make you feel better?”) y su dulce piano. Un breve brillo que en automático
eleva el nivel de la canción en potencia mil. “Closer” es el tema más conocido
del álbum, gracias a su singular video musical, el cual se adapta perfectamente
a la crudeza de su letra. Una sexualidad extrema y explícita, sustentada en
música de lo más perturbadora y revuelve-entrañas que se haya escuchado jamás.
La progresión melódica y el constante crescendo de la canción hace que se
vuelva en un tema musicalmente épico, al grado de estremecernos en el último
minuto de canción, una vez que caemos en cuenta de todo lo que ha crecido la
canción y de todo lo que nuestros oídos han sostenido, de manera tan gradual y
tan poderosa. Sí, es sin duda uno de los mejores temas del álbum.
“Ruiner” es un tema más cercano al rock, sobre todo en su
instrumental sección intermedia, aunque lo más destacable es el portentoso y
épico coro de la canción, en donde la oscuridad de las estrofas se convierte en
una intensa luz sonora, majestuosa y suntuosa. Otra gran joya es “The Becoming”,
una impresionante canción de pérdida de uno mismo, de ausencia de identidad, y
de un deseo vehemente de regresar a como dé lugar, de librarse de la voz
interna que nos aprisiona y nos limita, todo esto expresado en una letra
perfectamente construida, y tan directa como pocas. De inicio escuchamos un
riff de sintetizador en 7/8, el cual se sostiene por una melodía de percusiones
igual de singular, y que se mantiene durante los dos ciclos de estrofa-coro
iniciales. En un determinado momento Reznor explota, y la música se tranquiliza
(con guitarra acústica incluida, lo cual es de destacar en un álbum como este)
para dar pie a la impresionante explosión final, una auténtica catarsis sonora
en la que Reznor se quiere librar de sus demonios (“It won’t give up, it wants
me dead, goddamn this noise inside my head”). Un momento verdaderamente
sublime; dentro de su agresividad, dentro de su catártica petición, se
encuentra una necesidad tan humana como la de respirar, por librarse de las
cadenas mentales, y de hallar la redención con uno mismo. Espeluznante.
A continuación, está “I Do Not Want This”, una arquetípica canción
de NIN, muy similar al sonido que escucharíamos en su posterior álbum “With
Teeth”, la canción se sostiene en una melodía de percusiones muy singular, y un
piano meticuloso, que sólo por momentos brilla, pero que mantiene un perfil
bajo. “Big Man With A Gun”, una referencia al miembro masculino, una oda a la
misoginia y a la perversión, sin duda uno de los temas más oscuros de todo el
álbum. Por su parte, “A Warm Place” es un descanso sonoro, una pieza
instrumental que por un instante nos hace olvidar la oscuridad del álbum, y que
nos da el respiro necesario para afrontar el poderoso cierre del álbum.
Éste poderoso cierre comienza con “Eraser”, en lo particular
una de mis canciones favoritas del álbum. Todo comienza con lo que
aparentemente es Trent Reznor soplando en un popote frente al micrófono, y
mientras tratamos de dilucidar qué sonido escuchamos, aparecen las potentes
percusiones -casi bailables- que en ningún momento nos aburren, y que van recibiendo
poco a poco a otros instrumentos hasta que la música ya es insostenible, debido
a su enorme intensidad. Es justo en este momento que se nos regala un momento
sublime, un piano brillante y la voz de Reznor, en modo suave, recitando una
serie de verbos conjugados en segunda persona. Tan breve y efímero, como dulce
y delicioso es este momento, que luego se transforma en una metalera y poderosa
serie de verbos conjugados en primera persona, con una guitarra fantástica y una
agresividad irónicamente disfrutable. Una joya.
“Reptile” es otra gran canción, una que mantiene su crudeza
por casi siete minutos, y que en su estructura musical podría ser de las más
convencionales del álbum, aunque sonoramente es de las más oscuras. La
ambientación, como de marcha militar, le da un toque único a esta canción,
mientras que su acercamiento al rock es más que notorio. El penúltimo tema es
el homónimo “The Downward Spiral”, un tema a mi modo de ver satírico, que habla
del suicidio mientras de fondo podemos escuchar una música con un filtro, que
hace que suene como apagada, como lejana, y que se acerca mucho al estilo
grunge de Nirvana, por lo que mi deducción es que esa canción llevaba una
dedicatoria muy clara.
