jueves, 25 de enero de 2018

I'm so sorry. Love, Elliott. God forgive me


Todos tenemos la impresión de que ser un artista, un cantante, un cantautor, debe ser uno de los empleos más satisfactorios del mundo. A mí me encantaría tener un talento musical, y explotarlo para expresar mis sentimientos y emociones. Además, todos conocemos a grandes artistas que son millonarios, que tienen una vida de lujo y una fama incuestionable. Pero el mundo no es cuadrado, y las aristas de la vida suelen presentarse de manera tan incidental e impredecible, que es posible ver a gente sin talento y con tantas comodidades, así como ver a gente muy talentosa sin una retribución ya no digamos monetaria, sino emocional, circunstancial, de vida.

Es el caso de Steven Paul Smith, nacido en 1969, en el corazón del estado más olvidado de los Estados Unidos, Nebraska, un lugar inspiracional para obras artísticas melancólicas y emotivas . Un presagio quizás. La infancia de Smith fue muy dura, tanto que ni él mismo hablaba de ella, y prefería mantenerla en el olvido. Su vida se llenó de inestabilidades en todos los sentidos posibles. De Nebraska a Texas, de Texas a Oregon, de Oregon a California. Sus padres se divorciaron, su padrastro lo odiaba, su estancia en Texas fue un infierno. Una vida como muchas que hay en el mundo, desapercibida, anónima, indiferente ante la vista de todos. La vida es dura.

Steven tenía un talento que desde muy joven descubrió, tenía un don para las melodías, la guitarra y la poesía. Ello más que reconocimiento, le trajo hostigamiento y burlas, era relegado en el instituto y le llamaban "raro". Cosa que, claro, a muchos nos pasa, y que nadie parece dar importancia. Sobrevivir la adolescencia fue fundamental para Smith, quien pronto se graduaría en filosofía y comenzaría a explotar su talento. No más audiencias inmaduras en busca de carnada fresca de la cual aprovecharse. El mundo no es como la secundaria, debe haber más seriedad, menos burlas, más apertura. Sí, claro. Heatmiser fue el nombre de su banda, la cual formó junto con un par de conocidos de la universidad. ¿Rock alternativo?, mmm no, no era lo que vivía en su corazón, el grunge es demasiado dulce y popular para expresar la miseria que abundaba en su alma. Un par de álbumes sin trascendencia.

Steven no era un nombre que le gustara, así que decidió llamarse Elliott. Su pareja de entonces (1994) le convence de grabar un álbum en solitario, en el sótano de su casa, con una grabadora casera. El álbum (Roman Candle) se publica, aunque nadie le da importancia. Es Elliott con su guitarra, cantando cancionas folk con letras durísimas. Su alma encontraba un escaparate adecuado. Los engranes se movían, pronto la oscuridad que había ensombrecido su vida se iría, pronto la felicidad reemplazaría a la angustia, y olvidaría los años duros. Para el año siguiente ya estaba grabando su segundo trabajo en solitario.

Su segundo, su homónimo, más regular que su debut, "Needle In The Hay" es una monstruosidad que abre el álbum. Sí, es desolado, sí, es doloroso. La crudeza de la música nos engaña, esperábamos dulzura, esperábamos paz, y Smith sólo con su guitarra nos adentra en una guerra emocional interna, su guerra emocional interna. Un vistazo nos basta para admirar de lejos la belleza del caos, un caos del que sólo queremos ser espectadores, mas no partícipes. La primera línea del segundo tema es "No bad dream fucker's gonna boss me around". Así el álbum transcurre, con joyas de la tristeza del alma, como "Clementine""Satellite" o "Alphabet Town". Tanto talento en alguien tan dolido, es una gran injusticia de la vida. Pero así es la vida, tan imperfecta como hermosa. Como Elliott. Nos humaniza su dolor y su melancolía. La alienación de su vida, esa que todos vivimos cuando nos enamoramos de alguien que no es ese "alguien" que queremos en nuestras vidas. Eso es "The Biggest Lie", una escalofriante desnudez del alma. Dios, Elliott. Pobre Elliott. Pobre de mí, que tanto me identifico con esta canción, con estas letras dolidas, que parecen mías. Brutal honestidad, Elliott. Gracias por no duplicar tu voz en esta canción, Elliott, gracias por dejarnos escuchar lo tembloroso de tu garganta al cantar tu propio dolor.

En 1996 grabó su último álbum con Heatmiser, y sí, pasó desapercibido. No era lo suyo. Su talento se estaba guardando para 1997, cuando luego de algunas rupturas amorosas y emocionales más, su agujereada alma estaba lista para regalarnos más belleza cruda. "Either/Or" se llamó la joya que publicó en ese año histórico para la música. Ahora no es sólo la guitarra, ahora hay precarias percusiones y un poderoso bajo que nos retumba en los oídos cuando escuchamos tu escalofriante declaración de abandono, en donde dices "...and everybody's gone at last" con tanta satisfacción y con tanto dolor. Cómo me identifico contigo, Elliott. Me siento retado cuando de tu ronca voz escucho una línea que me da un gancho en el hígado, "nadie rompió tu corazón, tú mismo lo hiciste pues no puedes terminar lo que comenzaste". Me llenas de gozo con esa oda a la gran nada en la que todos vivimos, y nadie parece darse cuenta. Tú me entiendes, Elliott. Algunas joyas más de este gran trabajo, "Angeles""Rose Parade""Speed Trials" y otra muestra de un alma desnuda, un alma fea, lastimada, ninguneada, justo como la mía, "2:45 AM.".

