miércoles, 29 de agosto de 2018

Un álbum desgarrador, o sobre la honestidad musical




La diferencia de un  álbum promedio y un gran álbum radica en la cohesión y la unificación de un concepto musical dentro de una serie de canciones. Puede haber álbumes con algunas canciones buenas pero sin un elemento unificador, es decir, álbumes que son sólo una  excelente colección de canciones. Sin embargo, también hay álbumes que, dentro de una temática específica, enaltecen las canciones que le conforman, y pasan de ser simplemente canciones con características propias, a ser engranes y piezas que juntas conforman un todo, un ente mayor que en conjunto multiplica exponencialmente su valor artístico.

Así, por ejemplo, un álbum de música pop, como por ejemplo "Thriller" de Michael Jackson, puede tener canciones melódicas y pegajosas, canciones que funcionan para la radio y que eventualmente se convierten en clásicos de la música popular. Sin embargo, hablando específicamente de dicho ejemplo, se percibe una falta de cohesión y un desdén hacia la búsqueda del todo, anteponiendo a las partes de forma individual antes que al concepto mayor que debería ser un álbum. El resultado es un álbum del cual todos sus temas fueron a la radio, pero que entre sí no tienen nada en común, más allá de ser populares. Por aquí una canción disco ("Wanna Be Startin' Somethin'), por allá una canción semi-rockera ("Beat It"), de este lado un r&b más popero y plástico que emocional ("Billie Jean"), de aquel lado un pop simpático y vacío ("Thriller"), y otras cuantas de las que ya nadie se acuerda.

Y la falta de cohesión va más allá de una disonancia en géneros de una canción a otra. Si se hubiera usado, por poner un ejemplo, la temática del horror, como en el video de "Thriller", aún con la distancia rítmica y armónica entre canciones, hubiera existido una temática que añadiría un valor mayor a las canciones. Pero no. La fórmula fácil de hacer canciones como se hacían en 1962. La fórmula probada y garantizada para obtener lo que algunos "arti$ta$" buscan.

Ahora bien, este mini-ensayo anti pop lo incluí en la reseña de un álbum que no tiene la trascendencia popular que tendría el mayor álbum pop de todos los tiempos, pero que sí tiene una calidad artística infinitamente superior a la del mencionado álbum multimillonario. Y lo hice en cierta medida, para comparar a ambos álbumes desde una perspectiva musical, pero también para dimensionar el hecho de que un álbum prácticamente desconocido es sumamente superior a la obra máxima del artista máximo del pop.


Y ese álbum del que hablo es el "Black Sheep Boy", de Okkervil River, banda oriunda de los Estados Unidos, liderada por la mente creativa de Will Sheff y su habilidad de componer canciones honestas y directas. Pero, ¿qué es lo que hace de "Black Sheep Boy" un álbum sumamente superior al que, según la revista Rolling Stone, es el vigésimo mejor álbum de la historia (LOL)? La respuesta es simple. La honestidad. Sí, ya sé que en gustos se rompen géneros, ya sé que de la moda lo que te acomoda, ya sé que el respeto al derecho ajeno es la paz (de verdad, eso dicen algunos cuando se habla de música). Es por ello que no hablaré en este caso de la enorme calidad musical del Niño Oveja Negra, ni de las múltiples cualidades artísticas que pueden o no ser subjetivas y que, tanto individualmente como en conjunto, tienen todas las canciones, TODAS.

Sólo me enfocaré en la honestidad de la música. Todos somos susceptibles a la falta de honestidad, al engaño. A nadie nos gusta que se nos vea la cara de tontos, que nos jueguen trucos, y menos a través de algo tan noble, como lo es la música. Así que, en cierta medida, todos reconocemos la honestidad cuando la vemos, o en este caso, la escuchamos, a pesar de que no todos estén dispuestos a aceptarla. Y la honestidad es un valor que trasciende las cualidades técnicas o artísticas de una obra; es un valor fundamental para que, como seres humanos, podamos crecer y ser mejores.

Entonces, si en un álbum ("Thriller") nos engañan constantemente con trampas fáciles y vacías, y nos muestran una faceta simplista y carente de sustancia, pero que suena bonito, entonces nos están engañando, nos están vendiendo el facilismo como si fuera una cualidad humana. Ojo, me enfoco en valores humanos, no musicales. Por el otro lado, tenemos una obra ("Black Sheep Boy") que es honesta consigo misma en un principio, y por ende, con la audiencia que le aprecia. Una obra que no se digiere fácilmente, pero que nos habla de corazón a corazón, que enriquece nuestras emociones y nos lleva a lugares de nuestro interior que definitivamente están ahí, pero que, sin ayuda, es difícil acceder a ellos.

Aquí no hay facilismos, por el contrario, la obra es desgarradora en todas y cada una de sus canciones. De hecho, ese es el concepto central del álbum. Los sentimientos dolientes que todos conocemos, esos que en una pantalla se ven bonitos pero que cuando los sentimos queremos morirnos. Y de dolor a dolor, se nos habla en una obra musical que, con un poco de apertura emocional, sabremos apreciar y agradecer. Porque sentir cosas así sin un riesgo real es un lujo que sólo a unos pocos se les permite disfrutar, no porque sean "elegidos", sino porque ellos mismos se lo permiten.

A ese reducido público se dirige esta obra tan bella y tan desgarradora, tan sutil y tan agresiva, tan humana e inhumana por igual, un ente mayor dividido en once secciones hermosamente dolientes. Una muestra de que, cuando se hacen las cosas por las razones correctas, con los valores humanos más enaltecedores, lo demás viene por añadidura. Si partimos de esta premisa, la de los valores humanos, se nos facilitará enormemente el apreciar los valores musicales intrínsecos de las canciones. Sabremos apreciar un arpeggio, una armonía precisa, un cambio de ritmo, una sucesión de notas que nos lleven del cielo al infierno, o viceversa. Pero si en vez de eso, se nos enseña a apreciar una obra musical sólo por lo pegajosa que es, o por lo bien que se puede bailar, o por cualquier anti-valor que sólo se enfoque en el lado fácil de las cosas, pues entonces nos perderemos de todo un mundo de maravillas que están ahí para nosotros.

Lo sé, dije que no hablaría de los valores artísticos del álbum, pero no puedo resistirme a decir que "So Come Back, I'm Waiting" es una de las canciones más fascinantes, dolorosas, escalofriantes y majestuosas que he escuchado en toda mi vida. Son 8 minutos de paraíso absoluto, 8 minutos de un oasis de belleza dentro del horroroso mundo musical actual. Y tampoco puedo resistirme a las lágrimas que inevitable(y afortunada)mente me regalan las bellas notas de las cuerdas del tema final, "A Glow".

A manera de conclusión, existen 2 tipos de música. La música que te enseña a enamorarte de las emociones y que te vende el placer efímero como la máxima finalidad musical. Y está la otra música, la que te enseña a enamorarte de la vida y que te vende la honestidad, a veces cruel y a veces dolorosa, y en muy pocas ocasiones (c0mo en la vida misma) alegre, como parte fundamental del objetivo del arte como expresión humana. La primera es fácil y vacía, la segunda es difícil y eterna. Pero claro, "en gustos se rompen géneros", y ante eso, nada más queda por decir.

lunes, 27 de agosto de 2018

La primera Ópera Rock



Sin lugar a dudas que Pete Townshend es uno de los más grandes creadores de rock de toda la historia, tanto musical como líricamente. Desde sus años iniciales, siempre buscó destacarse por encima de sus compatriotas invasores musicales británicos. Incluso él sentía que podía superar a los mismísimos Beatles, y por ello, desde el segundo álbum de su banda, los increíbles The Who, tuvo en mente la idea de conceptualizar un álbum e incluso ir más allá: quería crear una obra musical a manera de ópera, que contara una historia trágica a través de las letras y la música, y lograr un éxtasis en sus oyentes similar al que se logra con las mencionadas óperas.

Sólo que en este caso no habría una señora gorda cantando, no estarían los tenores más famosos de dicha escena musical. No. Él quería hacer una ópera rock, con guitarrazos y ritmos acelerados y poderosos. Es así que nació el proyecto de Tommy, en 1968, que fue consolidado en 1969 por los Who, formados por el mencionado Townshend en las guitarras y voces, Roger Daltrey y su potente voz rocanrolera, John Entwistle en el bajo (y el humor negro) y un absoluto demente de las percusiones que era Keith Moon.

Tommy hablaría sobre la trágica e inverosímil historia de Tommy Walker, un niño que a causa de un gran trauma, pierde la capacidad del habla, escucha y vista, y que a lo largo de los 24 temas se descubre a sí mismo y a su más grande pasión, no sin antes sufrir otros altercados bastante crueles e infames por parte de algunos de sus propios familiares. El álbum es una obra maestra musical, y un referente que aún a nuestros días se mantiene como punta de lanza dentro de las obras conceptuales y las óperas rock, no sólo por tratarse de la primera en su género, sino por la calidad intrínseca de la música incluida en él.

La majestuosa obra inicia, como todas las obras majestuosas, con una overtura, "Overture", en la que se crea una especie de potpourrí musical que nos anticipa algunas de las grandes melodías incluidas en el álbum, y en donde se nos establece el destino del capitán Walker, perdido en la guerra y sin conocer a su nonato hijo. La energía de la canción de inmediato nos atrapa y nos arranca la desidia y pereza que inicialmente sentimos por escuchar 24 canciones y más de 75 minutos de música. La breve "It's a Boy" está ahí simplemente para anunciarnos que ha sido varón el hijo del capitán Walker. Recordemos que en uha obra de esta naturaleza hay muchos temas de transición que, más que analizarse como canciones per se, se les trata como lo que son, breves piezas transitorias que enriquecen el contexto del álbum. Tal es el caso de este segundo tema.

Acto seguido, la primer canción desgarradora del álbum: "1921", una que es desgarradora tanto en la letra como en la música. La letra nos hace creer que es optimista, dada su primera línea: "Got a feeling '21 is gonna be a good year", pero no. Tommy ha crecido, y su madre ha encontrado un nuevo amor. Nadie contaba con el inesperado regreso del capitán Walker, por lo que la madre y el amante deciden asesinarlo frente a Tommy, a quien le dicen que no vio ni escuchó nada, por lo que no debe decir nada de esto jamás. Esto le genera su trauma y así, pierde el habla, la escucha y la vista. La música se desvanece en tristeza hacia el final, mientras Townshend canta, casi clamando: "What about the boy?". Desgarradora.

En "Amazing Journey" tenemos una de las canciones más intensas de todo el álbum, musicalmente hablando, pues maneja las emociones a su antojo, y por momentos tenemos epicidad, por otros agresividad, y por otros sensibilidad. Aquí se nos habla de las capacidades que Tommy desarrolló en su estado deplorable: el sentido del tacto y, sobre todo, una gran imaginación. Esta segunda habilidad se ve manifestada musicalmente en "Sparks", una breve e instrumental que retoma la sección musical de uno de sus temas del álbum anterior. Como una especie de cierre de ciclo, que más tarde retomarían.

El siguiente tema es "Eyesight To The Blind (The Hawker)", un cover de un blues de 1951 que de alguna manera, se adaptó a la perfección a la temática de la canción. En ella de habla de un personaje misterioso, al que llaman The Hawker, que en realidad es un proxeneta que jura que sus empleadas son capaces de curar cualquier mal, incluido el del pequeño Tommy. Musicalmente podemos destacar el poder vocal de Daltrey, que aquí se luce de manera extraordinaria. Mientras tanto, la fantástica "Christmas" nos habla de la preocupación de la madre de Tommy, quien teme que sus incapacidades le eviten llegar al cielo, si muere, mostrando el nivel de inconsciencia por parte de los familiares más cercanos de Tommy. Las melodías y armonías vocales de esta canción son simplemente exquisitas; mientras Daltrey nos expone el tema principal de la canción, con su potente voz, los coros de Townshend y Entwistle parecen jugar en el fondo, lo cual hacen de manera estupenda.