Para cerrar el álbum tenemos otro tema gigantesco, la
ominosa “Hurt”, que años después se haría famosa gracias al cover de Johnny
Cash (que, de alguna manera, comparada con la versión original, sonaba
optimista). La letra es absolutamente desgarradora, un arrepentimiento tan
cruel y una aceptación de vida miserable tan honesta como estremecedora. La
música le acompaña, especialmente en el crescendo constante del coro, haciendo
de ésta una de las canciones más impresionantes, me atrevo a decir, de toda la década
de los años 90. El espeluznante final es el broche de oro que un álbum así de
increíble necesitaba.
Sin duda estamos ante una de las magnas obras de toda la
historia del rock, la manera en que se conjugaron elementos tan oscuros y
tenebrosos, con otros más artísticos y dotados, hacen de este álbum una
perfecta mezcla de luz con oscuridad, de dulce con amargo y de aceptación con
rechazo. Un álbum de otro planeta.
viernes, 2 de junio de 2017
El extraño Blueberry Boat
En la historia del rock han existido diversas agrupaciones y artistas a los que podríamo llamar excéntricos, ya sea por la manera de vestir, de maquillarse, de aparecer en el escenario o por que la música misma es así, excéntrica. En esta úlima división podría entrar una de las bandas más sui generis del nuevo siglo, me refiero a los cosanguíneos Fiery Furnaces, una pareja de hermanos (Matthew y Eleanor Friedberger) con mismas ideas y mismos desórdenes musicales que los ha llevado a grabar un considerable número de álbumes, todos con su marca registrada de rareza y excentricidad musical.
Uno de ellos es su delicioso y delirante segundo álbum, Blueberry Boat, de 2004, en el cual los elementos de experimentación están presentes en todo momento. Podemos notar ciertas reminiscencias del rock progresivo de los años setenta, así como el art rock de finales de lo años sesenta, desarrollado por gente como Frank Zappa o Captain Beefheart, y que mezclados con elementos del nuevo milenio, y una delicada y suave voz femenina, hacen de la música algo único e irrepetible. 13 temas son los que componen este delicioso álbum, todos por demás interesantes y divertidos, y todos con algún momento delirante, y un momento delicioso.
La obra abre con la inusual "Quay Cur", una obra de más de 10 minutos en la que los sintetizadores son los elementos principales, y en la que los cambios de ritmo a lo largo de la obra se van secuenciando de manera descendente en energía, y ascendente en sensibilidad. La introducción de más de 2 minutos es una serie de sonidos sobrepuestos en una base rítmica cancina, hasta que la dulce voz de Eleanor aparece para introducir una melodía pegajosa y extraña a la vez, y se mantendrá así por al rededor de dos minutos más, hasta que la canción estalle por primera vez, ahora con la voz de Matthew, y acelerando las revoluciones al doble con una letra que de por sí ya era extraña, y que con esto parece sacada de la mente de un esquizofrénico. La delicadeza llega más adelante, en la tercer sección, en donde Eleanor reaparece como voz principal, para cantar una serie de sinsentidos que suenan de maravilla y que acompañados de la nostálgica guitarra y las resonantes percusiones, convierten a esta en una de las scciones musicales más bellas de la música del nuevo siglo. Finalmente la canción regresa al motivo inicial, para finalizar con broche de oro, y abrirnos las puertas del álbum de forma espléndida.
"Straight Street" es una canción un tanto más alegre, con el piano como elemento base, y con la típica hiperactividad lírica que ya hicieron patente en la canción inicial, y con un coro que baja las revoluciones brevemente, en un ejercicio que se repetirá un par de veces más, hasta finalizar esta interesante canción. Otra joyita al nivel de la inicial es la homónima "Blueberry Boat", una emotiva pieza que narra las desventuras de Eleanor, en su papel de capitana de un barco que transporta moras azules, que se resiste a un asalto de piratas en pleno alta mar, sacrificando su propia vida. La música es delirante a más no poder, los sintetizadores se lucen de principio a fin en una serie de melodías que de inicio suenan infantilescas, pero que alcanzan picos de emotividad esplendorosos, y que con un par de rupturas, complican un poco la canción, sin dejar que se pierda en las diversas secciones, recuperando su esencia hacia el final de la canción, y regalándonos 9 minutos de absoluto disfrute. La genialidad persiste en el siguiente track, el portentoso "Chris Michaels", un tema que remite mucho a The Who en la época de "Tommy", y en donde los sintetizadores ceden un poco el terreno a instrumentos más rockeros (piano, guitarra, bajo y batería). Las múltiples secciones que conforman esta obra gigantesca son en sí mismas unas pequeas joyas, algunas aceleradas, otras sublimes, algunas cantadas por Eleanor, otras cantadas por Matthew, todas de altísima calidad y de un sentido melódico destacadísimo. La complejidad no está peleada con la melodía pegajosa. El vendaval musical que representa esta canción es uno de los momentos musicales más grandiosos del nuevo siglo, sin dudas.