Luego de eso, Smith decide irse a Nueva York en 1998, decide dejar todo atrás y comenzar desde cero. Todos tenemos derecho a comenzar desde cero, a dejar el pasado atrás, a ir a donde nadie nos conoce y ser alguien más, alguien seguro de sí mismo, alguien capaz de pertenecer. Su reseteo le trajo el álbum más preciosista de su carrera, "XO". Ahora las instrumentaciones son complejas, ahora hay canciones de amor, felices y con hermosos brillos sonoros. Sí Elliott, yo también me enamoré perdidamente, como tú, también me llené de esperanza como tú, también disfruté de la vida y la libertad, como tú. Qué hermosa es la vida, ¿cierto? Este nuevo Elliott nos hacía bailar en 2/3 sin perder su estilo, y nos llenaba de música esperanzadora. Otras canciones vivaces son "Baby Britain""Bled White" o "Question Mark". Pero no dejaba de ser Elliott Smith, no dejaba de tener dolor e impotencia en su interior. ¿Para qué intentar enamorarse, si todo siempre sale mal? Satíricamente nos regala esta línea, "...and i was bad news for you just because i never meant to hurt you". Más ironías líricas hacia quienes siempre nos quieren y se preocupan de nosotros. ¿Y la tristeza? La tristeza aparece de manera magistral en un vals íntimo, etéreo y delicioso llamado "Waltz #1". Pero en términos generales, parece ser que la vida de Smith se componía un poco.

Pero ¿quién nos prepara para la estrepitosa caída? Hay una razón por la cual las obras artísticas llenas de dolor y angustia nos pegan más que las llenas de optimismo y felicidad. Y es que el 80% de nuestra vida es desagradable, la felicidad es tan efímera, que todos conocemos al dolor y lo tuteamos, mientras que a la felicidad la saludamos de mano y nos vestimos de etiqueta para ella. Elliott Smith tenia un fuerte problema de drogas, heroína principalmente, y ello le generaba más abandonos, mas tristeza y menos ganas de complacer a las personas. Todos nos autosaboteamos, y cínicamente lo presumimos, como si de un logro se tratara. Para el año 2000, Smith había regresado a L.A. para grabar su quinto álbum, un álbum muy rockero, alimentado de amarguras y deseos de resurgir. Mientras que las canciones rockeras de "Figure 8" son realmente buenas y con letras inteligentes, como "Son of Sam""L.A.""Wouldn't Mama Be Proud?" o "Can't Make a Sound", el alma del álbum son las partes amargas y desgarradoras. Nuevamente veo mi vida reflejada en las letras de Elliott cuando dice irónicamente "oh, ¡qué sorpresa! La estupidez lo intenta", siendo que todos somos estúpidos por necedad más que por incapacidad. Además, ¿quién no hubiera querido dedicar palabras tan directas y duras como las de "Somebody That I Used To Know", o las de "Easy Way Out", a aquellas personas que tanto daño nos hicieron? Pero Elliott era dolor, Elliott era sufrimiento. Un artista de la infelicidad, de la alienación, del abandono. Qué hermosa era tu alma, Elliott, esa alma que expresaba con las notas más tristes que todo te recordaba a ella, o que nada tenía significado para ti. Cómo me hubiera gustado haber estado ahí, compartir dolencias contigo, aprender a expresarme como lo hacías tú. Tú pensaste, "debe dolerle a quien lo escuche", y metiste un melotrón al final de la canción. "Debe dolerle a quien lo escuche" y entonces repetiste incansablemente las palabras de la derrota máxima que caulquiera puede tener en su vida: "Nada tiene significado para mí". Qué genialidad, qué frialdad, qué estremecedor y aterrador por igual. Así eras tú, Elliott. Otra joya: "Ojalá me dieras tu número, ojalá pudiera llamarte hoy, sólo para escuchar una voz...", así decía Smith mientras se alejaba de nosotros, del resto lentamente, sin retorno. Nosotros lo abandonamos, o él no abandonó. Da igual en este punto, pero la forma en que lo expresó es hermosísima. "Tengo un camino largo por recorrer, cada vez me alejo más...". Ojalá te hubieras quedado, ojalá tu talento se hubiera reconocido, ojalá tu pasado se hubiera borrado, ojalá nunca te hubiera escuchado, ojalá nunca te hubieras ido.

Pero te fuiste, dejaste un álbum incompleto, irregular. Tu historia es desgarradora, y tu final, tan poético y tan acorde a tu vida. Un cuchillo en el corazón, un cuchillo que tú mismo te clavaste. ¿Que sentiste cuando el filo atravesaba tu piel, tus músculos, tu órgano vital? Ninguna canción es capaz de describir eso. Ojalá no lo hubieras hecho, pero lo hiciste.

No, la vida no es justa. No todos los músicos talentosos terminan en la gloria, Elliott tenía un enorme talento, del que muy pocos están conscientes. Su legado pronto será olvidado, su vida pronto habrá pasado desapercibida, y su inmensa obra sólo sobrevive en la mente de los menos que le alcanzamos a escuchar a tiempo. Qué hermoso es el dolor ajeno, qué bello es encontrar a alguien que expresa tus dolores de una forma en que tú jamás podrías hacerlo. Gracias Elliott, por esas tardes grises en las que tu voz y tu guitarra me sanaron, me hicieron compañía. No terminaré como tú, es definitivo, y en parte es gracias a tu cálida y cruda obra. No te olvidaré jamas, Elliott, es una promesa que hice contigo, con tu música, y conmigo mismo. Ojalá tu final hubiera sido tan cálido como tus últimas palabras, halladas en el stick en el que las escribiste:


"Lo lamento tanto. Con amor, Elliott. Dios, perdóname".


No hay comentarios.: