martes, 7 de agosto de 2018

La vanguardia rockera.



Hacia el año de 1972 en Inglaterra había 3 corrientes musicales bastante claras. La primera de ellas era la del Heavy Metal, que gracias a Black Sabbath y Deep Purple, entre otras bandas, se colocaba como uno de los sub-géneros esenciales para la comprensión del rock. La segunda era la del Rock Progresivo, en la que Pink Floyd y King Crimson eran las puntas de lanza, y en la que las experimentaciones eran menos frecuentes, sustituidas por las largas y complejas orquestaciones. La última de estas corrientes era la del Glam Rock, que en artistas como David Bowie y Lou Reed, o bandas como T. Rex, encontraban su lugar en el mundo musical, con una ambientación sonora muy marcada sobre la rudeza del rock, mezclada con la melodicidad del pop, pero adornada por las extravagantes vestimentas de los artistas que conformaban dicho sub-género.

Sin embargo había una banda londinense que se encontraba un tanto emparentado con estas 3 corrientes, sin pertenecer realmente a cualquiera de ellas. Una banda que, en su música, era posible escuchar las potentes melodías y solos guitarreros del heavy metal, así como la extraordinaria melodicidad del glam rock, mezclado todo eso con una dosis de complejidad y profundidad artística, como la que caracterizaba al rock progresivo de aquel entonces. Sí, una banda que amalgamaba los 3 sonidos, pero que como resultado nos regalaba algo novedoso, algo jamás escuchado y que aún hoy, a 46 años de distancia, resulta excitante y electrizante, por su capacidad de asombrarnos y llenarnos de gozo puro.

La banda en cuestión era Roxy Music, una banda que hoy en día se podría cosiderar como un supergrupo por la calidad de las figuras que le conformaban, empezando por el extravagante y genial  vocalista/pianista Bryan Ferry, pasando por el innovador y vanguardista Brian Eno en los teclados, y culminando con el virtuosísimo y sensibilísimo guitarrista Phil Manzanera. Además de ellos, estaba Paul Thompson en las percusiones, Graham Simpson en el bajo y un elemento poco usual, Andy Mackay que se encargaba de tocar algunos vientos y metales, en específico el oboe y el saxofón.

Si bien, bandas como King Crimson (que era influencia directa de Bryan Ferry, e incluso Robert Fripp, líder de Crimson, es un cercano amigo del vocalista) ya habían usado una sección de vientos y metales en sus primeros álbumes, no era como tal parte de la banda en sí, sino un agregado en ciertas canciones. Aquí no, aquí Mackay era parte fundamental de la banda, y su sonido es esencial para poder distinguir la genialidad de la música.

Fue así que en un lapso de 15 días, en marzo de 1972, se grabaría su álbum debut, que inicialmente pasaría desapercibido entre los círculos de la música popular, pero que eventualmente se convertiría en uno de los álbumes más importantes de la década de los 70. Con la cuñada de Mick Jagger en la portada, en junio de ese mismo año la banda dejaría asombrado a gran parte del medio musical con la publicación del álbum, y sería una joya tan incomprendida como alabada. No era nada reconocible, a pesar de los avances de la música para aquellos entonces. Nadie sabía en dónde colocar esta música, y dada la vistosa vestimenta de la banda en sus presentaciones, los colocaron como glamrockeros, sin realmente serlo.

El álbum transcurre por muchos pasajes que son tan disfrutables como complejos. A veces es estruendosamente rockero, a veces es tierno, otras veces es sumamente experimental, e incluso por momentos es deliciosamente popero. Sin embargo hay una característica presente en todos los temas, el maravilloso aire de dramatismo impreso en la voz de Ferry, que duplica la emotividad de todas las canciones, sea cual sea. Así, de los 9 temas que conforman al álbum, los 9 son auténticas joyas vanguardistas. Nadie veía venir el impacto de esta música, y nadie se creía que en verdad fuera a trascender algo tan fuera del radar musical de tal época.

