jueves, 9 de agosto de 2018
El divorcio de Bob Dylan
No se trata de un post sobre una separación amorosa... con una mujer. Más bien, el divorcio al cual se refiere el título del post tiene que ver con la imperante necesidad de Bob Dylan de evolucionar, y luego de 4 discos en los que el folk había sido su sonido distintivo, él necesitaba salir de esa burbuja de comodidad, en la que era considerado ya un dios, y arriesgarse a explorar nuevos terrenos musicales que se adaptaran a su característica lírica de altura.
Si bien, el vínculo entre el folk y Dylan no habría de terminar prácticamente nunca, sí que habría de romperse gran parte de él cuando el 9 de febrero de 1964 los Beatles se presentaban en el famosísimo show de Ed Sullivan. Dylan quedó asombrado por lo electrizante de la música del famoso cuarteto de Liverpool, por lo que su mente inquieta y hambrienta de una evolución artística comenzó a maquinar un cambio radical en su sonido.
Como mencioné antes, Dylan era la máxima figura del folk del primer lustro de los años 60, en gran parte por el éxito del que considero es su mejor disco de esta etapa, el "The Freewheelin' Bob Dylan" de 1962, que hasta hoy en día es considerado como una obra maestra del género. En 1963 publicó otro buen álbum llamado "The Times They Are-a Changin'" liderado por la icónica canción homónima. Y en 1964 sucedió lo que sucedió con Ed Sullivan. Aún así Dylan, con menos animosidad pero igual creatividad, publicó más tarde en ese mismo año "Another Side Of Bob Dylan".
Sin embargo, el músico/poeta ya estaba decidido a hacer un cambio, sin importar que esto le costara su fama, sus seguidores, sus niveles de ventas y hasta su misma reputación. Así, entre el 13 y el 15 de enero de 1965 se habrían de grabar las 11 canciones que conforman su primer obra maestra absoluta: "Bringing It All Back Home". Una obra que significa el divorcio de Dylan no sólo con el rock, sino con su estilo de vida bohemio, muy típico del Nueva York de inicio de los 60. Estaba harto. Así que vio en la vida de un rockstar (tipo Beatles) una salida honrosa y emocionante, que eventualmente expandiría su espectro creativo para grabar obras mayores en los años siguientes.
Pero, ¿qué es lo que hace tan especial al álbum, más allá de la aparición de instrumentos eléctricos? Pues evidentemente la calidad tanto de la música como de las letras. Como bien sabemos, Dylan no es un virtuoso musical, pero sí es un genio de la creación de atmósferas y ambientes que acompañen a su música. En sus primeros años se caracterizó por cantar canciones de protesta perfectamente escritas e interpretadas con nada más que su guitarra y su armónica. Ahora tenía que introducir guitarras eléctricas, bajos, percusiones y en ocasiones hasta órganos. Y aún así, logró empaparnos de la temática de sus letras.
La obra empieza con una canción mítica: "Subterranean Homesick Blues", una dura crítica al estilo de vida en las grandes ciudades norteamericanas, en especial Nueva York, que además nos introduce de golpe al nuevo sonido de Dylan. No pasan ni 5 segundos cuando ya escuchamos a la batería y las guitarras eléctricas irrumpir en la canción, mientras Dylan hace una especie de rap (¿precursor?) perfectamente estructurado. Así, la canción es una explosión eléctrica de 2 minutos y medio en los que Dylan hace una declaración de principios muy clara y concisa.
A esta gran canción le sigue la bella "She Belongs To Me", una canción que habla sobre las grandes exigencias de tener una pareja de un nivel creativo muy alto, y con exigencias y aspiraciones igualmente altas. Es una especie de canción no-romántica muy bella, con un acompañamiento musical delicioso, adornada con algunos arpeggios de guitarra que suena fantásticos. "Maggie's Farm" es la primer canción en la que Dylan expresa su deseo de alejarse del estilo folk que le caracterizaba, mediante una metáfora sobre una granja que limita sus capacidades creativas por cubrir las necesidades de la granja misma. Musicalmente, es un blues eléctrico con todos los elementos de éste muy bien manejados. Es como si fuera el estilo nativo de Dylan desde hace años.