"Cousin Kevin" es la primera de dos canciones escritas por John Entwistle para el álbum, una con estructura simple pero con un crescendo emocional asombroso, por lo que el lento y calmado inicio en algún momento es un torbellino de voces, guitarras y emociones, liderado por los coros a 3 voces tan maravillosos como escalofriantes. La canción nos habla sobre el abuso y acoso que Tommy sufría por parte de su primo Kevin, quien se aprovechaba de las debilidades del protagonista para su diversión malsana. Por su parte, "The Acid Queen" nos habla del encuentro que Tommy tuvo con la gitana, una de las empleadas del proxeneta que ya se había mencionado. Un abuso más a la inocencia del pequeño Tommy que habría de incrementar sus traumas en aras de poder hallar una cura para sus males. Esta es otra muestra del rock más pulido y perfecto que los Who aspiraban a mostrar. Todos los instrumentos suenan de maravilla, acorde con la temática de la canción, pero también con el sonido enérgico característico de la banda.

La gitana, además del abuso sexual, le otorgó al pequeño unas drogas, para liberar su mente y romper con las cadenas que le atan a su interior. El viaje inducido por dichas drogas se musicaliza en los 10 minutos que dura "Underture", una muestra del poderío instrumental de la banda. Además, este tema sirve como punto central de la obra, pues la historia se empieza a encaminar hacia la curación del niño. Antes de ello, un trauma más. "Do You Think Is Alright?" es una pieza transitoria que exhibe la preocupación de la madre por dejar a Tommy al cuidado de su tío Ernie, quien en el tema siguiente (escrito por Entwistle) "Fiddle About" abusa sexualmente del niño.

Es hasta "Pinball Wizard" que se nos exhibe una faceta alegre y esperanzadora de la vida de Tommy. Él ama el pinball, y es un experto en ello. La música aquí es mucho más electrizante  que en cualquier otro tema de la canción, y el riff de guitarra acústica es ya un clásico del rock. De hecho esta sea quizás la canción más conocida del álbum, y no es para menos, su estructura simple y efectiva, aunada a sus melodías pegajosas y su energía mayúscula le hacen destacar de inmediato. El sentido común finalmente aparece en "There's A Doctor", otra breve canción en la que se establece la posibilidad de llevar con un médico a Tommy para que le haga estudios y, al fin, pueda curar al niño.

Sorprendentemente, en "Go To The Mirror", el doctor les dice a los familiares que el niño de hecho no está sordo, ni ciego ni mudo, sino que simplemente él decide no hablar, ni oír, ni ver. Esta esperanza se puede palpar en la música, que maneja los 3 acordes memorables de la overtura, pero que esta vez nos auguran un futuro más optimista. El final de la canción es lo opuesto al final de "1921". En donde allá todo se derrumbaba, aquí todo se reconstruía. Claro, no sin un gran esfuerzo, cosa que se aprecia en "Tommy Can You Hear Me?", un esfuerzo de la madre por hacer reaccionar a su hijo perdido en su interior.

Finalmente en "Smash The Mirror", el niño regresa en sí, luego de un enorme esfuerzo de su parte, representado en el sonido final de un espejo rompiéndose estrepitosamente. Nada extraordinario musicalmente, por lo que le podemos considerar como un tema transitorio. Caso opuesto al de "Sensation", una canción alegre tipo Beach Boys, en la que se describe el suceso a nivel local que significó el regreso de Tommy, quien se convirtió en una noticia de la que muchos escucharon. Esta noticia se expresa en la brevísima "Miracle Cure". De pronto Tommy es famoso, así que decide transmitir su mensaje de esperanza al mundo. Esto le genera todo tipo de seguidores, como la que se muestra en "Sally Simpson", una inocente niña que se enamora de Tommy mientras su madre y los allegados a Tommy le hacen ver que su amor hacia él será imposible e incorrespondido. La música de esta canción es una de las más bellas y deliciosas de todo el álbum, con ese piano tocado en notas con dos octavas de diferencia. Además de destacar a Keith Moon, siendo loco en una canción que para nada es loca.

