martes, 14 de noviembre de 2017

Historia del rock: Ragtime, desarrollo del blues y el principio del siglo XX

Blues notes en la escala musical


Una vez que los afroamericanos ya eran libres de la horrorosa esclavitud, también tenían la libertad de desarrollar su música sin mayores obstáculos (al menos no legales). Aún así, vivían en una marginación y discriminación que les forzaba a vivir en barrios negros, sin la oportunidad de mezclarse con los ciudadanos de ascendencia aria, y siendo rechazados por éstos de maneras inhumanas e indignas. Con todo lo horrible que esta situación era, como lo mencioné en un post anterior, esto fue un gran aliciente para que el rock existiera, y como hecho histórico, es fundamental para el desarrollo de la música popular de la segunda mitad del siglo XX.

Ahora los barrios negros estaban llenos de artistas sin nombre, talentos desapercibidos que sin un mayor afán que el de vaciar sus almas y contagiar a sus "hermanos", componían obras igual de desgarradoras que de anecdóticas. El blues ya estaba tomando forma. Ese blues que es el corazón mismo del rock, ese blues que fue fundamental para desarrollar el jazz, el soul, el rythm & blues, el funk y hasta el country más blanco (en cuestión de raza) que ha existido.

Comenzaba un nuevo siglo, y el blues evolucionaba inexorablemente. Se desarrollaron las llamadas "Notas de blues", que se refiere a las notas en la escala musical en la que se componía e interpretaba este naciente y trascendente género. Esto representaba una ruptura radical con lo que se conocía como "la manera tradicional de hacer música", tal y como se hacía en Europa. Aunque si bien, la estructura musical y armónica si mantiene el fundamento europeo, el alma de la música -es decir, la melodía- tenía un trasfondo africano innegable. A ello se le anexa el dolor y el sufrimiento, y la propagación de la música de la misma manera en que se propagaba ese sufrimiento, y dio como resultado el nacimiento de una música llena de angustia y de belleza.

A pesar de que no se tienen registros de que a esta música ya se le conociera como "blues", sí se sabe que entre la comunidad afroamericana se le llamaba "the blues" al estado de ánimo triste y melancólico en el que vivían debido al racismo y la marginación, así como al terrible sufrimiento de sus esclavizados ancestros. Entre la comunidad de raza blanca, a esta música se le llamaba "work songs", es decir "canciones de trabajo", canciones que los afroamericanos utilizaban mientras realizaban su trabajo, desde la esclavitud hasta su época de libertad condicionada.

Debido a esta falta de consolidación general del blues como género musical, se puede considerar al Ragtime como el primer género netamente estadounidense en existir. Se trata de una especie de marcha a base de piano que se creó a finales del siglo XIX, pero que alcanzó su mayor popularidad a inicios del siglo XX, gracias a su mayor exponente, el contrastante Scott Joplin.

Digo contrastante debido a que Joplin era un afroamericano muy estilizado musicalmente a la europea. De hecho, su ambición era que el rag fuera considerado tan de culto como la música culta del viejo continente. Él era un hombre estudiado musicalmente, un hombre refinado, alejado de la historia cruda de su raza, y sin embargo, en su música es innegable la tradición africana, el parentesco con el blues y la melancolía característica de los afroamericanos rechazados de la época.

El Ragtime como tal, puede considerarse como un puente entre la consolidada música culta europea, y la naciente música estadounidense, y es un evidente pilar para la construcción de géneros futuros, principalmente el jazz y el swing. Este es, entonces, el primer fundamento oficial del rock, la primer música cien por ciento norteamericana. Joplin dejó obras que hoy en día, a casi 120 años de ser compuestas, son lo suficientemente populares como para que se consideren históricas por sí mismas, y como para reconocer al género Ragtime, aún si jamás habíamos escuchado de él. "Maple Leaf Rag" y sobre todo "The Entertainer" son obras que quedarán a la posteridad, testimonios de cómo con el nacimiento del nuevo siglo, también nacía una tradición musical estadounidense que eventualmente contagiaría a todo el mundo de una manera contundente.

Joplin eventualmente moriría en 1916 debido a la demencia resultante de la sífilis. Tenía 59 años, y con él, prácticamente se murió el Ragtime. Murió sin saber qué tan trascendente sería su obra, murió en la ruina y en el anonimato. Un género que en 15 años logró sentar las bases, un género que debía tener una vida corta, lo suficiente como para influir en otros artistas, lo suficiente como para dejar el paso libre a las siguientes generaciones de músicos brillantes y hoy olvidados.

martes, 31 de octubre de 2017

Fuente de Inspiración



¿De dónde nace la fuente de inspiración para un artista, para crear una obra magna o una obra mediana, o hasta una obra menor? ¿Cuál es el origen de todo ese derroche de talento que sólo unos pocos tienen, y que a tantos miles, o incluso millones, logran estremecer a lo largo y ancho del orbe? Y me refiero a gente que en verdad es creativa, llámese escritores, pintores, cineastas, fotógrafos, y por supuesto, músicos.

Desde luego que debemos considerar las experiencias de vida como uno de los principales orígenes de las mayores obras de la historia. Sin embargo, experiencias de vida todos tenemos, pero no todos tenemos (y quizás jamás tendremos) una obra magna que llegue a cientos, miles o millones de corazones, sentidos y almas.

De cualquier manera, ahí están miles de ejemplos, aún centrándonos en uno solo de los rubros antes expuestos, y que es principal razón de ser de esta suerte de blog: la música. Tenemos ejemplos muy obvios, como los Beatles o Bob Dylan (a mi gusto, los dos máximos exponentes de la música contemporánea a nivel artístico y popular), sin embargo hay muchos otros que son menos conocidos, pero no por ello menos valiosos.

Por poner algunos ejemplos, lo que hizo My Bloody Valentine con el excepcional "Loveless" de 1991, lo que hizo Sufjan Stevens con el imprescindible "Illinoise" de 2005, la explosión sonora igualmente rockera y melancólica de los Smashing Pumpkins en su destellante "Mellon Collie and the Infinite Sadness" de 1995, entre muchísimos otros.

La fuente original de donde nacieron esas y otras obras trascendentales y fundamentales en la vida no sólo de la música como arte, sino de la concepción del arte en millones de personas, se encuentra en los cerebros de los genios, los creativos detrás de estas magnas obras. Sus vivencias, su perspectiva única de las cosas y su innegable talento nato se combinaron de manera perfecta para regalarnos obras de altísimo nivel, y llenar nuestras grises vidas de brillos sonoros que nos hacen empatizar con sus emociones, sus dolencias y frustraciones, tales como las que muchos de nosotros tenemos pero no sabemos expresar con claridad.

En cierta manera, supongo que todos tenemos una fuente de inspiración para hacer cualquier cosa. Sin embargo, la fuente de inspiración para hacer un automóvil (por poner un ejemplo), en la que se requieren más conocimientos técnicos que inspiración artística, no se puede comparar con la inspiración de (por poner otro ejemplo) Frank Zappa, quien parecía tener una fuente de inspiración inagotable, de la cual se originaron más de 70 obras originales llenas de música delirante, y de las cuales por lo menos 10 son absolutamente brillantes.

Y ello me regresa a mi cuestionamiento inicial: ¿De dónde nace dicha inspiración? Quizás ni ellos mismos lo sepan, pero de que tenemos mucho que agradecerles, de ello no cabe ni la menor duda.

martes, 24 de octubre de 2017

Historia del rock: Era de la esclavitud, orígenes y preconcepción



El rock como tal no nació sino hasta mediados de los años 50, cuando todas sus fuentes y sus precursores finalmente se hallaron en un punto en donde todo coincidía a la perfección sonora y culturalmente. Pero todos estos precursores son tan esenciales como el rock mismo, es por ello que resulta igual de importante mencionar los orígenes de estos precursores, como fundamentos del rock, y como elementos del mismo que incluso hoy en día siguen presentes dentro del género.

A mediados del siglo XIX, mientras en Europa se vivía el esplendor del romanticismo musical -el cual fue prácticamente inventado por nadie menos que Ludwig Van Beethoven- con un preciosismo como elemento esencial de dicha corriente musical, y con exponentes de una calidad y virtuosismo altísimos -tales como Friedrich Chopin, Franz Liszt, Franz Schubert, Richard Wagner, Felix Mendelssohn y hasta Nicolo Paganini-, en Estados Unidos -cuna innegable del rock- se vivía una situación completamente distinta.

En nuestro vecino del norte imperaba aún la esclavitud, sobre todo en la parte sur del país, y como principales víctimas estaban aquellos de raza negra (o afroamericanos, para no meternos en problemas), los cuales eran sometidos a circunstancias de trabajo inhumanas, y vivían de manera deplorable, además de ser utilizados como mercancía en el mejor de los casos, o como moneda de cambio en el peor de los casos. Ahora bien, con todo lo abominable que pueda resultar esta etapa de la historia norteamericana, es necesario puntualizar que sin ella, probablemente el rock no hubiera existido como tal.

Y es que todo el dolor, todo el sufrimiento y la impotencia que los afroamericanos sufrieron durante esta horrorosa época, dio origen a que buscaran -como parte de la naturaleza humana- una manera de expresarse, de vaciar sus almas agujereadas y sus corazones lastimados y carentes de esperanza alguna. Si nos pudiésemos situar en tales circunstancias, en las que la vida es un suplicio, en las que no hay salida más que la muerte, en las que tus seres queridos sin duda morirán, ya sea mediante la tortura, o el asesinato a sangre fría, y en las que incluso uno mismo podía presenciar tal evento sin la capacidad de respuesta ni el poder de modificar la situación, resulta comprensible la enorme necesidad de vaciar sus mentes llenas de dolor de alguna manera. Y dado que la música es una forma de expresión tan humana como el habla o el pensamiento, la manera que los esclavos hallaron para su desahogo era a través de este arte.

Aunque esta música en nada se relacionaba con la que se escuchaba en el viejo continente. La música negra era concisa, doliente, simple en estructura y con una nostalgia y una melancolía extraordinariamente sublime. Ellos, como parte de una minoría, y cuando las circunstancias les favorecían, lograban enterrar a los suyos mediante un ritual cantado que forma parte del rock, y que nació hace casi 170 años. Posteriormente esta música se conocería como gospel, pero en su momento sólo eran cantos de gloria al Señor, su Dios, pidiendo por el alma de su hermano recién perdido.

Cuando no podían hacerlo en grupo, sólo bastaba un canto de dolor individual -algo así como un pre-blues-, con una métrica simple pero concisa -históricamente, a los afroamericanos se les han facilitado las rimas- y en algunas ocasiones, acompañados de instrumentos de viento simples, precursores de la armónica, los cuales hacían que sonoramente el dolor se nutriera y les llegara hasta el alma misma.