La calma hace acto de presencia en "Paw Paw Tree", una lenta y sombría canción que baja las revoluciones y nos serena luego del aturdimiento sonoro aceleradísimo del genial tema anterior, y da pie al simpático, aunque un tanto olvidable "My Dog Was Lost But Now He's Found", una oisea lírica de Eleanor que busca a su perro desaparecido, luego de haberle gilpeado severamente. Musicalmente destaca el piano, como base del tema, y el cierre ligeramente emotivo. Luego aparece otra gran joya, "Mason City" es un deleite de principio a fin, aquí la complejidad desaparece un poco (sólo un poco, puesto que son 3 secciones las que conforman esta obra), y la sensibilidad se adueña de esta canción. La primera parte es una bella y rítmica pieza alegre, a base de piano, que disfrutamos infinitamente. La segunda sección es un tanto más sombría, ahora con la voz de Matthew, el piano se limita a tocar unas pocas notas, y las percusiones retumban al fondo, pero toda esta amargura desaparece en la bellísima tercer sección. Regresa Eleanor a darle voz a esta nostálgica y entrañable pieza musical que sirve como cierre de la gran obra, y que nos demuestra el grado de sensibilidad que puede alcanzar una banda así de excéntrica e hiperactiva.
La última gran canción (en duración) es "Chief Inspector Blancheflower", una extraña pieza compuesta (como las otras piezas extensas) de múltiples mini secciones, ahora más experimentales que en temas anteriores, pero que en conjunto conforman una obra completa y divertida. De inicio, suena como videjuegos de 8 bits, con la voz de Matthew como la principal, y con el piano resonando por momentos. Luego aparece Eleanor con una sección mucho mas amistosa y melódica, con una estructura más definida y que nos resulta mucho más fácil de asimilar, y más placentera de escuchar. La sección soguiente retoma un poco la sensibilidad de la canción anterior, otra vez con el piano como estelar, y ahora es Matthew quien se encarga de llenar nuestros oídos de la sensibilidad vocal, cosa que le cuesta un poco de trabajo lograr, pero que la música le ayuda bastante en ello. Finalmente, en la última sección ambos hermanos alternan en la voz principal, en una melodía extraña que desemboca en un solo de guitarra triste y desolado, para así concluir esta extraña canción.
"Spaniolated" es una emotiva y corta pieza, que suena por momentos épica y que mantiene los estándares melódicos en su nivel más alto. Por su parte "1917" es una extraña canción dividida en dos mitades, la inicial por momentos me recuerda (en estructura) a "Black Angel's Death Song" de Velvet Underground, pero que aquí maneja un sentido melódico un tanto más accesible, aunque en esencia es una experimentación sonora muy muy interesante, y no tarda en convertirse en otro de los íconos del álbum para nuestros oídos. La segunda es una nostálgica melodía de estructura normal (piano, bajo, batería), que también aprenderemos a disfrutar, aunque contraste tanto con la primera parte, y aunque nos hubiera gustado que la canción sólo tuviera a la mencionada mitad inicial. "Birdie Brain" es una canción que roza en lo pop, las melodías son simples, y la progreión musical es bastante accesible. De no ser por todos los sonidos raros y deliciosos que dan una atmósfera peculiar a la canción, podríamos jurar que se trata de un pop bobalicón e intrascendente (que no lo es). "Turning Round" es una emotivísima y berve pieza que crece en intensidad, y que nos pondrá la piel chinita indudablemente; se trata de uno de los momentos más destacados del álbum. Por último, "Wolf Notes" es otra emotiva pieza, compuesta de 3 secciones, la primera experimental y asombrosa, la segunda emotiva y entrañable, la tercera con la melodía más memorable de la canción, que funciona bien como melodía de cierre.
Éste es sin duda uno de los álbumes mas extraños que se han grabado en o que llevamos del nuevo siglo, y eso es algo que agradecemos, ya que las propuestas originales parecen estarse extinguiendo, y el hecho de que un dueto de hermnos tan peculiares como ests, nos regalen canciones así de buenas, y álbumes así de únicos, se traduce en una luz de verdadero arte, y de una esperanza musical estremecedora.
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