lunes, 15 de mayo de 2017

La música popular.


La música es, sin dudas, un arte que expresa de manera muy sutil y bella las distintas emociones y virtudes del ser humano. A través de los siglos, de los milenios incluso, el ser humano ha sentido esa imperante necesidad de expresar con sonidos alguna emoción que le abruma, como la alegría o la tristeza. Desde el hombre primitivo, se desarrollaron instrumentos sonoros, principalmente de percusiones, para generar emociones y contagiarlas a sus compañeros de tribu y, ya sea para despedir a un ser querido, para celebrar una victoria o para prepararse para las batallas, siempre la música fue el método o el conducto que se usó para transmitir un sinfín de sentimientos de manera precisa y en un metalenguaje que sólo los humanos podemos entender.

Con el pasar del tiempo, el ser humano evolucionó, y la música también lo hizo. El pináculo de esta evolución llegó a principios del siglo XVIII, con la aparición del primer gran genio musical del que se tenga registro: Johann Sebastian Bach. Un músico que influenció, y sigue influenciando a artistas de todo el mundo, de todas las edades y de todas las razas, y esto se debe gracias a que su capacidad y su talento para expresar emociones de manera tan perfecta y sutil, han llegado a los oídos y a los corazones de todo quien le haya escuchado con el alma. Después le siguieron otros músicos gigantescos, y la música siguió su curso evolutivo natural.

En la historia contemporánea podría mencionar otro punto de inflexión histórico que, al igual que la aparición de Bach en el panorama, cambió para siempre la manera de hacer, de escuchar y de comprender la música. Me refiero a la aparición de la música popular. Cierto es que el concepto de música popular existe desde hace siglos y siglos, y siempre fue considerada como una forma vulgar de expresión musical, una vacuidad artística para los menos agraciados y una diversión para los incultos. Pero la música popular mezclada con arte que apareció a mediados de los sesenta con los Beatles, detonó la exposición de este tipo de música y la hizo el principal modelo de expresión musical, hasta nuestros días. Ya nadie se preocupa por escribir óperas, grandes sinfonías, sonatas o incluso misas, como se hacía con la música culta. Incluso, los músicos de hoy no buscan ser multiinstrumentistas, sabrán tocar un instrumento y conocerán las bases de otro más, pero hasta ahí. No son capaces de componer una obra para piano, otra para violín, otra para guitarra y otra para oboe, ni mucho menos una obra para una orquesta completa.

La música popular de hoy dictamina que un guitarrista puede componer canciones para guitarra, y quizás para piano, y con los arreglos de otros 3 o 4 instrumentos ya puede tener una canción, una pequeña obra de estructura simple y de no más de 5 minutos de duración. Las masas de hoy se han acostumbrado a este modelo simple de expresión musical. Y este hecho como tal, no es de ninguna manera negativo o dañino. Puedo nombrar a una centena de artistas o grupos que han hecho maravillas musicales con este concepto simplista de creación musical. Personajes que han labrado su nombre en el olimpo musical con su enorme talento y capacidad sobrehumana.

Pero también es cierto que, con este concepto musical popular, es mucho más fácil encontrar música desechable y reafirmar la idea que por centurias se tuvo de la música popular: que es una forma vulgar de expresión musical, una vacuidad artística para los menos agraciados y una diversión para los incultos. Y es que es cierto, la gran mayoría percibe a la música como un elemento de "diversión", alimentado en gran parte por otra necesidad primitiva del ser humano: bailar. Bailar es divertido, si la música es divertida. Con esto no trato de menospreciar el valor del baile, ni trato de ningunear su trascendencia como bálsamo contra las adversidades de la rutina diaria. Pero dentro de la música "bailable" o "divertida" también hay distinciones; no es lo mismo la música "swing" que el reggaetón, por poner un ejemplo. No es lo mismo el danzón que la música de banda, por mencionar ritmos latinos.

Otro factor determinante es el bajísimo estandar de calidad que las masas aceptan en estos días. En otras épocas la gente abucheaba las malas composiciones, la gente criticaba a Beethoven por su drástico cambio estilístico. Hoy en día es aceptable que una misma canción, con sólo cambiarle la letra y alterar mínimamente algunas secciones melódicas, se repita en sí misma diez o quince veces, y que incluso estos autoplagios sean exitosos. La cumbia, la salsa, el hip-hop, todas las canciones de estos géneros suenan exactamente iguales una de la otra. Y es aceptado. Y es vitoreado.

La detonación de la música popular ha caracterizado a por lo menos 3 generaciones, para bien y para mal. Yo en lo personal, me quedo con el blues, el rock, y sus derivados, que creo son lo más cercano a una expresión artística plena y genuina. Pero con ansias espero a alguien que cambie el panorama, que haga regresar a la música popular al lugar que le corresponde, y que nos permita volver a apreciar a la música como una expersión plena de las virtudes humanas, y no como un medio para divertirse y "pasarla bien".

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