"I'm Free", que sí es una alocada canción, es quizás lo más rockero que nos presentaría la banda para este álbum, una canción con un riff simple e incluso un tanto bobo, pero que se acopla a la disonancia general de la canción, en la que la temática principal es la nueva consciencia de libertad que ahora Tommy siente en su interior. Esto le hace abrir un campo pseudo-espiritual, para niños como él que puedan hallar la solución a sus problemas. En "Welcome", Tommy les habla directamente a sus súbditos con este mensaje de esperanza, pero con una exigencia un tanto fuera de lugar. Si querían ser salvados como Tommy, debían vivir los mismos traumas de Tommy, cosa que el propio protagonista exigía. Esto, desde luego, era un absurdo. La música de este tema es la más calmada y disfrutable de todo el álbum. Se priorizan las melodías y su estética mucho antes que la energía de la música, cosa que no sucede en ninguna otra canción del álbum.

El penúltimo tema es la irreverente "Tommy´s Holiday Camp", una extraña canción transitoria escrita y cantada (o al menos es un intento de canto) por Keith Moon, que sólo sirve para dar pie a la épica canción final. "We're Not Gonna Take It" es la rebelión de los seguidores de Tommy, que se rehusaban a vivir los traumas que vivió Tommy para ser salvados. La canción se divide en dos partes, la primera es muy melódica y acelerada, y contiene toda a temática lírica que se ha mencionado, mientras que la segunda mitad es épica y emotiva, en la que Tommy recuerda las palabras que a sí mismo se decía en su interior, y que eventualmente le salvaron de su trauma. Y es así como culmina uno de los álbumes más ambiciosos y grandiosos de la historia del rock.

Es cierto que han existido muchas otras óperas rock, algunas de ellas igual de históricas que Tommy, sin embargo, la innovación y originalidad de esta obra le hace destacar siempre, y ser un referente para todo aquél que, después de Tommy, publicara una ópera rock.

Es cierto que no se trata del mejor álbum de la banda, sin embargo, sí es el más representativo del cuarteto londinense, el que les catapultó al estrellato y a uno de los lugares más privilegiados en la historia del rock.

jueves, 16 de agosto de 2018

Canciones para conocer, comprender y amar a la música Soul



Con la despedida de la llamada reina del soul, Aretha Franklin, decidí hacer un listado con las canciones que a mí me ayudaron a conocer y amar a la música soul, esa música llena de sentimiento y pasión, que posteriormente se derivaría en el funk en los años 70, y con lo que se terminaría la gran época de la música negra. Si consideramos al soul como la última gran oleada afroamericana de música para la posteridad, entonces vaya forma de despedir su enorme influencia tanto para el rock, como para otros géneros.

21. "When A Man Loves A Woman" - Percy Sledge (1966)

Una enorme canción con todo el romanticismo y la pasión característica del género, posteriormente se hizo popular gracias a la versión diluida de Michael Bolton, sin embargo, esta grabación original nos transmite el sentimiento a través de la increíble voz de Sledge.


20. "Shout" - The Isley Brothers (1959)

La transición entre rock'n'roll, rythm and blues y soul se dio a finales de los años 50, y esta emotivísima interpretación de los hermanos Isley es una clara muestra de ello. La alegría e ímpetu incrustadas en la canción no evita el transmitirnos emociones profundas, claro, a través de la voz del mayor de los hermanos, Ronald Isley.


19. "I Just Wanna Make Love To You" - Etta James (1961)

Antes de Aretha, estaba Etta, una estupenda cantante que, primero con el blues, y luego con el soul, se convirtió en la primera heroína de este género con el álbum que contiene esta joya, el "At Last!", que la catapultó y catapultó también al soul como uno de los géneros más influyentes y novedosos de principios de los 60. Originalmente escrita por Muddy Waters, podemos escuchar en esta canción a la perfección la transición del blues al soul, con tanta naturalidad como ingenio.