Una vez concluida la guerra civil norteamericana, y completada la abolición de la esclavitud -en 1865- por el entonces presidente Abraham Lincoln en dicho país, los afroamericanos no dejaron de sufrir actos de racismo y segregación, sin embargo, ya eran hombres y mujeres libres. Pero la huella del dolor parecía ser ya imborrable, y ello alimentó la creación y expansión de su música de manera contundente e inevitable.


viernes, 20 de octubre de 2017

El Ave


Una simple canción de apenas 3 minutos y 21 segundos de duración, una expresión de la vida, del alcance del espíritu, de la bajeza humana, y de la esperanza misma, encarnada en un ave que sobrevuela una ciudad, la cual puede ser una expresión literal de una urbe, o una metáfora sobre uno mismo, una nación, o la humanidad entera como unidad de especie.

La ingenuidad engañosa con la que comienza la canción nos invita a sonreir, y nuestros oídos se relajan por un momento. Pero más adelante, conforme la misma canción nos lleva a un subsuelo de hechos históricos deleznables y de actitudes humanas tan cotidianas como destructivas, nos adentramos a una densidad sonora que alcanza la ominosidad y así, de ser un alegre e ingenuo tema, se transforma en un oscuro y pesado lapso (como en la vida misma), mientras el ave, desde su perspectiva de más arriba, parece compadecerse al mismo tiempo que siente lástima por la ceguera de quienes somos mayoría, siendo oprimidos por los menos. La historia de la humanidad, ni más ni menos.

Pero la gracia de Rubén Albarrán (compositor de esta joya) nos permite regresar, resurgir del fondo al que nos había llevado, ahora reemplazando la ingenuidad por una esperanza indescriptible, expresada por el amor que el ave siente por su ciudad (reitero, literal o metafóricamente) a pesar de que ésta le hace tanto bien y tanto mal.

Para cerrar, y así estremecernos, el ave nos deja entrever que todos y cada uno de nosotros pertenecemos a una gran nada, y que tal y como ella, todos tenemos alas para así volar, y escapar de nuestra naturaleza autodestructiva. La canción cierra espléndidamente de la misma manera en la que comenzó, cerrando un círculo, un ciclo como lo es la vida misma, la cual comienza y termina con llantos y dolor.

Todo esto encapsulado en poco más de 3 minutos, es un logro musical y artístico total. Y la canción, desde luego, es un deleite de principio a fin.




viernes, 13 de octubre de 2017

Historia del rock: Prólogo


Es momento de redactar una serie de posts que yo mismo he estado buscando a lo largo de la red, y que al parecer nadie ha escrito de manera ordenada, extensa y completa. Me refiero a la historia completa del rock. Para ello primero debemos considerar que el rock no sólo se refiere a esa música de guitarras estridentes y músicos adictos a las drogas (que en muchos casos sí lo son), sino me refiero a esa música contemporánea en la que la mayoría de los géneros de la actualidad (menos los regionales y/o autóctonos, a pesar de haber sido influenciados en estructura por el rock en innumerables ocasiones) basan sus armonías, melodías y ritmos.

El rock como tal, ha logrado que se unifiquen criterios musicales en nuestra época, y que de ahí se ramifiquen un sinfín de sub-géneros algunos otros que antes eran externos al rock, se complementen con elementos de éste a un nivel tan esencial, que lentamente entraron al grupo de movimientos musicales derivados del rock.

Entonces, a lo largo de estos posts, consideraremos al rock como un todo, como un compendio global de la música contemporánea, y no sólo a las guitarras estridentes. Me parecía importante recalcar este hecho porque, en su momento, se tratará de dar explicación a los orígenes y fundamentos de movimientos musicales que nacieron en el seno del rock, y a partir de ahí, labraron su propio camino en la historia de la música. Algunos otros aún se encuentran emparentados cercanamente con el rock de sepa, y otros tantos son híbridos con elementos innegables del rock, pero fusionados con otros aspectos externos, como la cultura regional, la época y el contexto que rodea a los mismos.

En fin, que el esfuerzo de entregar datos históricos verídicos y relevantes, alimentará la comprensión y análisis de la música que todos escuchamos hoy en día.

La música es un arte, y como tal debe ser analizado y comprendido en su totalidad considerando no sólo lo que se escucha, sino todo el contexto general que le respalda, y le ha sostenido a lo largo de milenios de existencia humana. De ahí radica la importancia (en mi opinión) de conocer y estructurar la historia de un género tan fundamental en la historia de este arte, dentro de nuestra evolución humana.

martes, 3 de octubre de 2017

De regreso

Para quienes regularmente leían este blog, les pido disculpas por el repentino abandono. El blog revive, con algunos proyectos interesantes que con el tiempo podrán conocer. Espero y les guste.

lunes, 10 de julio de 2017

Elementos de análisis musical



La manera en que cada quien escucha la música, ciertamente es diferente, única y característica de la unicidad que todos por naturaleza poseemos. La apreciación del arte es por necesidad un acto de subjetividad, como la mayoria de los análisis que hacemos en nuestras vidas. Sin embargo, todos sabemos que obras como la Mona Lisa de Da Vinci, La Piedad de Miguel Ángel o la Novena Sinfonía de Beethoven son obras artísticas de calidad incuestionable, y de una trascendencia histórica prácticamente inigualable. La aceptación universal de estas obras como monumentos a la historia del arte también pone en tela de juicio la subjetividad de la opinión. Claro, se trata de obras supremas, pero cuanto menos populares son las expresiones artísticas, más borrosa se hace la línea del arte y las burdas expresiones pseudo-artísticas.

En el terreno de la música, además de la mencionada novena de Beethoven, obras como la Pasión de Bach, el Réquiem de Mozart, las Cuatro Estaciones de Vivaldi o el Lago de los Cisnes de Tchaikovsky, entre otras, son obras musicales de aceptación prácticamente universal, y es justo en este nivel de obras, que yo encuentro un patrón de conducta no tan visible en obras menos vistosas, aunque de muy buena calidad también. Qué pasa si alguien menciona que le "aburre la música clasica", o bien, que es muy buena música "para relajarse", o "para dormir". Lo único que se demostraría es que, más allá de la obvia incomprensión de la música como tal con sus elementos fundamentales, se estaría cayendo en el terreno de la ignorancia, no como un motivo de ofensa, sino como una razón para apreciar de tan paupérrima manera las obras musicales. Si esta situación la llevásemos a un terreno más convencional, podríamos deducir que, hoy en día, la subjetividad tiene más que ver con la ignorancia que con la independencia de razonamiento.

Ejemplos de esto podrían ser dos extremos diametralmente opuestos que se presentan con tanta frecuencia, que ya parecen ser un reflejo natural de la conducta de las personas. El primero es cuando se le pregunta a alguien su tipo de música favorito, y su respuesta es "de todo un poco". Una vez que afirma ser capaz de encontrar gusto a todo tipo de música, se le presenta música no tan convencional, como por ejemplo el álbum "Tago Mago" de la banda alemana de krautrock Can y, obviamente, dice no gustarle. Más allá de si conscientemente y con razonamientos lógicos argumenta su disgusto por el krautrock, su desdén tiene más que ver con su desconocimiento de dicha corriente musical. Y para cerrar con broche de oro, la frase de cajón incuestionable y sacrosanta con la que disculpa y se enorgullece de su falta de conocimiento, "en gustos se rompen géneros".

Es por ello que sería importante conocer los elementos de análisis musical en su nivel más teórico, que sirvan como herramientas base para un análisis posterior, individual y subjetivo, pero con razonamiento fundamentado. Es importante comprender que la música es la conjunción de 3 elementos, los cuales nunca deberán faltar en una expresión que pretenda ser artística: armonía, melodía y ritmo. Es decir, si yo, con mis dedos hago un sonido rítmico en la mesa o escritorio, estoy creando un ritmo, sin embargo, no estoy creando música, puesto que no hay melodías y armonías que sustenten mi expresión como tal. El ritmo es eso, la frecuencia numérica con que se mantiene un sonido, manteniendo coherencia y constancia. El ritmo es el sustento por ejemplo, del baile, aunque no es exclusivo un elemento con respecto al otro. Obras en ritmos complejos son imposibles de bailar, sin embargo, la frecuencia numérica del ritmo tiene sentido, y en su complejidad, mantiene una coherencia razonable, por lo que se mantiene en su estándar musical.

La armonía es la correcta conjunción de sonidos, que sean agradables, coherentes y expresivos, y que vayan de acuerdo con el ritmo. Si por ejemplo, en una canción de repente sonara un zumbido, o un estruendo que no tuviera ningún sentido con la temática de la canción, se estaría alterando la música. Así mismo, la correcta elección de instrumentos para interpretar alguna canción, es fundamental para incrementar o disminuir su calidad artística. Una cumbia metida en una canción de rock, no necesariamente es inaudible, pero ciertamente la mezcla de elementos sin sentido ni conexión cultural disminuye la calidad de la expresión musical. Es decir, se atenta contra la armonía musical.

Por último, la melodía es el alma de la música, todas las emociones y sentimentos, que van de lo sublime a lo grotesco, dentro de lo estrictamente humano y noble, se transmiten a través de las melodías de una canción, sonata o sinfonía. La originalidad y expresividad de las melodías es funndamental para alcanzar la gloria en el plano artístico. ¿Qué sería de la novena sinfonía de Beethoven sin esa melodía gloriosa que aparece en el último movimiento? Esta melodía es la más memorable de la historia de la humanidad, y es debido a que está tan bien hecha, que transmite múltiples emociones no sólo a los oídos o al cerebro de quienes le escuchan, sino a sus almas y corazones mismos. Aquí se evidencía la importancia de la melodía en la música. Cierto, si analizamos dicha obra, el ritmo jamás se pierde, y las armonías son fundamantales para alcanzar el éxtasis sonoro que todos hemos escuchado, pero el alma de la obra, es la melodía. Reitero, originalidad y expresividad. La misma melodía de siempre no funciona, el mismo sonsonete en cada canción no funciona.

