lunes, 26 de febrero de 2018

Red Queen to Gryphon Three. La importancia de las armonías.



Una de las enormes ventajas que daba el hacer música en los años 70 es que, debido a la inocencia de la industria musical, aún había posibilidad de experimentar libremente, de hacer música por el amor a ella, y no por ganar montones de billetes verdes. Se respetaban las ideas y conceptos de los artistas, quienes además eran los jefes al momento de producir un álbum. Hoy en día existen presiones mercadológicas y mercadotécnicas que impiden que un artista se desarrolle a plenitud, como en aquellos días, y por ello la música de hoy suena casi toda igual, y las novedades son la excepción.

Por aquellas épocas, existía una banda londinense que abogaba por su libertad creativa, y hacían música que se salía totalmente de lo usual, y entraba en el terreno de lo extraño. Su música sonaba muy medieval, renacentista o barroca. No había estructuras convencionales ni un sonido claramente reconocible. Sin embargo, de inmediato se podía distinguir su enorme habillidad y virtuosismo en cuanto a la ejecución de sus instrumentos. Es por ello que sólo les bastaría tener una buena idea, grabar un buen álbum, para que se les reconociera. Lamentablemente su gran álbum pasó totalmente desapercibido, salvo por algunos. Y es que su sonido no es comercial, ni tantito, a pesar de tener melodías tan expresivas y armonías tan amables. Quizas el hecho de que no hubiera voces en su música fue la loza que jamás pudieron quitarse de encima.

La banda en cuestión se llamaba Gryphon (como el mítico animal, en español llamado Grifo) y para el momento en el que grabaron su obra maestra (de la que se trata este texto) estaba conformada por Brian Gulland, Graeme Taylor, Richard Harvey, Philip Nestor y David Oberlé. Todos ellos multi instrumentistas, todos ellos expertos en la ejecución de instrumentos de diversos tipos, todos ellos creativamente en su punto más alto. El álbum lleva por título "Red Queen To Gryphon Three", y consta de tan solo 4 temas, en los cuales escucharemos un sinfín de instrumentos diversos, que van desde los muy conocidos (batería, bajo, guitarras, piano) hasta los más extravagantes (timbal, fagot, cromorno, cornamusa, etc.), pasando por los no tan raros, pero sí inusuales (sintetizadores, clavecín, flauta dulce, etc.) por lo que el trabajo de composición se ve aun más complicado por la inclusión de la multitud de instrumentos.

Y sí, es cierto que el álbum no entra en los oídos de los iniciados en la música como arte, más que como entretenimiento, pero ello no significa que el álbum sea clasista, o pedante, sino todo lo contrario. Hay momentos en que se nota el esfuerzo de la banda por llegar a oídos más acostumbrrados al rock o al pop de la época. Las melodías aquí forman parte importantísima y esencial para alcanzar una calidad mayor. Además, claro, de que con un análisis más profundo, llegamos a la conlcusión de que las armonías en este álbum son colosales, y son el pilar de la cohesión y coherencia que tiene en su totalidad el álbum. Así que, una vez comprendida la importancia de las melodías, y sobre todo las armonías, nos disponemos a analizar las 4 canciones que conforman el álbum.

El álbum inicia de golpe con la canción estructuralmente más compleja, es decir "Opening Move", en donde desde ya escuchamos a por lo menos 8 instrumentos diferentes en el primer minuto de canción. La introducción es una alternancia entre el golpe inicial de fuertes percusiones y sonoros sintetizadores, y una serie de contrapuntos entre la guitarra y el piano (y de fondo quizás un clavecín); pero una vez que la calma llega (gracias a ese delicioso piano) la canción comienza a evolucionar, y de nuevo la calma se ve interrumpida ahora por otros tantos de instrumentos que suenan como pisadas de elefante, para regresar a la melodía calma de piano, ahora acompañada del fagot y otros instrumentos más. Después una pequeña tensión, y otra ruptura más, con una guitarra muy distorsionada y una emotividad sin igual que desemboca cual catarata en una hermosa melodía de piano. A esto le sigue un jugueteo de música renacentista, breve pero hermosamente estructurado, para finalmente llegar a la melodía principal de la canción, otra vez a cargo del fagot, la cual va en un constante ascenso emocional y musical, pues comienza con quizás 5 instrumentos y llega a su punto climático con más de 15 instrumentos sonando simultáneamente de manera espectacular. El clímax de la canción llega luego de varios y hermosos pasajes pastorales, y una vez que colapsa sobre sí mismo, y la canción no soporta más, da pie al delicado final, el cual nos remite la base melódica de la canción, resumida en unas cuantas notas. Y así de golpe, como inició la anción, así termina. No podemos comprender en su totalidad lo que hemos escuchado, así que será mejor repetir la canción y re analizarla, pues con cada escucha se escuchan nuevos detalles que antes pasaron desapercibidos, y así , se incrementa el valor artístico y emocional de la canción en nuestras mentes.