De inicio tenemos a una de las canciones abridoras más impresionantes de toda la historia del rock: "Re-Make/Re-Model". Desde que escuchamos las primeras notas de piano, literalmente golpeadas por el propio Ferry, sentimos una descarga de electricidad recorrer todo nuestro cuerpo. Una apabullante canción sin una estructura clásica, pero con una exposición instrumental impecable. Ninguno de los instrumentistas se queda relegado, opacado o superado por sus compañeros. Todos tiene su momento de lucidez, y a lo largo de la canción, todos los instrumentos, incluyendo la voz de Ferry, suenan maravillosos. La increíble explosión musical inicial nos dejará absortos, inertes, anonadados y estupefactos. A ese grado.

Pero las cosas no hacen más que mejorar con "Ladytron", una canción mucho más ambiciosa con un inicio delicioso (el juego de palabras inicial es de lo más ingenioso para cualquier letrista del rock), y en la que el coro principal no es una sección cantada, sino el oboe de Mackay alterado por un sintetizador de Eno, que sustentado por las maravillosas percusiones de Thompson (luciéndose en el minuto y medio final de la canción) y acompañado más tarde por la guitarra de Manzanera y el mellotron de Eno, hacen que este tema se convierta en uno de los momentos más sublimes del álbum, en especial el cierre de la canción, que es un despliegue instrumental fantástico.

El dramatismo hace acto de presencia en "If There Is Something", en la que una vez más la canción inicia con una ambientación y termina con otra completamente diferente. De inicio escuchamos una tranquila pieza, adornada con un elegante riff de guitarra, y un ritmo semi lento que acompaña a las primeras estrofas. Una vez que la canción entra en su parte instrumental, todo se empieza a poner más y más denso, primero con la guitarra, luego con los metales/vientos, y finalmente con la espeluznante voz de Ferry (y su característico falsetto), que para nada suena tan amistosa como al inicio de la canción. La canción mantendrá esta tónica por los minutos que le restan, alternando deliciosas secciones instrumentales con escalofriantes estrofas. La simpleza del acompañamiento a lo largo de este extenso paisaje musical es, casi adrede, una manera de alejarse del rock progresivo, y centrarse en su estilo particular en el que la emotividad predomina sobre el virtuosismo, lo que hace que la canción sea muchísimo más original en su esencia.

En "2 H.B." finalmente tenemos una canción que mantiene su estilo de principio a fin, cosa que agradecemos mucho, pues se trata de una de las canciones con un sonido mucho más fino, mucho más pulido. Aquí se cuidó no sólo el sonido de cada instrumento, sino su volumen, para que la canción quedara como una especie de susurro musical detrás de un poema vocal. Así que todo en esta canción va más por la delicadeza y la finura que por la fuerza y explosividad. Esto hace que, literal,  a lo largo de los 4 minutos y medio que dura la canción, sintamos la suave caricia de la música en nuestros oídos, y la gocemos a plenitud. Las percusiones juguetonas, las guitarras sutiles, el bajo sofisticado, los metales discretos y precisos y, en especial, los sintetizadores como de terciopelo, logran este espectacular efecto sonoro. Sin ser una canción emotiva, la inmensa sensibilidad de los músicos queda evidenciada con creces en esta maravilla.

Por su parte, "The Bob" es la canción más "progresiva" del álbum tanto en su estructura de mini-suite, como en su sonido plagado de sintetizadores y momentos sinfónicos. Sin embargo, no por ello se le debe demeritar, por el contrario, es una de las canciones más complejas y experimentales del álbum. En el inicio escuchamos los sintetizadores que esta vez suenan futuristas, irrumpidos por la potente sección principal en la que la mezcla de guitarras y metales le dan al tema una especie de muro de sonido que, detrás de la ominosa voz de Ferry, suena espectacular. Luego de una ruptura, tenemos una alegre y cuasi sinfónica sección de vientos y cuerdas que anteceden a otra mini sección cantada, esta igualmente mucho más alegre que la inicial. Luego de otra mini sección, esta vez de piano y oboe, regresa la poderosa parte inicial para abrochar el tema.

Todo regresa a la normalidad en "Chance Meeting", una maravillosa balada a base de piano, que resulta ser la más romántica del álbum, al menos musicalmente. Fácilmente podemos imaginar a Ferry sentado en su piano interpretando la maravillosa melodía. Mención especial a los solos experimentales de la guitarra (claramente alterada) de Manzanera, que le dan una ambientación tétrica a la dulce melodía principal. Cerca del final hay un mini clímax, ya que la velocidad de la canción se acelera, y da pie a más instrumentaciones experimentales, que más que futuristas, suenan muy dolientes.

Otra de las joyas máximas del álbum es "Would You Believe?", una maravilla que evoca el soul sesentero de una manera muy particular, ya que dentro de la espectacular música y los asombrosos cambios de ritmo, el alma de la música soul (valga la redundancia) está más que presente en todo momento. Primero en la sección lenta, la voz de Ferry, duplicada y suavizada, encaja a la perfección con la enorme emotividad del fondo musical, adornado con el saxofón más que preciso en la canción. Sin embargo, en un punto la canción se rompe y se acelera súbitamente. Esto no hace que la emotividad descienda ni un milímetro, y en ello aporta el cambio de enfoque en la voz de Ferry, que de ser suave y dulce, pasa a ser poderosa. La balada inicial pasa a ser una especie de rockabilly esplendoroso, que a pesar de todo su poder, tiene tanta alma como la lenta sección inicial. Para terminar de rompernos en mil pedazos, regresa la lentitud primaria con la intensidad secundaria, mezcladas en una tercera parte poderosa y desgarradora. Esta es mi canción favorita del álbum, no tienen idea de cómo la gozo cada que la escucho.

Siguiendo en la línea de canciones monumentales, "Sea Breezes" es de lo más impresionante que escucharemos en el álbum. Incluso, quizás, se trate de la mejor canción del álbum. La palabra más exacta para definir esta canción debe ser "desgarradora". La canción se divide en una sección principal y un interludio. La sección principal es muy sensible, muy melancólica. La voz de Ferry empieza suave sobre los sintetizadores, dramática, pero suave. El oboe aparece discretamente, y un breve grito nos hace estremecer. Sin embargo, al final de la segunda estrofa está "el grito", el espeluznante grito de Ferry que nos pondrá la piel de gallina y los sentidos al borde del delirio. La música sigue suavemente en el fondo, hasta que de pronto aparece el piano, cambiando la dinámica de la canción en el interludio. El ánimo no cambia ni tantito, pero la intensidad de la canción sí. No se necesita una explosión para sentir la enorme intensidad en la música y en la voz. La brevedad del interludio es directamente proporcional a su poderío. Es impresionante lo que se nos puede hacer sentir con tan pocos elementos, perfectamente ejecutados y conjuntados. Es aquí que comprendemos la maestría de la canción, que finalmente nos regresa a la tristísima sección inicial, para desvanecerse entre la niebla, y llevarse una parte de nuestra alma consigo.

Sin embargo, el álbum cierra de amable y disfrutable manera con la irónica "Bitter's End", una singular y breve melodía que, armónicamente, nos recuerda a la música de los años 50, sin embargo los arreglos son propios del vanguardismo de la banda, así la mezcla de estilos tan contrastante es perfecta y precisa. Los coros, los metales, el piano, las curiosas percusiones, y el delicioso bajo se conjuntan a la perfección para culminar una obra maestra del rock.

El álbum debut de Roxy Music es una de las obras más grandes jamás creadas, una de las muestras musicales más singulares, aún en nuestros días, y se debe revalorar como tal. A mi gusto, es uno de los mejores álbumes de la historia, quizás uno de los 5 mejores álbumes debut del rock, y un perfecto de lo que la originalidad puede ser, aún cuando la inspiración viene de algo ya creado. No se necesita inventar el hilo negro para ser originales, simplemente tomar los elementos ya existentes, y mostrarlos desde una perspectiva que nadie ha visto jamás. He ahí el gran mérito de la banda y de su maravilloso debut.

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