Otra delicia de canción es "Love Minus Zero/No Limit", una suave y bella melodía, con unos acordes propios del pop que los Beatles hacían en esa época, pero con una letra maravillosa y romántica al estilo Dylan, llena de metáforas y juegos de palabras muy ingeniosos. De inicio, la primera línea dice una genialidad: "My love speaks like silence, without ideals or violence", y más tarde nos dice: "She knows there's no success like failure, and that failure's no success at all". Con poco menos de 3 minutos de duración, esta canción es un deleite en todos los sentidos. Por su parte, "Outlaw Blues" es otro blues rock de fina manufactura, y nuevamente la letra es una referencia sobre el divorcio de Dylan con el folk. Dylan se siente como un fugitivo, escapando de la "policía" del folk, quienes tratan de hacerlo sentir culpa por alejarse de ellos, mientras él se siente como un héroe por este multimencionado divorcio. Una de las líneas que mejor representa esto es la genial: "Well, I might look like Robert Ford, but I feel just like a Jesse James". Todos sabemos que con las palabras, Dylan es un genio absoluto.
"On The Road Again" es una clara crítica hacia el estilo de vida bohemio que estaba de moda entre los altos círculos artísticos del Nueva York sesentero, del cual Dylan se quería alejar definitivamente por sus falsas pretenciones y excentricidades sin sentido. La música es un blues semilento en el que la armónica es la segunda protagonista, luego de la voz de Dylan. El final de la primera parte del álbum es "Bob Dylan's 115th Dream", una mezcla de las dos facetas de Dylan, por un lado, es una clásica canción folk con una estructura extensa, intensas estrofas que riman a la perfección, pero por otra parte está la instrumentación eléctrica, así que oficialmente, esta es la primer canción de folk rock de Dylan. La letra es una muy surrealista versión del descubrimiento de América, y la música es una enérgica mezcla de blues, folk y rock.
Irónicamente, luego de todas las expresiones anti-folk del primer lado del disco, el segundo es completamente libre de guitarras eléctricas, baterías y bajos. Es Dylan con su guitarra y su armónica una vez más, como en los viejos tiempos, sólo que esta vez con una madurez creativa muy superior. Ello se refleja de inmediato en otra canción mítica: "Mr. Tambourine Man", una maravilla que habría de influir a infinidad de bandas y artistas en todo el orbe rockero de la época. La intimidad de las obras folk de Dylan está de regreso, y con quizás la mejor canción que había grabado hasta ese momento.
"Gates Of Eden" es otra monstruosidad de canción, esta con tintes más de protesta, esta vez dirigida a toda la juventud sesentera, que com0 todas, parecía sin brújula, perdida entre la libertad del rock y la seriedad de sus padres. Con poco menos de 6 minutos de duración, se muestra la maestría que Dylan tenía para componer este tipo de canciones, que a pesar de que a él no le llenaban más, a nosotros sí que nos gustan y nos asombran. Y siguiendo en la misma línea, la asombrosa "It's Alright Ma (I'm Only Bleeding)", con una ambición tanto musical como lírica, haciendo de esta canción una de las más exquisitas del álbum, con una emotividad maravillosa que se va construyendo a lo largo de las estrofas, hasta colapsar al final del coro, y hacernos estremecer de su genialidad. Sus 7 minutos y medio nos parecerán poco, y nos quedaremos con ganas de más maravillas como esta. Sin embargo, el final del álbum llega con la nostálgica y bella "It's All Over Now Baby Blue", una clara canción de despedida, de ruptura, perfecta para cerrar un álbum así de perfecto como este.
Un par de meses después de la publicación de este álbum, Dylan conocería en Nueva York a los Beatles, y este encuentro marcaría un antes y un después no sólo en la calidad musical de las obras de ambos artistas, sino del rock en todo el mundo, pues las siguientes obras, tanto de Dylan como de los Beatles, habrían de revolucionar el medio de manera indiscutible e irremediable. Pero eso, ya es otra historia.
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