Una vez comprendidos estos elementos, una vez que asimilamos la importancia de cada uno de estos, ahora sí, podemos analizar la música, podemos ser subjetivos y desechar obras no por desconocimiento o ignorancia, sino con conocimiento de causa y con elementos fundamentados que sustenten nuestra sagrada subjetividad. De nosotros dependerá el incursionar en expresiones musicales mucho más complejas (como el jazz) o disfrutar las mieles de las expresiones más simples y destellantes (rock, pop, blues). Ahora sabemos por qué el reggateón es tan vilipendiado por críticos y conocedores; se trata de sólo ritmo, con armonías horrorosas (gritos y percusiones primitivescas) y una ausencia de melodías, o melodías tan burdas como poco creativas. Ahora sabemos en qué radica la aceptación universal de las obras mencionadas al principio de este escrito.

Para finalizar, una pequeña muestra, una serie de vídeos que cada quien, ahora con conocimiento de causa, podrá juzgar sobre cuales se pueden aceptar como expresiones artística, y cuales no.









lunes, 3 de julio de 2017

Peculiaridades

Los seres humanos somos extraños, únicos y excepcionalmente irrepetibles. Sin embargo todos buscamos pertenecer a un grupo mayor, por instinto incluso. Nos volvemos capaces de eliminar o intentar eliminar esos razgos tan únicos que os diferencían de los demás, y pretendemos encajar por fuerza en alguna masa, sólo para ser parte de ella.

A mí me gustan mis peculiaridades, pero lo mío va más allá de ser distinto y defender mi unicidad. Pero más allá de si lo mío es raro o no, a mí me gusta pertenecer a grupos, mi familia siendo el principal ejemplo de ello. Pero, ¿qué es lo que hace que funcione mi pertenencia a un grupo, si no soy similar a casi nadie de los miembros? Pues que yo respeto, y que se me respeta. Y es que casi nadie quiere respetar, porque de ser así, todos podríamos partenecer a todos los grupos, sin miedo a que se nos excluya, se nos relegue o se nos aparte del núcleo social de dicho grupo.

La verdad es que nadie acepta a otros tal cual, y por ello se generan las distinciones, y por miedo a ellas, es que decidimos renunciar a nosotros mismos, y hallamos la vacía satisfacción de compartir gustos, preferencias, actitudes y hasta valores que no son nuestros en verdad. Es eso precisamente, el vacío de vivir en una soledad voluntaria, y en una compañía de cartón.

¿En dónde queda nuestro real yo? Eso casi nadie lo sabe. Todos vivimos en el autoengaño de que "así soy", porque es más fácil creer que somos ese ente que pertenece por pertenecer.

Imagino cómo sería una vida de diversidad humana, casi una utopía. Sorpresas incontables en cada esquina, en cada salón de clases, en cada empleo, en cada persona que uno se topa. Ni modo.

jueves, 29 de junio de 2017

La dureza de Van Der Graaf Generator


Ciertamente este es un álbum difícil de escuchar, un álbum atípico, en el que prácticamente no existen las guitarras eléctricas, y en donde los elementos encontrados apelan más a la densidad sonora que a la estética, sin que ello convierta a la música de este álbum en música fea, o inaudible. Es cierto, se requiere de una cierta paciencia para escuchar una a una las cuatro canciones que le conforman.

No será en la primera ni en la segunda escucha que logremos apreciar el arte detrás de esta superficio rocosa y áspera. Es más, a mí me tomó cerca de diez escuchas completas del álbum para hallar todos esos elementos que hacen de éste un estupendo álbum. Y es que los elementos integrados en el álbum nno facilitan la escucha, desde la ya mencionada ausencia de guitarras, pasando por la agresividad en la voz de Peter Hamill, las intrincadas y complejas melodías, los ecos al jazz más oscuro, y desde luego, la extensa duración de los temas (algo común en el rock progresivo).

Pero una vez superado eso, nos encontraremos ante una pieza única, una obra excelsa de principio a fin, y por momentos incluso, deliciosa. La abridora "The Undercover Man" es la pieza que más se acerca a la belleza de todo el álbum, y sí que lo es, aunque en un sentido poco cnvencional. La intensidad con la que cierra el tema es de destaarse, indudablemente. La banda quiso recibirnos con el tema más amable, para capturarnos y n dejarnos huir ante los tenebrosos sonidos de los tres temas siguientes.

"Scorched Earth" intensifica la agresividad, Hamill suena como un dictador que se alegra de la destrucción de la Tierra, mientras que los primeros minutos parecen tener una estructura más o menos convencional, pero esto se pierde rápidamente, y la canción transita por terrenos más ominosos, hasta desembocar en un riff de saxofones y otros metales en 12/8 que además de complejo, suena tan oscuro como esplendoroso, y que marca la mitad del tema. Posterior a esto, la estructura inicial regresa brevemente, y de ahí se comienza a gestar el intensísimo cierre de la canción, que constantemente asciende e incrementa la tensión. Para cerrar, un escalofriante feedback de guitarra (quizás lo único de guitarra que escuchemos en el álbum) nos pondrá la piel de gallina.

A continuación tenemos una de las canciones más difíciles de escuchar de todos los tiempos (bueno, quizás no es para tanto), "Arrow" es un compendio perfecto de la oscuridad y la agresividad de la que tanto se ha hablado. Sí, las percusiones iniciales no suenan tan intensas, y el acompañamiento de metales, si bien es excéntrico, no es tan oscuro como otros momentos del álbum. Pero una vez terminada esta breve introducción, y una vez que escuchamos a un Hamill (quien se debió dañar severamente sus cuerdas vocales luego de grabar esta canción) tan gruñón como gritón, nos damos cuenta que la intención del tema es ahuyentar a quienes tienen oídos sensibles. La canción tiene una estructura hasta cierto punto, simple. Introducción, tres estrofas con tres puentes y tres coros, y el cierre. Los coros son punto y aparte, si de por sí ya era agresiva la canción, los coros añaden tensión con su crescendo poderoso, y su desembocadura casi inaudible. Aún me cuesta trabajo escuchar esta canción completa sin hacer una mueca.

Por último, una canción tétrica aunque no tan agresiva, "The Sleepwalkers" es otra enorme canción, la cual se ve favorecida por ese riff de metales y vientos tan sonoramente accesible, que se repetirá durante la primer mitad de la canción. Lo mismo, la voz de Hamill parece ser más amable, más allá de que la temática lírica es una especie de versión setentera de The Walking Dead. Luego de una suerte de cha cha cha un tanto extraño, pero que increíblemente no suena tan mal, entramos a la intensa segunda mitad de la canción, en donde regresa la agresividad, pero ahora con aires de despedida que le otorgan una atmósfera interesante a la canción. De ahí, el cierre "circular" de los sintetizadores, sella el álbum, y nos deja con un sabor más agradable, sabiendo que hemos soportado un cierto grado de tortura sonora, no por calidad musical, sino por agresividad sonora.

Lo más destacable de este álbum es sin duda su rareza, su excentricidad única, y la manera en que la banda se supo distinguir de muchas otras bandas dentro de la escena no sólo progresiva, sino del rock en general. Ninguna otra banda suena de esta manera, y el hecho de que toda esta energía y originalidad la hayan condensado de manera excepcional en esta joya, la convierte en un objeto de culto y de colección.

martes, 27 de junio de 2017

Álbumes Históricos: Let It Bleed (1969)


El que, desde mi perspectiva, es el álbum más fino de los Rolling Stones, de principio a fin, Let It Bleed nos muestra a unos músicos en plenitud creativa e interpretativa, en tan sólo 9 canciones dejan constancia de su altísimo nivel musical, con una música que si bien de inicio no es la más destellante o atractiva, sí que lo es cuando se le escucha un par de veces y se asimila su homenaje a las raíces del rock.

En ese punto de la historia, el rock sufría un cambio generacional, los Beatles estaban agonizando como banda, la invasión inglesa estaba por terminar, la psicodelia era el sonido de moda, de una manera abrumadora todas las bandas querían ser psicodélicas, e incluso la psicodelia se encontraba también en una trancisión hacia el rock progresivo que predominó en la década siguiente. Ante esto, los Rolling Stones se arriesgaban no sólo a ser ignorados, por el hecho de no pertenecer a ninguno de estos movimientos de moda, sino que se les pudo haber catalogado de anticuados.

Nadie quería regresar al blues, al gospel, al country. Todos esos sonidos parecían haberse borrado del mapa de manera contundente, sin embargo, he aquí la prueba de que estos sonidos de antaño también podían evolucionar, y adaptarse a las nuevas corrientes sonoras. Y la mezcla de rock duro con blues amalgamó de una manera tan perfecta, que al día de hoy, músicos como Jack White aún siguen tocando el estilo y la fusión que de manera ingeniosa los Stones inauguraron hace casi 50 años.

La obra abre de manera portentosa con el tema más accesible del álbum, la rockerísima "Gimme Shelter", una canción abiertamente de protesta, con ecos al rythm & blues de 20 años atrás, pero con un poderosos background rocanrolero, y un coro gospel que se luce sobremanera. Repito, esta fusión que inauguraron los Rolling Stones fue tan fantástica que aún perdura, y la muestra de ello es el hecho de que esta canción suena tan actual y fresca como si hubiese sido grabada en este mismo año.

El segundo tema, "Love In Vain" es un triste blues (valga la redundancia) sacado de un bar de mala muerte, que se rinde ante la nostalgia propia de la soledad, y que con ecos al country, baja las revoluciones aceleradas del primer tema, de una manera incluso sana para nuestros oídos, puesto que con la intensidad de los temas que siguen, se necesitaba un respiro sonoro. Inmediatamente después, nos trasladaremos a una granja del sur de la unión americana, mediante las melodías de la típicamente redneck "Country Honk", sin que ello sea necesariamente algo negativo. El fiddle, o violín campirano, es la estrella de esta canción, de la que habría una versión rockera mucho más conocida; sin embargo, esta versión "rural" es la original del álbum, y como tal, enriquece en demasía el concepto del álbum, destacando otra faceta de las raíces del rock, además haciéndolo con una canción llena de melodías tan arquetípicas del género country, como memorables y cercanas al pop. Esta canción será de las más fácilmente recordables de todo el álbum.

En contraste, "Live With Me" es un enérgico rock duro, donde el riff de bajo nos dará la bienvenida, y posteriormente las poderosas guitarras y la trepidante batería complementarán una de las canciones más rockeras del historial stoniano. La letra resulta ser una sátira a la misoginia que se vivía en la época de manera tan natural e inadvertida, en la que el vocalista invita a una mujer a vivir con él, explicándole sus hábitos y requerimientos domésticos, para que ella se acople a ellos. Nada de esto funcionaría sin la energía transmitida por el rock de sepa de la canción. Especial atención a los momentos finales, en donde se destrampará dicha energía, y terminará explotándonos en los oídos de manera estremecedora. Por su parte, "Let It Bleed" es una canción mucho más tranquila, más cercana al rock pop de los Beatles, aunque preponderando una base bluesera que aparentemente es inherente a cualquier canción de los Rolling Stones, aunque ellos no se lo propongan así. La canción también va en constante crescendo, sin llegar a los niveles de explosividad de la canción anterior, pero sí logrand cerrar una canción que co las escuchas iremos apreciando y dándole su valor justo.

