jueves, 2 de agosto de 2018

Jane dice... el mejor debut de los ochentas



Tenía yo 3 meses y 19 días de haber nacido, cuando se publicó un álbum que hoy, 30 años después (para ser exactos, 29 años y 344 días después), es uno de los álbumes que más admiro y amo, de una de las bandas que conocía de nombre desde hace muchos años, pero que hasta hace pocos realmente me dediqué a escuchar y conocer. Entonces, cuando me hablaban de bandas alternativas norteamericanas de finales de los 80 y principios de los 90, obvio pensaba en Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Smashing Pumpkins, R.E.M., Alice In Chains, Stone Temple Pilots, Pixies, etc.

Sin embargo, de entre todas ellas, había una que siempre omitía (por ignorancia, lo admito), y que hoy en día, no vislumbro la aparición de muchas de las bandas antes mencionadas sin su influencia directa. La banda en cuestión es Jane's Addiction, una de la que sólo me sonaba una canción de la que un par de veces vi el video en MTV, en sus años buenos, que se llama "Been Caught Stealing" de su álbum "Ritual de lo Habitual". Nada más.

Años después quise escuchar dicho álbum, y de inmediato me recordó a los Red Hot Chili Peppers, era funk metal, y por aquellos años, mi apertura hacia dicho género no era la más extensa, así que pasé de ellos, pensando que lo sabía todo sobre la banda y su música (hoy en día, "Ritual de lo Habitual" me parece un gran disco). Sin embargo, cometí el error de no escuchar su álbum anterior, que de hecho era su debut. El fascinante "Nothing's Shocking" de 1988, que sí, tiene elementos funk, pero también es proto-metalero, artístico y por momentos glorioso. Así que en honor a ello, el escrito de hoy va dedicado a tan monumental obra musical.



El álbum es oscuro desde la portada, controversial y transgesor. Vaya, desde el título: "Nada impresiona". Pero la música contenida en él trasciende a tan simples adjetivos, y va desde lo poderoso hasta lo emotivo, de lo contundente a lo sublime, y de lo accesible a lo psicodélico. Las letras del líder, vocalista y co-productor de la banda, Perry Farrell, son tan crudas como ingeniosas, y la música detrás de ellas es superior a lo expresado líricamente. Pero vayamos en orden.

La obra inicia con una especie de prólogo espectacular, como si estuviéramos en la intro de un concierto en un estadio lleno. Es épico, pesado y atrevido, cualidades que no se esperarían en un álbum debut, es más, en la canción inicial de un álbum debut. Es como cuando escuchas la primera canción del primer álbum de Pink Floyd, te vuela la cabeza. El estilo del álbum queda ambiguamente marcado en la inicial "Up The Beach", que de manera tan gratificante nos da la bienvenida al álbum. Y digo ambiguamente porque el segundo tema, "Ocean Size" es muy distinta en sonido. Parece ser de inicio una tranquila y acústica melodía, sin embargo la poderosa ruptura a los 20 segundos nos hace cambiar de opinión. Estamos ante una poderosa canción proto-metalera, con un sonido y una actitud claramente grungeros, y con Dave Navarro luciéndose en las guitarras, tanto la acústica como la eléctrica, ya que ambas tienen sus momentos de protagonismo, sonando sublimes dentro de su rango emocional. Dos canciones espectaculares para abrir la obra.

El tercer tema es mucho más acelerado, enérgico y menos expresivo emocionalmente. Ahora sí el rock duro es el protagonista en el 100% de la canción, y por ende, quien más se luce es Dave Navarro, aunque el trabajo de Stephen Perkins en la batería no desmerece en absoluto. Llega un momento en que la canción entra en un túnel sonoro muy denso, seguido de un espectacular solo de guitarra y luego otro túnel; esto es el alma de la canción. "Ted, Just Admit It..." es una contundente canción de más de 7 minutos de duración, que de inicio suena inofensiva, hasta rítmica, con esas percusiones limpias y pulcras. Sin embargo, los minutos avanzan y los trancazos sonoros se dejan venir por todos lados, hasta que llega el momento en que no sabemos ni cómo ni por qué llegamos hasta un punto de explosividad y energía rockera que, en un inicio, era impensable. Toda la sección de "sex is violent" es simplemente indescriptible. He aquí la primer majestuosidad del álbum.

Por su parte, "Standing In The Shower Thinking" es la primer canción de funk rock del álbum. Tenemos el ritmo, tenemos las guitarras, tenemos la letra cruda... tenemos aquí al sello distintivo de Jane's Addiction, una canción arquetípica de la banda. La energía y los solos de guitarra son los protagonistas de esta canción. Y a continuación, otra canción suprema, majestuosa, gigantesca. "Summertime Rolls" replica la epicidad del tema abridor, pero ahora con mucho más profundidad letrísticia y musical, siendo un constante crescendo sonoro y emocional que nos va llevando de a poco hasta un clímax maravilloso, adornado con sonidos espectaculares, como la hermosa guitarra lejana de Navarro, o la aparente suavidad del bajo de Eric Avery. Una vez que llegamos a la cima de la canción, el panorama desde allí arriba es espectacular. Parece una canción de otra banda mucho más legendaria, mucho más experimentada; es impresionante que se trate de una canción de una banda nueva, en su álbum debut.

Hora de regresar a terrenos mortales. Antes, una escala a medio camino, entre el olimpo y la tierra, "Mountain Song", una canción poderosísima y espectacular, con un riff, tanto de guitarra como de batería que, al unísono, suenan como una armada entera marchando hacia nosotros, con la firme intención de borrarnos del mapa. Es impresionante el legado de este álbum. Uno escucha estas canciones, y de ninguna manera suenan ochenteras, ni un esbozo de la música típica de tal década. Ahora sí, ya en la tierra, otra canción de funk rock, "Idiots Rule", una canción crítica, aplicable a casi todos los sectores de la sociedad correcta en la que vivimos. Como dato, los metales que escuchamos a lo largo de la canción son interpretados por Flea, el bajista de los Red Hot Chili Peppers, quien como todos sabemos, sabe un poco de esto del funk metal, y además, como pocos saben, es un virtuoso multi instrumentista y amante de los metales. Justo al final de la canción se le puede escuchar diciendo "I was great!" (¡Estuve genial!).

"Jane Says" es una delicia de canción, nada densa, nada agresiva (musicalmente al menos), bellamente adornada con algunas percusiones y con una estructura cuasi popera, que claro, para esta banda, esto es lo más pop a lo que pueden llegar. La canción fue un éxito menor en la radio de aquellos días, pero hoy en día, se trata de uno de los emblemas máximos de la banda, y de su época ochentera. En cualquier nivel en que se intente apreciar y analizar a esta canción es una delicia. Mientras tanto, "Thank You Boys" es un breve interludio jazzero, que como tal funciona bien a pesar de ser un sonido nada emparentado con lo mostrado en el álbum. Es más como un breve respiro antes de que finalice el álbum, cosa que sucede con el siguiente tema, el potente y crítico "Pigs In Zen", completamente funk-metalero, espectacular y contundente. No se podía esperar menos del maravilloso debut de la banda.

He de admitir que haber pasado por alto esta banda, y este álbum en particular, había sido un error. Sin embargo, me enorgullece saber que hubo grandes álbumes en el año en que nací (pobres los del 2001 para acá -salvo algunas excepciones-), y uno de ellos es esta obra, una de las más grandes en la historia del rock, al nivel de los más grandes álbumes noventeros y de algunos grandes álbumes setenteros, una de las obras más poderosas del rock ochentero, y un álbum esencial para comprender la revolución musical que se avecinaba apenas empezar la década siguiente.

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