"Second Spasm" es la canción más accesible del álbum, y estucturalmente, la más convencional. Si la analizamos, podemos detectar que se compone de una estrofa, un coro, y un interludio juguetón. Sólo eso. El inicio es maravilloso, totalmente medieval en su ambientación, pero complejísimo en la ejecución musical. La construcción de las melodías aquí es notable. Y las armonías no se quedan atrás. 3 instrumentos: unas percusiones, una guitarra pastoral y el cromorno como protagonista, que conjuntados suenan con una belleza pocas veces escuchada. Mientras dura esta estrofa inicial, apreciamos la enorme capacidad de los músicos, pero pronto llegará el rockero coro, un riff de guitarra nada convencional y respaldado por unas potentes percusiones, y algunos instrumentos de adorno que embellecen el intenso momento musical. Esta parte no la olvidaremos tan fácilmente, muy a pesar de su complejidad, lo cual supone un gran mérito por parte de la banda. A continuación, el juguetón interludio, compuesto por un par de secciones intrincadas de instrumentos inusuales, nada simple por cierto. Seguido, una sección más convencional que nos remite un poco a la estrofa inicial pero ahora con un ritmo de marcha, lo cual mantiene la esencia juguetona del interludio. Para finalizar la obra, la estrofa inicial se repite, con unos ligeros cambios y unos cuantos añadidos, y el coro final llega de manera imponente a cerrar la canción poderosamente (en la que las percusiones están a otro nivel, por encima del resto de los instrumentos). Es la canción más corta del álbum, pero también la más concisa y directa en su concepto, por lo que no nos parecerá tan larga después de todo.

Por su parte, "Lament" es una deliciosa obra nostálgica, mucho más simple en la construcción de la obra, aunque manteniendo el alto nivel de virtuosismo instrumental. La melodía que se alternan al inicio de la canción el fagot y el cromorno (con la hermosa base de guitarra y unos cuantos brillitos hacia el final de la sección) es uno de los momentos musicales más bellos de toda la historia, y acapara los primeros 3 minutos de la canción. Posterior a este deleite, la canción entra en un terreno más misteriosos y ocultista, las notas son bajas y las percusiones discretas. Un momento de intimidad musical que cae a la perfección en este momento del álbum. Aunque es breve porque pronto la canción se alegra, y se alegra demasiado. Toda esa energía que guardaba la canción explota en la tercer sección, y nos llena de gozo tanto como podamos sentirlo, pues la música sigue y sigue explotando en sí misma, hasta finalmente llegar a una emotivísima repetición electrónica de la bella introducción, con la cual finaliza la canción, y con la cual corroboramos que la música está en un nivel diferente, y que pocas veces escucharemos algo como esto. Nuevamente, como en el tema anterior, destacan por igual las melodías y las armonías, señal de que la banda estaba haciendo un esfuerzo por llegar a más oídos, y regalándonos en el proceso un par de obras sin igual.

Y para finalizar, "Checkmate" nuevamente como la canción inicial, tiene una introducción de golpe en la cual se alterna el protagonismo entre dos mini secciones que son maravillosas y complejas. Luego de una transición como marcha de guerra medieval, nos llega la melodía más entrañable, deliciosa y memorable de todo el álbum, un deleite a base de guitarra, cromorno, bajo, percusiones y un ingenio creativo esplendoroso. Es breve pero lo suficiente hermosa como para dejarnos en las nubes por un par de minutos más, cosa que se agradece, pues la canción ofrece menos que sus tres antecesoras, y va transitando un poco en lo oscuro hasta la ruptura que marca el inicio del fin, la cual no suena tan afortunada por tener demasiados sintetizadores, sin embargo, el final final vuelve a ser emotivo y delicioso. Quizás en términos generales esta canción sea la menos brillante del álbum, pero ese momento maravilloso del que hablaba (del minuto 2:28 al 3:45) salva y enaltece en su totalidad esta obra final, por lo que no podríamos decir que es un fallo en el álbum.

Como detalle final, la portada del álbum es tan deliciosa y brillante como la música contenida en él. Nos transmite todo lo que la música encapsula, y en ella podemos encontrar detalles tan mínimo pero tan significativos, que casi el mismo tiempo que nos toma escuchar el álbum, nos tomará el apreciar y admirar su hermosa portada. Un viejo jugando ajedrez con piezas raras, un bosque de fondo, un río y quizás un castillo... pero hay mucho más que eso. Un detalle artístico que como parte del concepto del álbum, cuenta tanto como una melodía o un ritmo dentro de la música. Los créditos de la portada no los he sabido encontrar, pero quien sea el autor de ella, es un magnífico artista, sin lugar a dudas.

Con este álbum hemos descubierto la enorme importancia que tienen las armonías dentro de la música, sobre todo si se trata de hacer música completamente de estudio y compleja. Conjuntar una gran cantidad de instrumentos no es tarea fácil, y hacerlo para que suenen de un cierto modo específico, sin salirse del concepto musical (en este caso, medieval y renacentista) es aún más meritorio. Y si además, se conjuntan estas complejísimas y perfectamente logradas armonías con una serie de bellas melodías, ejecutadas con el instrumento perfecto, en el tiempo perfecto y acompañado de la música adecuada, nos da como resultado una auténtica joya musical. Una joya totalmente oculta, inadvertida por más de 4 décadas (el álbum se publicó en 1974) que está ahí, a la espera de ser descubierta y diisfrutada por quienes buscan música diferente, bien hecha y trascendente.

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