martes, 1 de mayo de 2018
Rock progresivo anglosajón: #3. "In The Court Of The Crimson King" - King Crimson (1969)
1. 21st Century Schizoid Man (7:20) including:
- a. Mirrors
2. I Talk To The Wind (6:05)
3. Epitaph (8:47) including:
- a. March For No Reason
- b. Tomorrow And Tomorrow
4. Moonchild (12:11) including:
- a. The Dream
- b. The Illusion
5. The Court Of The Crimson King (9:22) including:
- a. The Return Of The Fire Witch
- b. The Dance Of The Puppets
El álbum que inauguró el rock progresivo como tal, la obra primigenia de un género absolutamente fantástico, y la piedra fundamental de todo lo que se desrrollaría en años siguientes. La banda liderada por Robert Fripp nos entregó una obra atípica, en una época en que la psicodelia era la tendencia preponderante, y en donde la perfección musical y el virtuosismo no eran elementos fundamentales para las bandas de rock de la época.
Con sólo 5 canciones, y con un ingenio y una creatividad inmensa, los músicos y el letrista compusieron y grabaron una de las obras mayúsculas de la historia, y evidentemente, del prog rock. La obra inicia con la poderosamente jazz-fusionera "21st Centuury Schizoid Man", el hombre esquizofrénico del siglo 21 representado en la fabulosa portada del álbum. El poder de la obra se deja sentir desde los primeros segundos de la canción, en los que los metales estallan a la par con las percusiones, seguidos de la potente voz de Greg Lake, con un efecto distorsionador que acentúa la esquizofrenia de la que se hablaba. Luego de esto, un intermedio poderosísismo y complejísimo, es el momento más acelerado del álbum, y uno de los solos instrumentales más alucinantes de todo el rock progresivo. La obra finalmente regresa a sus estrofas iniciales para cerrar de forma vertiginosa la canción, y volarle los sesos a los primerizos en el género.
Y si esta canción generó una cierta expectativa para el resto del álbum, ésta se verá prontamente destrozada por la dulzura de "I Talk To The Wind", una canción muy hermosa, adornada por una elegante sección de vientos, y en donde Lake hace su voz lo más aterciopelada posible, sobre todo en los bellísimos coros de la canción. La obra derrocha elegancia y sensibilidad en todas y cada una de sus notas, nos vamos a enamorar de ella desde la primera vez que la escuchemos, y sobre todo, nos vamos a asombrar del impresionante contraste entre la explosiva primera canción, y la interminable dulzura de este segundo tema. El eclecticismo característico de la banda se haría presente desde las primeras canciones de su primer álbum. Una vez que parece que la canción termina, la banda decide regalarnos un par de minutos más de disfrute musical, sólo para que los gocemos a plenitud, y conforme se desvanece la obra, emerge la majestuosa canción siguiente.
"Epitaph" es sin lugar a dudas la mejor canción de King Crimson en su historia. La canción estalla desde el inicio con las pecusiones poderosas, y el mellotron esplendoroso que vaticina el enorme dramatismo con el que estará bañada la canción. Luego de la majestuosa intro, comienza la canción como tal, con Lake cantando una triste melodía, casi en silencio, y de a poco, el mellotron hace acto de presencia en el fondo, muy a lo lejos, hasta que el puente anticipa la hermosa explosión emotiva del coro, en el que el vocalista vaticina su llanto para el día siguiente. El fondo musical de el coro es simplemente supremo. Luego de otra estrofa, ahora mucho más elevada, la canción ronda los lugares más obscuros en el intermedio instrumental, en el que la guitarra suena breve y poderosa, y las percusiones mantienen el dramatismo en su punto más alto. Nuevamente la estrofa con la hermosa voz de Lake luciéndose y llenándonos de gozo, y con el mellotron de fondo acariciándonos nuestros oídos. El puente, y el coro más dramático que nunca, nos llevan al maravilloso cierre de la canción, y eventualmente, a las lágrimas. El hecho de que el fade-out de la canción se extienda por casi un minuto, nos da tiempo perfecto para reflexionar y dimensionar lo que acabamos de escuchar, y agradecer al supremo por habernos permitido el honor de ser cómplices de la banda, de su arte y de sus capacidades.
Luego de haber escuchado tremenda monstruosidad, lo que sea que escuchemos parecerá poco, aunque no lo sea. "Moonchild" es una íntima y poco extrovertida canción, que en un inicio nos deleita con los efectos de la guitarra, y la voz de Lake sonando a lo lejos. Luego de que la estructura de estrofa-coro se repita un par de veces, la canción entra en su fase más experimental, en la que escucharemos una serie de sonidos perfectamente posicionados y colocados para que bajemos un poco más nuestra expectativa. Finalmente, luego de 12 minutos, y de manera completamente inesperada, la canción culmina.
La última canción del álbum es "The Court Of The Crimson King", la cual comienza de manera explosiva, con un redoble de batería, y el mellotron tan característico de la banda nuevamente sonando a plenitud en una melodía que es igualmente melancólica y emotiva. La letra de la canción es la más fantasiosa del álbum, pero va perfectamente acompañada de la música, que sube y baja de intensidad con las estrofas y los coros, y que además incluye un par de interludios hermosísimos que nos harán amar el sonido del mellotron para siempre. Cuando la canción parece culminar de manera épica, la banda nos regala unos minutos extra en los que la melodía principal de la canción regresa pero en una tonalidad diferente, la cual le hace sonar mucho más oscura y que, de manera brillante, culmina el álbum con un estruendo poderoso.
Es en este punto que se inauguró el género musical que engalanó y alimentó a la década de los setenta (junto con otros excelentes géneros), con un álbum que se alejaba de los ecos psicodélicos y que nos presentaba una música más elaborada, más refinada y menos simple. El legado de King Crimson lo posiciona como la banda más grande de todo el rock progresivo, y este, apenas su álbum debut, está aquí para corroborarlo.
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