La segunda mitad del álbum abre con la impresionante "Midnight Rambler", un típico blues de la zona norte de los Estados Unidos, especialmente el que se hacía en Chicago, pero con una altísima dosis experimental que hace de este tema un auténtico viaje sonoro. El delicioso riff, la armónica tocada estupendamente por Jagger, y la base rítmica de altísima finura se destacan por igual, todos los elementos que conforman el tema son tan fantásticos que no dejan a los demás que resalten. Una de las canciones más disfrutables de todo el álbum. "You Got The Silver" es otro número de blues, ahora cantado por el guitarrista Keith Richards, que al igual que "Love In Vain" funciona de maravilla para relajar a nuestros oídos, aunque la de Richards es mucho más fina que la de Jagger.

"Monkey Man" es otra estupenda canción de rock, en donde las guitarras se lucen como en ninguna otra canción del álbum. Incluso podemos escuchar la alta influencia que esta canción tuvo en álbumes completos, como el "No Wow" de los Kills, de 2005, o el "De Stijl" de los White Stripes, de 2000. La correcta amalgama de sonidos anteriores con sonidos modernos se ejemplifica a la perfección en este tema, que nos hará amar más y más el sonido de las guitarras rockeras.

Finalmente la épica coda, esplenodorosa y majestuosa, "You Can't Always Get What You Want" es un tema que de inicio suena grandilocuente, con esos coros tan pulcros, tan europeos, pero que sólo son un falso inicio, puesto que la canción en realidad es un folk blues que se transforma en rock a lo largo de sus siete minutos de duración. En un determinado momento, los coros limpios se transforman en coros deliciosamente gospel, americanos y estremecedores; aunque cerca del final escucharemos ambos, se fusionan a la perfección sin sonar pretenciosos. La canción, como podremos anticipar, es una obra majestuosa y gigantesca, que cierra el álbum con la misma finura con la que abrió, y con la que se desarrolló.

La obra más sofisticada de los Rolling Stones, una obra que no tiene fallas, que no tiene momentos de debilidad, en la que los nueve temas son tan diferentes y con personalidades tan definidas, como conceptualmente hermanados. La obra que revivió las raíces del rock, las volvió a poner en el escenario de moda, y que las evolucionó en rock de raíz. Lo único que se puede hacer al escuchar un álbum así es algo simple: déjalo sangrar.

miércoles, 21 de junio de 2017

Recomendación express: Arthur Russell - World Of Echo (1986)



Un álbum tan exquisito como desconocido, esta joya experimental de 1986 representa la cima artística de este ignoto ejecutor y compsitor del cello y de otros instrumentos no menos inusuales, originario de Iowa.

Las delicadas atmósferas y las extrañas melodías hacen de esta obra un imprescindible de quienes gustan de sonidos nuevos, únicos y evocadores. Recomendadísimo de principio a fin, una joya que no se arrepentirán de haber adquirido.

Amantes de la nostalgia, amantes de la melancolía, amantes del indie, disfruten.


Track Listing

"Tone Bone Kone" – 1:05
"Soon-to-Be Innocent Fun / Let's See" – 9:36
"Answers Me" – 2:11
"Being It" – 5:17
"Place I Know / Kid Like You" – 3:28
"She's the Star / I Take This Time" – 4:57
"Tree House" – 2:15
"See-Through" – 2:10
"Hiding Your Present from You" – 4:17
"Wax the Van" – 2:11
"All-Boy All-Girl" – 3:44
"Lucky Cloud" – 2:53
"Tower of Meaning / Rabbit's Ear / Home Away from Home" – 4:38
"Let's Go Swimming" – 2:42



martes, 20 de junio de 2017

Álbumes históricos: Dark Side Of The Moon



Existen expresiones artísticas universales, que trascienden los gustos, preferencias, cultura y costumbres de la gente, expresiones que atraviesan el alma y la mente de los seres humanos por su enorme calidad artística, su universalidad expresiva y su atractivo explícito. No importa que sea una novela de terror, una escultura religiosa, una pintura surrealista e incomprensible, o un álbum de rock progresivo, eventualmente llegará a los sentidos de mucha gente, les hablará en cierto sentido y les transmitirá algo que dé sentido a su visión de las cosas, y les aporte una nueva perspectiva, una mucho más humana y trascendente, menos tangible y cuantitativa. 

Así sucedió en 1973, cuando Pink Floyd, banda británica dedicada a hacer rock progresivo en su mayoría, decidió entrar al estudio y grabar una obra magna que quedará grabada en la eternidad como una de las mayores muestras artísticas en la historia de la humanidad. Un álbum que trata temas tan humanos y cotidianos, y los aborda de una manera tan universal y perfecta que es inevitable sentir identificación sonora, lírica e intelectual con cada uno de los cortes del álbum. Son 10 temas los que le conforman, 10 joyitas que cimbran nuestro espíritu y lo descomponen pieza por pieza, sembrándole una visión profunda de las cosas habituales de nuestra vida, y reconstruyéndonos tan delicada y perfectamente como lo es la construcción de cada tema. 

¿Quién no ha sentido que trabaja demasiado, y que sacrifica enormidades en aras del trabajo? ¿Quién no se ha sentido en una prisa constante, sin razón aparente? ¿Quién no ha endiosado al dinero, de manera tan vacía e inocente? ¿Quién no ha discriminado, o se ha sentido discriminado en cuanto a gustos, preferencias, situación social o económica, o incluso en cuestiones raciales? ¿Quién no ha desperdiciado tiempo valioso en nimiedades? ¿Quién no ha sentido miedo de morir? Es impresionante la universalidad de los temas tratados en las canciones, y la profundidad con que se les trata. No es sólo un testimonio, es una profunda crítica y autocrítica de la humanidad, en sus naturales y arraigados defectos.

El álbum se intitula "Dark Side Of The Moon", es decir, el lado oscuro de la luna. Esa luna que vemos todos, que admiramos todos, que aparece casi todas las noches, que ilumina nuestros momentos de más oscuridad. Esa misma luna de la que sólo conocemos la parte brillante, mientras que su cara opuesta nos es totalmente desconocida. Una metáfora más sobre nuestro rol en la vida y en la sociedad. La parte que brilla, la que todos ven, es sólo la mitad de quien somos. La mitad oscura que nadie conoce, revela quién somos en realidad. Somos eso, un ente dividido en dos mitades, y necesitamos concientizar ambas mitades para hallarnos a nosotros mismos, y por ende, hallar la felicidad plena. 

El álbum abre con el primer sonido que escuchamos en nuestra vida, los latidos del corazón de nuestra madre. "Speak To Me" nos da la bienvenida a esta cumbre musical, de poco más de un minuto de latidos, acompañados de un breve prefacio de lo que escucharemos a lo largo del álbum. El crescendo final del primer tema, es la apertura del segundo, "Breathe In The Air", una suave y relajada canción, lo cual contrasta con la temática de la misma. El exceso de trabajo, la entrega de la vida a una ocupación que acapara a los demás aspectos de nuestra vida, la forma en que tiramos nuestros mejores años en un trabajo, y descuidamos otras cosas más trascendentales, de manera incluso enfermiza. Desde este tema, la banda pone en claro el sonido general del álbum, un sonido amigable, sensibilizador y lleno de un sentido humano muy explícito, que no cuesta trabajo entrar en los oídos de prácticamente nadie, un hecho tan meritorio como pocas veces visto en la historia del arte.

De inmediato aparece "On The Run", el tercer track, uno con una alta presencia de sintetizadores y sonidos ambientales llenos de neurosis y aceleración. Y es que precisamente ese es el tema que aborda este experimental corte, la prisa constante en la que llegamos a vivir, en donde no nos tomamos ni un minuto para respirar, para sentir, para vivir, sólo vivimos cegados por las responsabilidades y no nos damos un aire. Contrastante con esta canción, el cuarto track, "Time", nos habla de las maneras tan absurdas e inconscientes en las que desperdiciamos nuestro tiempo, nuestros mejores años de vida, en espera de que una "gran oportunidad" llegue a nuestras manos así, sin el menor esfuerzo. Musicalmente es una canción exquisita de principio a fin, desde la introducción experimental, como de truenos retumbando en nuestro interior, pasando por las rockerísimas y ásperas estrofas, intercaladas con suaves coros femeninos. De resaltar la versatilidad en las voces tanto de David Gilmour (guitarrista) como de Rick Wright (tecladista), que pueden sonar tan rockeras en un inicio, y tan sensibles en los coros. Además, el elemento más delicioso de toda la canción es el maravilloso solo de guitarra de Gilmour, que transmite tanta agresividad y tanta suavidad, que nos estremece al borde de las lágrimas. Una expresión sublime. 

En este punto, ya estamos entregados totalmente al álbum, ya estamos rendidos ante su magnificencia, y el siguiente tema no va a ser sino la mera confirmación de que estamos ante un portento musical. "The Great Gig In The Sky", el miedo a la muerte, la desgarradora voz de Clare Torry, el increíble piano de Wright, la explosión musical, la calma después de la tormenta. No existe algo así de maravilloso en la historia del rock, nada como esto. Sin duda, todos llegamos a las lágrimas con esta canción. Estamos ante un álbum de otro mundo, de otra época. Un álbum inalcanzable. 

"Money" nos regresa drásticamente al ámbito terrenal, mundano y banal. La exaltación del dinero como fin y no como medio, así como la manera en la que nos afecta inevitablemente en nuestro diario vivir. Un riff excepcional en 7/8, bluesero de raíz, memorable como pocos. Se trata de la canción más conocida del álbum, y sin duda es la que más accesibilidad tiene, debido a los elementos ya mencionados. La trancisión al siguiente tema, funciona tanto musical como conceptualmente. La discriminación por la situación económica y social se hace presente en "Us and Them", una obra poderosa, cantada en su totalidad por Wright, contiene elementos de gospel y de soul, aunque la sensibilidad rockera es el elemento más notorio. La suavidad de las percusiones, el terso y aterciopelado sonido del saxofón, y la educada voz de Wright nos van a enamorar desde el principio mismo de la canción. En contraste, la intensidad y el poder del coro, sólo logra estremecernos y nuestros oídos se abren más a la sensibilidad del álbum. Casi 8 minutos no nos bastarán, y vamos a querer más minutos de esta maravilla.