18. "You've Really Got A Hold On Me" - Smokey Robinson And The Miracles (1962)

La canción que un año más tarde harían famosa los Beatles, tiene una letra tan irónica y contradictoria, como lo sería la esencia del soul, romance y tristeza, fuerza y debilidad por igual. Se trata de la canción más conocida del grupo, y sin duda, una que influiría en muchos otros artistas de la época y de décadas futuras.


17. "Think" - Aretha Franklin (1968)

La reina del soul grabó y publicó esta canción ara su álbum "Aretha Now" de 1968. Para este punto ella ya era la máxima exponente del género, tras la muerte de Otis Reding y Sam Cooke a edades tempranas. Convertida en pionera del feminismo musical, esta canción contiene la fuerza vocal y musical que todos le conocemos.


16. "Cry To Me" - Solomon Burke (1962)

Originalmente, Burke era un predicador que tuvo cierto éxito con algunas grabaciones gospel que hizo en años anteriores, cosa que le llevó a firmar con un sello discográfico que lo orillaría a cantar soul, cosa que fue un enorme acierto, pues su voz se acoplaba a la maravilla al género. Esta es quizás su canción más representativa, una llena de sentimiento y romanticismo.


15. "Stand By Me" - Ben E. King (1961)

Una archirreconocida canción que a casi 60 años de su aparición, sigue recordándose por la audiencia, y regrabándose por distintos artistas. Sin duda es una maravilla de canción, una obra representativa del soul, y un parteaguas para la música negra de los años 60. El sonido del contrabajo es ya una marca registrada de los clásicos musicales de todos los tiempos.


14. "I Heard It Through The Grapevine" - Marvin Gaye (1968)

Extraída del álbum "In The Groove", esta canción representa la transición del soul al funk que se dio a finales de los 60 y principios de los 70. Todos sabemos de la influencia de Marvin Gaye para ambos géneros, y el hecho de que haya sido él la primer persona en grabar esta famosísima canción, covereada por infinidad de artistas, representa la enorme importancia del artista, quizás la última joya de la música negra.


13. "A Change Is Gonna Come" - Sam Cooke (1964)

Se trata del mayor éxito del talentosísimo cantante y compositor Sam Cooke, publicada el año de su prematura (y lamentable) muerte apenas a los 33 años. Sin embargo, su corta carrera fue lo suficientemente importante como para que se le considere uno de los mayores pilares de la música soul, y uno de los autores más prolíficos de dicho género. La canción tiene un fuerte trasfondo político, por lo que se le consideró un himno por la igualdad racial en los Estados Unidos.


12. "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman" - Aretha Franklin (1967)

Una canción originalmente folk, escrita por la poco reconocida pero súmamente prolífica dupla de Carole King y Gerry Goffin (cuántas canciones no hemos visto que están firmadas por Goffin-King), Aretha la incluyyó en su fantástico álbum "Lady Soul" de 1967. La fantástica voz de Aretha se luce en su esplendor en esta romántica y lenta melodía, en la que el fuerte elemento feminista estaba presente.


11. "Tell Mama" - Etta James (1967)

Otra interpretación femenina poderosa y maravillosa, esta fue quizás la última gran canción de Etta James, la cual tiene impresa todo el sello del soul clásico, con los metales estilizados y el poderío musical y vocal, tal y como se hizo en la famosísima discográfica Motown, encargada de publicar exclusivamente este tipo de música. 


10. "Gimme Some Lovin'" - The Spencer Davis Group (1966)

Uno de los dos casos de artistas blancos tocando música soul de altísima calidad, en esta caso el que posteriormente lideraría a la famosa banda progresiva Traffic, Steve Winwood, junto a su banda, nos trajo en 1966 una excelente melodía soul, en la que la alegría se adueña de la música, y en la que la voz del propio Winwood se luce de manera extraordinaria. Toda la esencia negra en una banda británica de puros blancos.


