viernes, 2 de junio de 2017

El extraño Blueberry Boat



En la historia del rock han existido diversas agrupaciones y artistas a los que podríamo llamar excéntricos, ya sea por la manera de vestir, de maquillarse, de aparecer en el escenario o por que la música misma es así, excéntrica. En esta úlima división podría entrar una de las bandas más sui generis del nuevo siglo, me refiero a los cosanguíneos Fiery Furnaces, una pareja de hermanos (Matthew y  Eleanor Friedberger) con mismas ideas y mismos desórdenes musicales que los ha llevado a grabar un considerable número de álbumes, todos con su marca registrada de rareza y excentricidad musical.

Uno de ellos es su delicioso y delirante segundo álbum,  Blueberry Boat, de 2004, en el cual los elementos de experimentación están presentes en todo momento. Podemos notar ciertas reminiscencias del rock progresivo de los años setenta, así como el art rock de finales de lo años sesenta, desarrollado por gente como Frank Zappa o Captain Beefheart, y que mezclados con elementos del nuevo milenio, y una delicada y suave voz femenina, hacen de la música algo único e irrepetible. 13 temas son los que componen este delicioso álbum, todos por demás interesantes y divertidos, y todos con algún momento delirante, y un momento delicioso.

La obra abre con la inusual "Quay Cur", una obra de más de 10 minutos en la que los sintetizadores son los elementos principales, y en la que los cambios de ritmo a lo largo de la obra se van secuenciando de manera descendente en energía, y ascendente en sensibilidad. La introducción de más de 2 minutos es una serie de sonidos sobrepuestos en una base rítmica cancina, hasta que la dulce voz de Eleanor aparece para introducir una melodía pegajosa y extraña a la vez, y se mantendrá así por al rededor de dos minutos más, hasta que la canción estalle por primera vez, ahora con la voz de Matthew, y acelerando las revoluciones al doble con una letra que de por sí ya era extraña, y que con esto parece sacada de la mente de un esquizofrénico. La delicadeza llega más adelante, en la tercer sección, en donde Eleanor reaparece como voz principal, para cantar una serie de sinsentidos que suenan de maravilla y que acompañados de la nostálgica guitarra y las resonantes percusiones, convierten a esta en una de las scciones musicales más bellas de la música del nuevo siglo. Finalmente la canción regresa al motivo inicial, para finalizar con broche de oro, y abrirnos las puertas del álbum de forma espléndida.

"Straight Street" es una canción un tanto más alegre, con el piano como elemento base, y con la típica hiperactividad lírica que ya hicieron patente en la canción inicial, y con un coro que baja las revoluciones brevemente, en un ejercicio que se repetirá un par de veces más, hasta finalizar esta interesante canción. Otra joyita al nivel de la inicial es la homónima "Blueberry Boat", una emotiva pieza que narra las desventuras de Eleanor, en su papel de capitana de un barco que transporta moras azules, que se resiste a un asalto de piratas en pleno alta mar, sacrificando su propia vida. La música es delirante a más no poder, los sintetizadores se lucen de principio a fin en una serie de melodías que de inicio suenan infantilescas, pero que alcanzan picos de emotividad esplendorosos, y que con un par de rupturas, complican un poco la canción, sin dejar que se pierda en las diversas secciones, recuperando su esencia hacia el final de la canción, y regalándonos 9 minutos de absoluto disfrute. La genialidad persiste en el siguiente track, el portentoso "Chris Michaels", un tema que remite mucho a The Who en la época de "Tommy", y en donde los sintetizadores ceden un poco el terreno a instrumentos más rockeros (piano, guitarra, bajo y batería). Las múltiples secciones que conforman esta obra gigantesca son en sí mismas unas pequeas joyas, algunas aceleradas, otras sublimes, algunas cantadas por Eleanor, otras cantadas por Matthew, todas de altísima calidad y de un sentido melódico destacadísimo. La complejidad no está peleada con la melodía pegajosa. El vendaval musical que representa esta canción es uno de los momentos musicales más grandiosos del nuevo siglo, sin dudas.

La calma hace acto de presencia en "Paw Paw Tree", una lenta y sombría canción que baja las revoluciones y nos serena luego del aturdimiento sonoro aceleradísimo del genial tema anterior, y da pie al simpático, aunque un tanto olvidable "My Dog Was Lost But Now He's Found", una oisea lírica de Eleanor que busca a su perro desaparecido, luego de haberle gilpeado severamente. Musicalmente destaca el piano, como base del tema, y el cierre ligeramente emotivo. Luego aparece otra gran joya, "Mason City" es un deleite de principio a fin, aquí la complejidad desaparece un poco (sólo un poco, puesto que son 3 secciones las que conforman esta obra), y la sensibilidad se adueña de esta canción. La primera parte es una bella y rítmica pieza alegre, a base de piano, que disfrutamos infinitamente. La segunda sección es un tanto más sombría, ahora con la voz de Matthew, el piano se limita a tocar unas pocas notas, y las percusiones retumban al fondo, pero toda esta amargura desaparece en la bellísima tercer sección. Regresa Eleanor a darle voz a esta nostálgica y entrañable pieza musical que sirve como cierre de la gran obra, y que nos demuestra el grado de sensibilidad que puede alcanzar una banda así de excéntrica e hiperactiva.

La última gran canción (en duración) es "Chief Inspector Blancheflower", una extraña pieza compuesta (como las otras piezas extensas) de múltiples mini secciones, ahora más experimentales que en temas anteriores, pero que en conjunto conforman una obra completa y divertida. De inicio, suena como videjuegos de 8 bits, con la voz de Matthew como la principal, y con el piano resonando por momentos. Luego aparece  Eleanor con una sección mucho mas amistosa y melódica, con una estructura más definida y que nos resulta mucho más fácil de asimilar, y más placentera de escuchar. La sección soguiente retoma un poco la sensibilidad de la canción anterior, otra vez con el piano como estelar, y ahora es Matthew quien se encarga de llenar nuestros oídos de la sensibilidad vocal, cosa que le cuesta un poco de trabajo lograr, pero que la música le ayuda bastante en ello. Finalmente, en la última sección ambos hermanos alternan en la voz principal, en una melodía extraña que desemboca en un solo de guitarra triste y desolado, para así concluir esta extraña canción.

"Spaniolated" es una emotiva y corta pieza, que suena por momentos épica y que mantiene los estándares melódicos en su nivel más alto. Por su parte "1917" es una extraña canción dividida en dos mitades, la inicial por momentos me recuerda (en estructura) a "Black Angel's Death Song" de Velvet Underground, pero que aquí maneja un sentido melódico un tanto más accesible, aunque en esencia es una experimentación sonora muy muy interesante, y no tarda en convertirse en otro de los íconos del álbum para nuestros oídos. La segunda es una nostálgica melodía de estructura normal (piano, bajo, batería), que también aprenderemos a disfrutar, aunque contraste tanto con la primera parte, y aunque nos hubiera gustado que la canción sólo tuviera a la mencionada mitad inicial. "Birdie Brain" es una canción que roza en lo pop, las melodías son simples, y la progreión musical es bastante accesible. De no ser por todos los sonidos raros y deliciosos que dan una atmósfera peculiar a la canción, podríamos jurar que se trata de un pop bobalicón e intrascendente (que no lo es). "Turning Round" es una emotivísima y berve pieza que crece en intensidad, y que nos pondrá la piel chinita indudablemente; se trata de uno de los momentos más destacados del álbum. Por último, "Wolf Notes" es otra emotiva pieza, compuesta de 3 secciones, la primera experimental y asombrosa, la segunda emotiva y entrañable, la tercera con la melodía más memorable de la canción, que funciona bien como melodía de cierre.

Éste es sin duda uno de los álbumes mas extraños que se han grabado en o que llevamos del nuevo siglo, y eso es algo que agradecemos, ya que las propuestas originales parecen estarse extinguiendo, y el hecho de que un dueto de hermnos tan peculiares como ests, nos regalen canciones así de buenas, y álbumes así de únicos, se traduce en una luz de verdadero arte, y de una esperanza musical estremecedora.

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