"Any Colour You Like" es un corto jam instrumental, mucho más alegre que su antecesor, más colorido, como su nombre lo refiere, aunque conceptualmente, centra la discriminación del tema anterior en un ámbito racial. Los sintetizadores aquí brillan como en ninguna otra canción del álbum, y ello se debe precisamente a la naturaleza más jovial y fresca del tema. Sin embargo, los temas oscuros regresan pronto con "Brain Damage", un estado de "locura sana" al que todos llegams luego de llevar una vida con los elementos presentados en todos los temas anteriores. Es decir, viviendo con prisa nos volvemos neuróticos, viviendo con adicción al trabajo con volvemos dependientes de él, y aisaldos del mundo, viviendo adorando al dinero nos vovlemos avariciosos e insensibles, etc. Esta locura es el punto más oscuro de todo el álbum, e incluso ello se representa con el hecho de que Roger Waters (bajista) es quien se encarga de las voces del álbum, tomando en cuenta que su voz tiene un rango vocal más bajo, y alcanza tonalidades más graves que las de sus compañeros. Queda de manifiesto la nostalgia en la canción, y ello se debe a que el tema tenía una dedicatoria a su antiguo amigo (que se volvió loco) Syd Barrett, por lo cual las notas reflejan una melancolía arraigada e ineludible, que de manera natural elevan el nivel de la canción.

Para finalizar, tenemos la épica coda, un crescendo de dos minutos en donde se resume toda una vida, con defectos y virtudes, con aciertos y errores, resaltando la naturaleza humana en cada uno de esos aciertos y errores, y situando la vida humana en su justa posición, como algo tan importante en el mundo, como pequeño e intrascendente en el universo. La frase con la que se acaba el álbum, "Everything under the sun is in tune, but the sun is eclipsed by the moon", representa esto mismo, de una manera tan artística como directa. 

Caemos en cuenta que estamos ante uno de los 3 mejores álbumes de rock de la historia, por calidad, por trascendencia, por popularidad, por nivel de impacto, y por las consecuencias musicales que consigo trajo. Un álbum completo, perfecto, carente de fallas, lleno de virtudes, un álbum que describe al ser humano como ningún otro. La oscuridad queda expuesta, los secretos salen a la luz, y la verdad, como siempre, sale de su escondite. 

lunes, 12 de junio de 2017

La espiral descendente


La agresividad es una característica humana tan natural como lo es el amor o la compasión, todos nacemos con particularidades propias de la naturaleza humana, instintos y actitudes primitivas que aún nos atan a nuestros ancestros primates. La agresividad es ciertamente una muestra de nuestro lado animal más persistente. Sin embargo, cuando la agresividad se mezcla con otras emociones, más cercanas a lo humano y más lejanas de lo animal, puede trascender y dejar de ser un comportamiento instintivo para ser una actitud evolucionada que sólo lo seres humanos hemos alcanzado.

En el arte es similar, la agresividad por sí sola es grotesca y cruda, sin embargo, cuando se mezcla con otras características como la frustración, la debilidad, la sexualidad o el miedo, pasa a ser un asunto muy fácil de expresar mediante las distintas formas artísticas que los seres humanos hemos desarrollado a lo largo de nuestros miles de años de evolución. Un caso de música agresiva, y artísticamente enorme, es el de “The Downward Spiral”, álbum de Nine Inch Nails publicado en 1994, en el que las vísceras y las debilidades humanas quedan expresadas de manera contundente mediante música que va de lo agresivo a lo perturbador, y de lo intenso a lo sublime.

Las canciones del álbum son poderosas, son crueles, son brutalmente honestas y controversialmente transgresoras. Desde la potente “Mr Self Destruct” notamos la impresionante contundencia del álbum, mientras Trent Reznor nos explica una a una las cosas que nos hacen auto destruirnos poco a poco mientras las asimilamos sin cuestionamiento alguno. Musicalmente tenemos una canción directa, con uso de potentes sintetizadores e instrumentos convencionales altamente procesados y modificados con el uso de herramientas tecnológicas y softwares como pro tools. La engañosa tranquilidad de la mitad de la canción es más una tensa calma que un alivio sonoro. Para finalizar, un ruidoso rechinar de múltiples guitarras, sin mayor sentido que el de desorientarnos y alterar nuestros nervios. El segundo tema es el perturbadoramente tranquilo “Piggies”, un delicado y oscuro tema en donde se exploran algunos de los momentos más sublimes del álbum, aún con todo lo malévolo que pueda sonar en primera instancia. Una vez que Reznor nos revienta los tímpanos con sus golpeteos a la batería, los cuales indican el inicio del fin de la canción, pareciera que la sensibilidad que tan difícilmente -con un hilito- se mantuvo en la canción, se destrozara en mil pedazos, sin embargo, esas notas finales descendentes, van a ser de los momentos más dulces y deliciosos de todo el álbum. Sí, son estremecedoras, sí, se retuercen nuestras entrañas con ellas, pero también es cierto que son de una belleza única.

Por su parte, “Heresy” es todo lo opuesto, un golpe a nuestros oídos desde las percusiones procesadas que parecen sacadas de una enorme maquinaria industrial, como de los enormes pistones del Titanic, contrastando con la aguda y satírica voz de Reznor, quien en el coro explota y cuestiona abiertamente las creencias de todos. A destacar el riff de guitarra que aparece en la segunda estrofa, que es delirante. Otra maravilla es la breve, concisa y metalera “March of the Pigs”, una muestra de agresividad en un compás complejo -que va de los 7/8 a los 15/8- y que, de manera en verdad brillante, se apaga súbitamente con el delicadísimo y delicioso cierre del coro (“Doesn’t it make you feel better?”) y su dulce piano. Un breve brillo que en automático eleva el nivel de la canción en potencia mil. “Closer” es el tema más conocido del álbum, gracias a su singular video musical, el cual se adapta perfectamente a la crudeza de su letra. Una sexualidad extrema y explícita, sustentada en música de lo más perturbadora y revuelve-entrañas que se haya escuchado jamás. La progresión melódica y el constante crescendo de la canción hace que se vuelva en un tema musicalmente épico, al grado de estremecernos en el último minuto de canción, una vez que caemos en cuenta de todo lo que ha crecido la canción y de todo lo que nuestros oídos han sostenido, de manera tan gradual y tan poderosa. Sí, es sin duda uno de los mejores temas del álbum.

“Ruiner” es un tema más cercano al rock, sobre todo en su instrumental sección intermedia, aunque lo más destacable es el portentoso y épico coro de la canción, en donde la oscuridad de las estrofas se convierte en una intensa luz sonora, majestuosa y suntuosa. Otra gran joya es “The Becoming”, una impresionante canción de pérdida de uno mismo, de ausencia de identidad, y de un deseo vehemente de regresar a como dé lugar, de librarse de la voz interna que nos aprisiona y nos limita, todo esto expresado en una letra perfectamente construida, y tan directa como pocas. De inicio escuchamos un riff de sintetizador en 7/8, el cual se sostiene por una melodía de percusiones igual de singular, y que se mantiene durante los dos ciclos de estrofa-coro iniciales. En un determinado momento Reznor explota, y la música se tranquiliza (con guitarra acústica incluida, lo cual es de destacar en un álbum como este) para dar pie a la impresionante explosión final, una auténtica catarsis sonora en la que Reznor se quiere librar de sus demonios (“It won’t give up, it wants me dead, goddamn this noise inside my head”). Un momento verdaderamente sublime; dentro de su agresividad, dentro de su catártica petición, se encuentra una necesidad tan humana como la de respirar, por librarse de las cadenas mentales, y de hallar la redención con uno mismo. Espeluznante.

A continuación, está “I Do Not Want This”, una arquetípica canción de NIN, muy similar al sonido que escucharíamos en su posterior álbum “With Teeth”, la canción se sostiene en una melodía de percusiones muy singular, y un piano meticuloso, que sólo por momentos brilla, pero que mantiene un perfil bajo. “Big Man With A Gun”, una referencia al miembro masculino, una oda a la misoginia y a la perversión, sin duda uno de los temas más oscuros de todo el álbum. Por su parte, “A Warm Place” es un descanso sonoro, una pieza instrumental que por un instante nos hace olvidar la oscuridad del álbum, y que nos da el respiro necesario para afrontar el poderoso cierre del álbum.

Éste poderoso cierre comienza con “Eraser”, en lo particular una de mis canciones favoritas del álbum. Todo comienza con lo que aparentemente es Trent Reznor soplando en un popote frente al micrófono, y mientras tratamos de dilucidar qué sonido escuchamos, aparecen las potentes percusiones -casi bailables- que en ningún momento nos aburren, y que van recibiendo poco a poco a otros instrumentos hasta que la música ya es insostenible, debido a su enorme intensidad. Es justo en este momento que se nos regala un momento sublime, un piano brillante y la voz de Reznor, en modo suave, recitando una serie de verbos conjugados en segunda persona. Tan breve y efímero, como dulce y delicioso es este momento, que luego se transforma en una metalera y poderosa serie de verbos conjugados en primera persona, con una guitarra fantástica y una agresividad irónicamente disfrutable. Una joya.

“Reptile” es otra gran canción, una que mantiene su crudeza por casi siete minutos, y que en su estructura musical podría ser de las más convencionales del álbum, aunque sonoramente es de las más oscuras. La ambientación, como de marcha militar, le da un toque único a esta canción, mientras que su acercamiento al rock es más que notorio. El penúltimo tema es el homónimo “The Downward Spiral”, un tema a mi modo de ver satírico, que habla del suicidio mientras de fondo podemos escuchar una música con un filtro, que hace que suene como apagada, como lejana, y que se acerca mucho al estilo grunge de Nirvana, por lo que mi deducción es que esa canción llevaba una dedicatoria muy clara.

Para cerrar el álbum tenemos otro tema gigantesco, la ominosa “Hurt”, que años después se haría famosa gracias al cover de Johnny Cash (que, de alguna manera, comparada con la versión original, sonaba optimista). La letra es absolutamente desgarradora, un arrepentimiento tan cruel y una aceptación de vida miserable tan honesta como estremecedora. La música le acompaña, especialmente en el crescendo constante del coro, haciendo de ésta una de las canciones más impresionantes, me atrevo a decir, de toda la década de los años 90. El espeluznante final es el broche de oro que un álbum así de increíble necesitaba.


