sábado, 7 de abril de 2018
Rock progresivo anglosajón: #40. "Rock Bottom" - Robert Wyatt (1974)
1. Sea Song (6:31)
2. A Last Straw (5:46)
3. Little Red Riding Hood Hit the Road (7:38)
4. Alifib (6:55)
5. Alife (6:31)
6. Little Red Robin Hood Hit the Road (6:08)
La obra cumbre del ex-Soft Machine, Robert Wyatt, quien además es multi instrumentista e interpretó la mayoría de los instrumentosque escuchamos a lo largo de esta maravilla de álbum. Aunque los colaboradores que tuvo no son tampoco poca cosa: Richard Sinclair de Caravan en el bajo en 3 de las 6 canciones que conforman el álbum, Mike Oldfield en la guitarra en un tema y como productor del álbum Nick Mason de Pink Floyd. Todos estos elementos auguraban que el álbum fuera muy bueno, y no decepcionó.
La consistencia, la coherencia musical es la mayor virtud del álbum, pues todas las canciones son igualmente buenas, todas trabajan para un fin común que es mantener la calidad artística del álbum a tope en todos y cada uno de los minutos de duración que tiene. Así que no habrá suites enormes, o joyas supremas, pero tampoco habrá canciones de relleno o bajas de calidad. Todas mantienen un nivel artístico muy alto, y por ende, el álbum está entre los mejores del género. Ahora bien, no se trata de rock progresivo habitual, como el que conocemos de bandas como Yes, Genesis, King Crimson o Pink Floyd. Esto es más cercano a la escena de Canterbury, aunque con una mezcla de sonidos más electrónicos y tribales.
Las primeras dos canciones nos muestran la clase de álbum que estamos escuchando. Ambas son un tanto oscuras y lentas, pero maravillosamente sensibles. Tanto "Sea Song" como "A Last Straw" son de una manufactura suprema, una delicadeza vocal que estremece y una sensibilidad general que define a la perfección la música que contiene este álbum. "Little Red Riding Hood Hit The Road" es de otro estilo, no muy alejado, pero sí diferente a lo que habíamos escuchado. Mucho más experimental, y con una sección de metales que suenan como venidas directamente del cielo, aunado a las percusiones tribales y la ambientación en general bastante extraña pero maravillosa, estamos ante un giro de tuerca en el álbum que le viene bastante bien, y que tiene tanto la duración como el grado de rareza perfectos como para que la apreciemos, la disfrutemos y no la olvidemos.
Con "Alifib" Robert Wyatt se toma su tiempo, sin prisas, para mstrarnos otra faceta del álbum, una más bella que las anteriores, una que no necesita de cambos de ritmo, beats nones o elementos de jazz para que sea compleja y elegante. La canción se mantiene en la misma tónica por más de 6 minutos, y nunca se torna aburrida o lenta, más allá de la naturaleza calma de la canción, sino que nos hace vibrar con tanta serenidad y calma, que tanta falta le hacía explotar a los demás artistas del género. Sin embargo, esto sólo fue un breve vistazo, pues a continuación, "Alife" nos regresa un poco al estado oscuro de los dos temas iniciales, mezclado con los elementos tribales del tercer tema, se trata de una experimentación musical en todo el sentido de la palabra, pero un experimento que nunca abandona el estilo mostrado en el álbum, y que jamás traiciona los preceptos musicales del propio Wyatt, y del propio estilo Canterbury. La canción que suena más sinfónica del álbum, sin ser sinfponica del todo, es la que cierra el plato, "Little Red Robin Hood Hit The Road", en la que aparecen más instrumentos que en el resto de las canciones del álbum, y en la que el piano, que había sido la base de las demás canciones, pasa a un sogundo o hasta tercer plano, cediendo a los sintetizadores y las guitarras el puesto de anfitriones y estrellas de la canción. Ahora sí podemos escuchar un poco de jazz, en una medida justa para que le apreciemos. Sin embargo, esto sólo es en la primera mitad de la canción, pues la segunda mitad es un drástico cambio hacia otro sonido más oscuro y delirante, que prefiero que lo escuchen en vez de describirlo, pues no hallo palabras para hacerlo. Sólo puedo decir que es el mejor cierre que pudo tener este álbum.
Rock Bottom es otro de los álbumes progresivos que menos valor se le ha dado, opacado por la sombra de las grandes bandas progresivas, sus grandes álbumes y sus grandes suites. Este álbum no es de una gran banda, ni tiene una gran suite, pero sí es uno de los más grandes álbumes del rock progresivo, en su faceta más extraña y peculiar. Una auténtica joya escondida.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario