martes, 9 de enero de 2018

La joya indie más grande de todos los tiempos



Recién terminaba un año clave para la historia del rock, el 1997 lapidario para el britpop, en el cual Blur se apartaría de la senda británica popera con su álbum homónimo, y Oasis presentaba "Be Here Now" una obra excedida que los críticos no recibieron del todo bien. Además en 1997 Radiohead sacó a la luz un álbum definitivo para determinar el rumbo que el rock tomaría a lo largo de los primeros años de la siguiente década (y siglo, y milenio), el espléndido "OK Computer".

Así, 1998 comenzaba como un año de expectativa, un año de mera transición hacia el final de siglo. El "mainstream" norteamericano empezaba a olvidar a sus leyendas del grunge, y daba cabida a estrellas adolescentes del pop, además de que emergían hip hoperos como salidos de las alcantarillas, por lo que la escena artística musical del vecino norteño no parecía ser muy prometedora. Tuvo que ser, de hecho, una pequeña e inadvertida banda del sur de los Estados Unidos la que de manera casi anónima, publicara su segundo álbum, en un sello discográfico debutante y con un estilo completamente alejado de los sonidos populares del momento.

El excéntrico Jeff Mangum, quien fundaría el sello Elephant 6, el cual daba mayor oportunidades a bandas indie que grababan su música literalmente en el garage de su casa, y quien además sería parte importante de otra fantástica banda indie de finales de los 90, es decir, The Olivia Tremor Control, alcanzaría su mayor esplendor artístico con su banda madre, Neutral Milk Hotel, quien en 1998 publicó un disco que en su momento nadie notó, y que hoy día se considera una obra maestra, de culto, y de los mejores de la historia, "In The Aeroplane Over The Sea".

Una obra áspera, cruda, compleja y por momentos maniática, "In The Aeroplane Over The Sea" es un trabajo excelso de principio a fin, sin fallas ni fisuras, y con un elevado sentido armónico en la orquestación de las canciones que le conforman. La emotividad es sin duda otro elemento de alto valor en el álbum, y así pasamos de una alegre canción acústica, a un gospel semi-esquizofrénico, para cerrar con un rock poderoso y atronador. Esto se presenta durante los primeros 2 tracks de la obra. "King Of Carrot Flowers Pt 1" es la bucólica primera parte de esta secuencia de cambios rítmicos y armónicos. Una canción nada impresionante, en principio, y que de ninguna manera nos prepara para lo que se viene a continuación. "King Of Carrot Flowers Pts 2 & 3" incrementa de sobremanera la emotividad, mientras Mangum le canta a Jesucristo que lo ama incesantemente, y la música de fondo le acompaña espléndidamente, hasta desembocar en el poderoso rock antes mencionado, redondeando la obra (es decir, las dos partes de la canción) de forma fantástica. En sólo 2 tracks, nos podemos dar cuenta de la magnitud de la obra que estamos presenciando.


Pero tan sólo es el inicio, la canción homónima es un portento de belleza y deleite desde el primer hasta el último segundo, y no pasará mucho antes de que se convierta en una de nuestras canciones favoritas de la música toda. Cabe destacar la constante aparición de instrumentos "poco usuales" dentro del rock, como la trompeta, el fagot o el theremin, entre otros (incluso un serrucho), los cuales aportan una atmósfera única a la música. "Two Headed Boy" nos regresa un poco al dinamismo de los dos primeros temas, aunque en una escala musical un poco más baja, lo cual nos hace sentir menos animados, más introvertidos y por ende, más emotivos. "Fool" funciona como un espléndido complemento del tema anterior, dándole un cierre apropiado, pero manteniendo cierta distancia, la suficiente como para que se le considere como un track por separado, esto gracias a su compleja instrumentación, y su ambiente fúnebre y desolado.

"Holland, 1945" es una trepidante canción de rock, de ese tipo de rock que nos estremeció en el segundo track, de ese estruendoso y rasposo rock que tan bien se amolda al estilo del álbum, que le da perfecta cabida a los instrumentos inusuales de los que hemos hablado antes, y que por supuesto hacen su aparición en esta joya para enriquecerla. A continuación, "Communist Daughter" cierra la primera mitad del álbum de forma más calma, las revoluciones bajan considerablemente y desde otra perspectiva, podemos admirar la misma esquizofrenia sonora que para este punto ya nos ha envuelto en sus sábanas sin salida más que el fin del álbum mismo.

El track más largo, y el menos cambiante también, el monumental "Oh Comely", de más de 8 minutos y de una ambientación mucho más introspectiva, por momentos nos lleva a una apacible calma, y en otros nos lleva al borde de la locura. Jeff Mangum se luce con su guitarra subiendo y bajando los ánimos a su antojo, mientras nosotros, incapaces de resistirnos, caemos en todas y cada una de sus trampas. Ojo a los 3 minutos finales de canción, que son de un disfrute máximo como pocas veces se ha escuchado. Luego de la magnánima obra del álbum, pensaríamos que lo que le siga va a desmerecer irremediablemente, pero cual es nuestra sorpresa cuando escuchamos "Ghost", una obra llena de energía y de emotividad, que va creciendo y creciendo sin parar hasta alcanzar el clímax en el asombroso y catártico final, y que con cada segundo nos acelera más y más los latidos de nuestro corazón, que no se preparó para la hecatombe tan sublime que recibiría de forma directa. Podemos decir que este punto es uno de los más altos a nivel musical en toda la década de los 90, sin duda alguna.

"Untitled" es una extensión del tema anterior, con un arreglo diferente pero igualmente sublime, no sé qué instrumento exactamente es el que suena como protagonista, pero lo hace de manera espectacular, y la canción no hace que la calidad musical baje ni por un solo segundo. Lo que estamos escuchando no tiene precedentes, y para este punto estamos completamente seguros de ello. El álbum llega a su final con "Two Headed Boy Pt. 2", una bella coda que nos regresará suavemente a la tierra, desde donde sea que nos llevó gratuitamente la música que acabamos de escuchar. La sonrisa en este punto del álbum es inevitable. Nuestra conciencia nos hace saber que hemos escuchado una de las mayores obras musicales de una época en la que parecía que no habrían muchas de estas.

El legado de "In The Aeroplane Over The Sea" es mayor a la distancia de los años, y ahora, con total libertad podemos apreciar cada nota y cada instante, sin el velo del mainstream y con la apropiada dosis de añejamiento, que en este caso y como en los vinos, eleva la calidad del producto final. Uno de los mejores 10 álbumes de la década, sin lugar a dudas.

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