Sin duda estamos ante una de las magnas obras de toda la historia del rock, la manera en que se conjugaron elementos tan oscuros y tenebrosos, con otros más artísticos y dotados, hacen de este álbum una perfecta mezcla de luz con oscuridad, de dulce con amargo y de aceptación con rechazo. Un álbum de otro planeta.

viernes, 2 de junio de 2017

El extraño Blueberry Boat



En la historia del rock han existido diversas agrupaciones y artistas a los que podríamo llamar excéntricos, ya sea por la manera de vestir, de maquillarse, de aparecer en el escenario o por que la música misma es así, excéntrica. En esta úlima división podría entrar una de las bandas más sui generis del nuevo siglo, me refiero a los cosanguíneos Fiery Furnaces, una pareja de hermanos (Matthew y  Eleanor Friedberger) con mismas ideas y mismos desórdenes musicales que los ha llevado a grabar un considerable número de álbumes, todos con su marca registrada de rareza y excentricidad musical.

Uno de ellos es su delicioso y delirante segundo álbum,  Blueberry Boat, de 2004, en el cual los elementos de experimentación están presentes en todo momento. Podemos notar ciertas reminiscencias del rock progresivo de los años setenta, así como el art rock de finales de lo años sesenta, desarrollado por gente como Frank Zappa o Captain Beefheart, y que mezclados con elementos del nuevo milenio, y una delicada y suave voz femenina, hacen de la música algo único e irrepetible. 13 temas son los que componen este delicioso álbum, todos por demás interesantes y divertidos, y todos con algún momento delirante, y un momento delicioso.

La obra abre con la inusual "Quay Cur", una obra de más de 10 minutos en la que los sintetizadores son los elementos principales, y en la que los cambios de ritmo a lo largo de la obra se van secuenciando de manera descendente en energía, y ascendente en sensibilidad. La introducción de más de 2 minutos es una serie de sonidos sobrepuestos en una base rítmica cancina, hasta que la dulce voz de Eleanor aparece para introducir una melodía pegajosa y extraña a la vez, y se mantendrá así por al rededor de dos minutos más, hasta que la canción estalle por primera vez, ahora con la voz de Matthew, y acelerando las revoluciones al doble con una letra que de por sí ya era extraña, y que con esto parece sacada de la mente de un esquizofrénico. La delicadeza llega más adelante, en la tercer sección, en donde Eleanor reaparece como voz principal, para cantar una serie de sinsentidos que suenan de maravilla y que acompañados de la nostálgica guitarra y las resonantes percusiones, convierten a esta en una de las scciones musicales más bellas de la música del nuevo siglo. Finalmente la canción regresa al motivo inicial, para finalizar con broche de oro, y abrirnos las puertas del álbum de forma espléndida.

"Straight Street" es una canción un tanto más alegre, con el piano como elemento base, y con la típica hiperactividad lírica que ya hicieron patente en la canción inicial, y con un coro que baja las revoluciones brevemente, en un ejercicio que se repetirá un par de veces más, hasta finalizar esta interesante canción. Otra joyita al nivel de la inicial es la homónima "Blueberry Boat", una emotiva pieza que narra las desventuras de Eleanor, en su papel de capitana de un barco que transporta moras azules, que se resiste a un asalto de piratas en pleno alta mar, sacrificando su propia vida. La música es delirante a más no poder, los sintetizadores se lucen de principio a fin en una serie de melodías que de inicio suenan infantilescas, pero que alcanzan picos de emotividad esplendorosos, y que con un par de rupturas, complican un poco la canción, sin dejar que se pierda en las diversas secciones, recuperando su esencia hacia el final de la canción, y regalándonos 9 minutos de absoluto disfrute. La genialidad persiste en el siguiente track, el portentoso "Chris Michaels", un tema que remite mucho a The Who en la época de "Tommy", y en donde los sintetizadores ceden un poco el terreno a instrumentos más rockeros (piano, guitarra, bajo y batería). Las múltiples secciones que conforman esta obra gigantesca son en sí mismas unas pequeas joyas, algunas aceleradas, otras sublimes, algunas cantadas por Eleanor, otras cantadas por Matthew, todas de altísima calidad y de un sentido melódico destacadísimo. La complejidad no está peleada con la melodía pegajosa. El vendaval musical que representa esta canción es uno de los momentos musicales más grandiosos del nuevo siglo, sin dudas.

La calma hace acto de presencia en "Paw Paw Tree", una lenta y sombría canción que baja las revoluciones y nos serena luego del aturdimiento sonoro aceleradísimo del genial tema anterior, y da pie al simpático, aunque un tanto olvidable "My Dog Was Lost But Now He's Found", una oisea lírica de Eleanor que busca a su perro desaparecido, luego de haberle gilpeado severamente. Musicalmente destaca el piano, como base del tema, y el cierre ligeramente emotivo. Luego aparece otra gran joya, "Mason City" es un deleite de principio a fin, aquí la complejidad desaparece un poco (sólo un poco, puesto que son 3 secciones las que conforman esta obra), y la sensibilidad se adueña de esta canción. La primera parte es una bella y rítmica pieza alegre, a base de piano, que disfrutamos infinitamente. La segunda sección es un tanto más sombría, ahora con la voz de Matthew, el piano se limita a tocar unas pocas notas, y las percusiones retumban al fondo, pero toda esta amargura desaparece en la bellísima tercer sección. Regresa Eleanor a darle voz a esta nostálgica y entrañable pieza musical que sirve como cierre de la gran obra, y que nos demuestra el grado de sensibilidad que puede alcanzar una banda así de excéntrica e hiperactiva.

La última gran canción (en duración) es "Chief Inspector Blancheflower", una extraña pieza compuesta (como las otras piezas extensas) de múltiples mini secciones, ahora más experimentales que en temas anteriores, pero que en conjunto conforman una obra completa y divertida. De inicio, suena como videjuegos de 8 bits, con la voz de Matthew como la principal, y con el piano resonando por momentos. Luego aparece  Eleanor con una sección mucho mas amistosa y melódica, con una estructura más definida y que nos resulta mucho más fácil de asimilar, y más placentera de escuchar. La sección soguiente retoma un poco la sensibilidad de la canción anterior, otra vez con el piano como estelar, y ahora es Matthew quien se encarga de llenar nuestros oídos de la sensibilidad vocal, cosa que le cuesta un poco de trabajo lograr, pero que la música le ayuda bastante en ello. Finalmente, en la última sección ambos hermanos alternan en la voz principal, en una melodía extraña que desemboca en un solo de guitarra triste y desolado, para así concluir esta extraña canción.

"Spaniolated" es una emotiva y corta pieza, que suena por momentos épica y que mantiene los estándares melódicos en su nivel más alto. Por su parte "1917" es una extraña canción dividida en dos mitades, la inicial por momentos me recuerda (en estructura) a "Black Angel's Death Song" de Velvet Underground, pero que aquí maneja un sentido melódico un tanto más accesible, aunque en esencia es una experimentación sonora muy muy interesante, y no tarda en convertirse en otro de los íconos del álbum para nuestros oídos. La segunda es una nostálgica melodía de estructura normal (piano, bajo, batería), que también aprenderemos a disfrutar, aunque contraste tanto con la primera parte, y aunque nos hubiera gustado que la canción sólo tuviera a la mencionada mitad inicial. "Birdie Brain" es una canción que roza en lo pop, las melodías son simples, y la progreión musical es bastante accesible. De no ser por todos los sonidos raros y deliciosos que dan una atmósfera peculiar a la canción, podríamos jurar que se trata de un pop bobalicón e intrascendente (que no lo es). "Turning Round" es una emotivísima y berve pieza que crece en intensidad, y que nos pondrá la piel chinita indudablemente; se trata de uno de los momentos más destacados del álbum. Por último, "Wolf Notes" es otra emotiva pieza, compuesta de 3 secciones, la primera experimental y asombrosa, la segunda emotiva y entrañable, la tercera con la melodía más memorable de la canción, que funciona bien como melodía de cierre.

Éste es sin duda uno de los álbumes mas extraños que se han grabado en o que llevamos del nuevo siglo, y eso es algo que agradecemos, ya que las propuestas originales parecen estarse extinguiendo, y el hecho de que un dueto de hermnos tan peculiares como ests, nos regalen canciones así de buenas, y álbumes así de únicos, se traduce en una luz de verdadero arte, y de una esperanza musical estremecedora.

lunes, 22 de mayo de 2017

Grandes álbumes debut: Pink Floyd - The Piper at the Gates of Dawn (1967)


En 1967 el rock psicodélico ya estaba bien establecido como una corriente dominante en la escena rockera. Si bien la etiqueta era la misma, había distintas exposiciones del género; nada tiene que ver el "Are You Experienced" de Jimi Hendrix con el debut de The Doors, o con el "Sgt Pepper's" de los Beatles. Todos estos álbumes encajan en la definición de rock psicodélico, sin embargo, no suenan para nada similares uno del otro.

Justamente en los mismos estudios de Abbey Road en donde el famoso cuarteto de Liverpool grababa su icónico álbum colorido, también se encontraba una banda debutante grabando su primogénito. Un álbum pesado para la época, osadamente denso y oscuro. Los pasajes musicales eran por demás arriesgados y definitivamente era un sonido que no destacaría en las estaciones de radio, por su alto nivel experimental y espacial. La banda en cuestión era Pink Floyd, grabando su álbum debut "The Piper at the Gates of Dawn", con una imprudencia y una fescura musical que sólo un debutante puede ofrecer.

La psicodelia aquí es llevada un paso más lejos, no es de la psicodelia que enaltece el "amor y paz", ni la que se orienta por el blues experimental. Es la psicodelia más hardcore (si se le puede llamar así) que se había escuchado hasta ese momento, y pronto, las mentes de los escuchas y los críticos volaría en mil pedazos apenas escuchan la primer canción del álbum. Cabe destacar que en este álbum la banda no tenía la formación que los haría ser gigantes del rock en el futuro, no estaba David Gilmour, y el líder de la banda no era Roger Waters, sino el excéntrico Syd Barrett, un genio incomprendido el cual tenia tanto talento como desequilibrio, y que sólo alcanzó la lucidez con la banda para grabar este álbum, para después ser despedido irremediablemente de la banda que él mismo formó.



El elemento Barrett aquí es determinante para establecer el sonido de la banda, todas esas largas secciones espaciales y experimentales sólo podían surgir de la mente del diamante loco, así como las deliciosas e innovadoras canciones cortas del álbum. La fantasía, los viajes, el LSD, la dulzura y el misticismo son elementos Barrettianos que bañan al álbum de una finura y una agresividad por igual, y que tristemente no volveríamos a escuchar jamás en ningún otro álbum de la banda.

Pero entrando de lleno en el álbum, abre con la impresionante "Astronomy Domine", una joya del rock más experimental creado hasta ese momento, con sus dos estrofas y su extensa y aucinante sección instrumental media. La banda no tiene miedo de sonar agresiva, los platillos de Mason aquí son un elemento destacadísimo que sostienen la endeble estabilidad de la canción, energizando la canción a niveles altísimos. El segundo track, "Lucifer Sam" es igual de interesante, aunque con una estructura un tanto más convencional. Es decir, la batería suena más o menos normal, los efectos de sonido se reducen y no hay largas secciones musicales, sin embargo, la canción es muy buena en todos los sentidos, no es suave ni ligera, mantiene la pesadez musical, sin salirse del estilo establecido en el tema anterior. "Matilda Mother" es otra gran canción, tocando temas de fantasía medieval, pero sonando extraordinariamente sutil a pesar de ser tan viajada como los dos temas anteriores. La música se interrumpe drásticamente por la mitad con esa fantástica sección media, en la que Wright se luce en los teclados y la ambientación nos lleva más y más lejos.

"Flaming" es una corta y sencilla canción que añade frescura al álbum, con una estructura un tanto similar a "Lucifer Sam" pero con menores niveles de densidad sonora, con más animosidad y accesibilidad que cualquiera de los 3 temas anteriores. Por primera vez podemos notar el lado sensible de Barrett,. con esos pequeños brillos de piano que apenas suenan por un instante, pero que iluminan por completo a la canción. Por el contrario, "Pow R. Toc H." es la canción más experimental hasta este punto, un smooth jazz con elementos psicodélicos, mientras la banda vocaliza sin decir nada realmente, haciendo de este un tema interesante. La única composición que no es de Barrett, es la frenética "Take Up Thy Stethoscope and Walk" de Waters, un tema que de inicio parece ser pop, pero que se sumerge en los densos oceanos de la psicodelia extrema, para regalarnos un extenso jam de sonidos y efectos sonoros oscuros. El pináculo de la psicodelia extrema es la poderosa y alucinante "Interstellar Overdrive", una suite de casi 10 minutos sin estructura, con un riff memorable y una experimentación jamás realizada hasta ese momento. La capacidad de la banda queda de manifiesto en este impresionante tema.

De aquí en adelante, nos encontraremos con 4 deliciosas y hermosas canciones que reflejan la sensibilidad y delicadeza de Barrett, esto sin dejar de ser experimentales. "The Gnome" es una simpática canción que disfrutaremos cantar infinitamente, tocando nuevamente temas de fantasía, pero evocando una armonización musical sublime. "Chapter 24" es otra joyita experimental. Un gong y el bajo de Waters son los estelares, mientras que la sección media a cargo de los teclados de Wright se encarga de huir de nuestra rralidad y adentrarnos en las maravillosas nubes de la música. Un deleite. Por su parte, "Scarecrow" es una minimalista y hermosa canción campirana, celta incluso, en la que unas percusiones y el órgano de Wright a lo lejos, son los elementos que sostienen a la canción, hasta la estremecedora aparición de la guitarra acústica en el final de la canción, momento en el que no podremos evitar derramar un par de lágrimas por lo sublime del momento. Finalmente el álbum cierra con la divertida y disfrutable "Bike", un tema que sin duda es el más ligero del álbum, y que aparte nos regala otra faceta del enorme talento artístico de Barrett.

Para bien o para mal, este fue el único álbum de Barrett con la banda, y posteriormente él se desvanecería en su propia mente, y nos abandonaría mucho antes de que su cuerpo falleciera, pero el legado que nos dejó en esta impresionante y hermosísima obra, quedará para la posteridad como uno de los mejores álbumes debut de la historia, un álbum que hasta hoy, a 50 años de su aparición, sigue asombrándonos y deleitándonos enormemente.

jueves, 18 de mayo de 2017

Badmotorfinger: la contundencia sonora.



Si se puede mencionar a un álbum contundente, definitivamente Badmotorfinger es el que mejor se adapta a este calificativo, el álbum te golpea, te avasalla, te destroza y te zarandea de impresionante manera en todos sus cortes. A mi modo de ver, se trata del mejor álbum de Soundgarden, a pesar del éxito que tuvo su siguiente trabajo, el excelente aunque un poco más ligero Superunknown de 1994.

En 1992 la banda ya había grabado un par de álbumes anteriores, los cuales tenían un sonido poderoso y cuasi thrashero, pero fue hasta este álbum que supieron mezclarlo con sonidos un tanto más accesibles, sin perder su esencia metalera primigenia, y sin caer en facilismos comerciales. Tanto así que este álbum para muchos ha pasado desapercibido al momento de mencionar a los mejores álbumes de la década. La música aquí de hecho no es nada comercial, es dura y cruda, las guitarras ensordecedoras ahuyentan a los oídos domesticados de los amantes de lo comercial, las complejas estructuras musicales aturden y desconciertan a los headbangers empedernidos, la potente y virtuosa voz de Cornell ahuyenta a los que buscan sólo música deprimente que alimente su baja autoestima. Nada del álbum es atractivo para los que buscan pertenecer a una moda o a un status (incluidos los que escuchen el álbum luego de la muerte de Cornell, y salgan despavoridos con las notas iniciales de "Rusty Cage").

Repito, el álbum es un puñetazo en el pómulo, contundente como un martillo golpeando un clavo. No es para grungeros, ni para metaleros. Es para amantes de la buena música. Es cierto que la mezcla de grunge y metal pueda ser atractiva para algunos, pero el resultado no es nada de lo que un amante del grunge o un amante del metal esperaría. La banda aprovecha esto para dar un golpe de autoridad y establecer su verdadera premisa musical: las complejas estructuras musicales y los despliegues virtuosísimos de los intérpretes. Es cierto, estamos ante un álbum de alto nivel técnico, ante una obra perfeccionista de la interpretación y ante una cerebral y virtuosa exposición musical. Todo cubierto con los oscuros manteles del metal y del grunge.

Sus 58 minutos de duración no nos van a dar ninguna tregua, ningún instante de solemnidad o tranquilidad. No hay canciones "acústicas" que nos permitan recobrar el aliento, todo lo contario, "Rusty Cage" es potente, "Outshined" es cerebral y compleja con sus 7/8 de beat, "Slaves and Bulldozers" es una impresionante demostración del mejor rock pesado (en 6/8), donde la voz de Chris Cornell suena más perfecta que nunca, nos demuestra que es la mejor voz rockera de los últimos años. Con estos 3 temas iniciales debemos sentirnos aturdidos, demasiada energía, demasiados trancazos. "Jesus Christ Pose" es (quizás junto con "Hooker With A Penis" de Tool) la canción más contundente que yo haya escuchado en toda mi vida, no alcanzo a superar aún la potencia y la agresividad de la canción (sin usar la fórmula fácil de los metaleros para adolescentes, es decir, el constante uso de groserías y gritos esquizofrénicos). Las guitarras no están sobretrabajadas, ni la batería amplificada al triple, simplemente la música en su naturaleza, es contundente. Es, para mí, imposible imaginarme una versión acústica de esta canción. Es tan poderosa que no se le puede hacer versión acústica.

De ahí pasamos al speed metal de "Face Pollution", con sus pequeños pero impresionantes brillos de complejidad musical, el grunge de sepa de "Somewhere", la canción más accesible del álbum, con un sonido muy cercano a lo que harían en el ya mencionado "Superunknown" (es para destacar que, en un álbum como este, la canción más grungera sea la más ligera de todas); el homenaje fantástico a Black Sabbath y al mismo Ozzy Osbourne en la ascendente "Searching With My Good Eye Closed", la oscura y ominosa "Room A Thousand Years Wide", el auténtico deleite de principio a fin que es "Mind Riot", lo más cercano a una balada que encontraremos en el álbum (lo cual es maravilloso), otra muestra de complejidad rockera en la casi bluesera "Drawing Flies", la deprimente y pesada "Holy Water" y el oscuro y derrotista cierre en "New Damage".

Sin duda se trata de un trabajo único, nadie más hizo lo que Soundgarden logró en Badmotorfinger, una amalgama excepcional de sonidos duros y contundentes, mezclados con el sonido de moda pero sin el facilismo implícito de éste. El mayor legado de Chris Cornell, para quienes piensan que está al nivel de Scott Weiland, o de Layne Staley, nada más lejano de la realidad. Cornell se merece un lugar entre los próceres del rock noventero, y este álbum es la prueba de ello. Con el tiempo, estoy seguro que se le dará el justo valor a esta obra imprescindible de la historia del rock.


lunes, 15 de mayo de 2017

La música popular.


La música es, sin dudas, un arte que expresa de manera muy sutil y bella las distintas emociones y virtudes del ser humano. A través de los siglos, de los milenios incluso, el ser humano ha sentido esa imperante necesidad de expresar con sonidos alguna emoción que le abruma, como la alegría o la tristeza. Desde el hombre primitivo, se desarrollaron instrumentos sonoros, principalmente de percusiones, para generar emociones y contagiarlas a sus compañeros de tribu y, ya sea para despedir a un ser querido, para celebrar una victoria o para prepararse para las batallas, siempre la música fue el método o el conducto que se usó para transmitir un sinfín de sentimientos de manera precisa y en un metalenguaje que sólo los humanos podemos entender.

Con el pasar del tiempo, el ser humano evolucionó, y la música también lo hizo. El pináculo de esta evolución llegó a principios del siglo XVIII, con la aparición del primer gran genio musical del que se tenga registro: Johann Sebastian Bach. Un músico que influenció, y sigue influenciando a artistas de todo el mundo, de todas las edades y de todas las razas, y esto se debe gracias a que su capacidad y su talento para expresar emociones de manera tan perfecta y sutil, han llegado a los oídos y a los corazones de todo quien le haya escuchado con el alma. Después le siguieron otros músicos gigantescos, y la música siguió su curso evolutivo natural.

En la historia contemporánea podría mencionar otro punto de inflexión histórico que, al igual que la aparición de Bach en el panorama, cambió para siempre la manera de hacer, de escuchar y de comprender la música. Me refiero a la aparición de la música popular. Cierto es que el concepto de música popular existe desde hace siglos y siglos, y siempre fue considerada como una forma vulgar de expresión musical, una vacuidad artística para los menos agraciados y una diversión para los incultos. Pero la música popular mezclada con arte que apareció a mediados de los sesenta con los Beatles, detonó la exposición de este tipo de música y la hizo el principal modelo de expresión musical, hasta nuestros días. Ya nadie se preocupa por escribir óperas, grandes sinfonías, sonatas o incluso misas, como se hacía con la música culta. Incluso, los músicos de hoy no buscan ser multiinstrumentistas, sabrán tocar un instrumento y conocerán las bases de otro más, pero hasta ahí. No son capaces de componer una obra para piano, otra para violín, otra para guitarra y otra para oboe, ni mucho menos una obra para una orquesta completa.

La música popular de hoy dictamina que un guitarrista puede componer canciones para guitarra, y quizás para piano, y con los arreglos de otros 3 o 4 instrumentos ya puede tener una canción, una pequeña obra de estructura simple y de no más de 5 minutos de duración. Las masas de hoy se han acostumbrado a este modelo simple de expresión musical. Y este hecho como tal, no es de ninguna manera negativo o dañino. Puedo nombrar a una centena de artistas o grupos que han hecho maravillas musicales con este concepto simplista de creación musical. Personajes que han labrado su nombre en el olimpo musical con su enorme talento y capacidad sobrehumana.

Pero también es cierto que, con este concepto musical popular, es mucho más fácil encontrar música desechable y reafirmar la idea que por centurias se tuvo de la música popular: que es una forma vulgar de expresión musical, una vacuidad artística para los menos agraciados y una diversión para los incultos. Y es que es cierto, la gran mayoría percibe a la música como un elemento de "diversión", alimentado en gran parte por otra necesidad primitiva del ser humano: bailar. Bailar es divertido, si la música es divertida. Con esto no trato de menospreciar el valor del baile, ni trato de ningunear su trascendencia como bálsamo contra las adversidades de la rutina diaria. Pero dentro de la música "bailable" o "divertida" también hay distinciones; no es lo mismo la música "swing" que el reggaetón, por poner un ejemplo. No es lo mismo el danzón que la música de banda, por mencionar ritmos latinos.

Otro factor determinante es el bajísimo estandar de calidad que las masas aceptan en estos días. En otras épocas la gente abucheaba las malas composiciones, la gente criticaba a Beethoven por su drástico cambio estilístico. Hoy en día es aceptable que una misma canción, con sólo cambiarle la letra y alterar mínimamente algunas secciones melódicas, se repita en sí misma diez o quince veces, y que incluso estos autoplagios sean exitosos. La cumbia, la salsa, el hip-hop, todas las canciones de estos géneros suenan exactamente iguales una de la otra. Y es aceptado. Y es vitoreado.

La detonación de la música popular ha caracterizado a por lo menos 3 generaciones, para bien y para mal. Yo en lo personal, me quedo con el blues, el rock, y sus derivados, que creo son lo más cercano a una expresión artística plena y genuina. Pero con ansias espero a alguien que cambie el panorama, que haga regresar a la música popular al lugar que le corresponde, y que nos permita volver a apreciar a la música como una expersión plena de las virtudes humanas, y no como un medio para divertirse y "pasarla bien".

martes, 9 de mayo de 2017

Grandes álbumes debut: Definitely Maybe



Desde mediados de los años ochenta, el rock británico se había transformado en diversas corrientes que, si bien no eran de mala calidad, parecían haber claudicado en mantener el espíritu rocanrolero con vida, y habían abogado por explorar nuevas posibilidades estilísticas y emocionales, que ciertamente no encajaban con la aspereza y dureza del rock puro. Así, la música británica de finales de los ochenta y principios de los noventa tenía mucho parentezco con el dance y el new wave. Ejemplos como el de los Smiths o los Stone Roses, son la muestra más clara de la dirección que estaba tomando el rock británico.

Sin embargo, una sencilla banda, con enormes aspiraciones, gestaba en el garaje de sus líderes lo que culminaría en un álbum no sólo poderoso y rockero, sino trascendente e histórico para la música británica y mundial. Oasis grabó a lo largo de 1993 el fantástico "Definitely Maybe" su álbum debut, con el que súbitamente se lanzarían a lo más alto del olimpo británico del rock. En aquel momento, a parte de la ya mencionada escena británica, a nivel mundial imperaban los crudos y deprimentes sonidos grungeros estadounidenses, y el rock más comercial provenía justamente de las sombrías melodías grungeras y post-grungeras que se gestaban al norte de nuestro continente. En ese sentido, la aparición de "Definitely Maybe" significó no sólo una bocanada de aire fresco en la Gran Bretaña, sino en todo el mundo, detonando lo que se podría considerar como una "segunda invasión británica", aunque proporcionalmente más pequeña y menos explosiva que la de los años sesenta.

Oasis le abrió las puertas del mundo a un sinfín de bandas británicas que buscaban un lugar en la escena rockera, envueltos en la bandera del llamado Britpop que tenía en Oasis a su flamante punta de lanza. Blur, Pulp, Suede, Kula Shaker, Supergrass, The Verve, entre muchas otras bandas, fueron las más relevantes de este género. Sin embargo, ninguna alcanzaría el éxito y la trascendencia (quizás Blur a finales de los noventa) que alcanzó Oasis en 1994 y 1995. Y fue gracias a este álbum que lograron llegar a la cima a la que soñaban llegar desde su adolescencia. Pero entremos de lleno en el álbum.

La música es potente, contundente y melódica. No es sombría como el grunge, no es bailable como el sonido Madchester, no es rebuscada ni pretenciosa como el new wave. Es áspera y cruda, es rock and roll puro. Y precisamente el tema inicial, "Rock 'N' Roll Star" nos da la premisa de la banda, nos pone sus intenciones de forma muy clara, sin rodeos ni aspavientos. La canción es demasiado enérgica y acelerada, y nos habla del sueño que los músicos siempre tuvieron desde su infancia, ser estrellas rocanroleras. El genial muro de sonido creado con las guitarras, el cual es más notorio (y aturdidor incluso) en el final de la canción, es una muestra clara de que la banda buscaba eso, el estridente sonido de las guitarras, como un sello propio de identificación, y un elemento constante que aparecería a lo largo del álbum. "Shakermaker" es una canción más tranquila, más típica de la banda. El riff inicial es uno de los más reconocibles del repertorio de Oasis (a pesar de que muchos lo acusan de ser plagiado, o "demasiado inspirado" en trabajos de otras bandas a las que los Gallagher idolatraban, principalmente los Beatles). "Live Forever" es una de las canciones más reconocidas de la banda, y una de las mejor logradas, en cuanto a estructura, de todo el álbum. Definió el sonido característico del britpop, y muchos intentarían igualar lo logrado en esta canción.

"Up In The Sky" es una canción muy atípica a lo que se le conoce a la banda, una canción que se acerca mucho al sonido garage de finales de los setenta, apoyada sobre un riff acelerado. Incluso la forma de cantar de Liam Gallagher suena de cierta forma, distinta a lo que hizo en trabajos posteriores. Otra cima del álbum es la poderosísima "Columbia", otra muestra del poder rockero que tenía la banda, y que en ella se inaugura un estilo que la banda haría propio en el futuro. Canciones poderosas y ruidosas pero al mismo tiempo lentas y melódicas, lo que genera un ambiente de locura controlada, como una mezcla de Black Sabbath con los Beatles, o de Led Zeppelin con los Kinks, un sonido ciertamente original, aunque suene como algo que ya hemos escuchado antes. "Supersonic" es mi canción preferida del álbum, una canción que perfecciona la premisa mencionada de la canción anterior; un rock duro y melódico por igual, agresivo e inofensivo de alguna manera. Las guitarras potentes y las melodías pegajosas jamás se conjuntaron tan bien como en esta canción.

Otra canción atípica, aunque increíble es "Bring It On Down", quizás la máxima expresión de rock duro de todo el álbum, aquí las melodías ceden sólo un poco el terreno ante la agresividad y crudeza de la música, y nos regalan uno de los momentos más rockeros de todo el britpop. Las reminiscencias a otros autores regresan en "Cigarretes & Alcohol", inevitablemente vendrán a nuestra mente las obras de ZZ Top o de MC5, aunque con un aire británico ineludible que baña a la canción de la finura característica de los músicos de esta nación. Por su parte, "Digsy's Diner" es una divertida y breve canción que, extrañamente, funciona a la perfección dentro del álbum, refrescándolo y aportando nuevamente un sonido que la banda ya no habría de repetir en trabajos posteriores, lo que le da valor doble a esta pequeña y disfrutable melodía.

La grandeza musical llega a otra de sus cumbres en "Slide Away", una excelente canción, que por emotividad no tiene igual en ninguna otra canción del álbum, pero que aparte se complementa con deliciosas melodías y resonantes guitarras, lo cual hacen que, desde mi punto de vista, sea la canción más completa y mejor lograda de todo el álbum, e incluso una de las mejores 5 canciones del repertorio histórico de la banda. Y es que no es exageración, se trata de una obra delirante y deliciosa, que conforme avanza va evolucionando en emotividad e intensidad, e incluso en el final de la canción podemos sentir escalofríos de satisfacción por la perfecta conjunción (y única a lo largo de todo el álbum) de la música insistente y la letra suplicante ("don't know/ don't care/ all I know is you can take me there") mientras Noel Gallagher eleva su voz en unos coros tan sublimes como discretos, y Liam repite incansablemente el título de la canción. Reitero, una de las mejores canciones (rayando en lo genial) de la banda, y del britpop todo. Para finalizar el álbum, una joyita llena de una ironía simplemente deliciosa, "Married With Children" es una acústica en la que la guitarra de Gallagher (Noel) acompaña a la voz del otro Gallagher (Liam) y en apenas 3 minutos de duración nos regalan un compendio del perfecto rompimiento de un matrimonio incosciente, en el que ambas partes se hartan una de la otra. Bastante común, y ello hace que la ironía sea un factor elemental en esta canción, y la hace ser más que perfecta para cerrar el álbum.

Para la versión mexicana del álbum, incluyeron un track 12, la portentosa y bella "Whatever", en la que las cualidades de composición musical de Noel Gallagher quedan expuestas. Sin embargo, a nivel mundial, esta canción no pertenece al álbum, así que no la contaremos como tal en este escrito.

Oasis grabó en su debut un álbum fundamental en la historia del rock, un álbum que cambiaría e influiría a muchas bandas en las décadas siguientes, y que habría de marcar un precedente del camino a seguir por otras bandas británicas. Un ejemplo de esto es ni más ni menos que Radiohead, quienes luego de su primer álbum, influenciado enormemente por Nirvana y el grunge norteamericano, en su segundo habrían de hacer un (gran) álbum de britpop al más puro estilo inglés, influenciados evidentemente por Oasis y su fantástico trabajo. Al final, los años le han dado su justo valor a este disco, y hoy en día se reconoce como lo que es, un histórico y grandioso álbum de rock and roll. Ni más ni menos.