9. "I've Been Loving You Too Long" - Otis Redding (1965)

Una auténtica maravilla de canción, extraída del que quizás sea el mejor álbum de soul de la historia, el "Otis Blue" de 1965, la fantástica voz de Redding se luce con creces en esta tristísima y exquisita canción que puede llevarnos al borde de las lágrimas con suma facilidad. La capacidad de Redding de escribir e interpretar este tipo de canciones tan monumentales le hacen ser uno de los mayores íconos del soul, a pesar de su corta carrera musical.


8. "With A Little Help From My Friends" - Joe Cocker (1968)

Otro blanco cantando soul, esta vez el caso es mucho más espectacular, pues una melodía que originalmente era de pop psicodélico, fue arreglada por el propio Cocker con un talento y una capacidad musical asombrosas, y la renovó en una canción emotivísima y gloriosa en todos sentidos. Podríamos decir que mejoró una canción de los Beatles, y eso no es poca cosa. Una auténtica maravilla absoluta.


7. "(What A) Wonderful World" - Sam Cooke (1960)

Se trata de uno de los primeros éxitos de Cooke, y una de las canciones más inocentes, si se puede decir así, de todo el soul. Sin embargo, su facilidad melódica y su excelente interpretación vocal la convirtieron en una de las canciones obligatorias para todo aquel amante no sólo de la música soul, sino de la música en general.


6. "(Sittin' On) The Dock Of The Bay" - Otis Redding (1968)

Una canción que se publicó posterior a la muerte del gran Otis, quien la escribió y grabó un año antes, y que se convirtió en su himno póstumo, la canción con la que todos le despidieron de manera simbólica, lo cual funcionó de maravilla gracias a la emotividad y melancolía nata de la canción. Apartir de este punto nació la leyenda.


5. "Bring It On Home To Me" - Sam Cooke (1962)

Una gigantesca canción llena de romanticismo y emotividad, es quizás la canción más triste y dolida del joven compositor. La fuerza de su voz y la cadencia hacia al frente de la canción (típica en el soul) incrementan el valor artístico de la melodía, y aseguraban su legado en un lugar muy alto dentro del olimpo del soul.


4. "(Your Love Keeps Lifting Me) Higher And Higher" - Jackie Wilson (1967)

El mayor éxito de este talentoso artista, es una canción que se opone a la melancolía del soul, y nos regala una canción romántica, pero con muchísima energía. Es una de esas canciones que de inmediato nos ponen de buenas, gracias a su alegría natural y a la estupenda manera de transmitir energía a través de la música. Un clásico único del soul, lleno de vida justo cuando el soul moría.


3. "My Girl" - The Temptations (1964)

Esta canción representa la faceta más pop del soul, en donde las melodías se anteponen al sentimiento, pero en donde la esencia musical del soul queda intacta. Es por ello que la canción tuvo tanto éxito, y por lo que se le recuerda y se le reconoce como una de las máximas obras dentro de este multifacético género.



2. "Respect" - Aretha Franklin (1968)

El himno feminista por excelencia, la mayor obra de la reina, el clásico más clásico del soul. La canción que resume el poder de Aretha, la emotividad del soul y el significado de los cambios sociales que se sucitaban en aquellos días, y por los que aún hoy en día se lucha. Más allá del trasfondo social y político, la canción es una estupenda declaración artística de lo que podía significar el soul.


1. "These Arms Of Mine" - Otis Redding (1962)

Qué se puede decir sobre esta monumental obra maestra. Todo el sentimiento, la emotividad y sí, el alma que puede llegar a tener una canción, están perfectamente resumidas en los 2 minutos y medio que dura esta excelsitud musical. La confirmación de Otis Redding como la máxima figura del soul, y la consolidación del género como un modelo a seguir, aún en nuestros días. Joya no, lo que le sigue.


martes, 14 de agosto de 2018

Ziggy Stardust



David Bowie había sido una estrella naciente en el mundo rockero de los años sesenta, una promesa del futuro del rock inglés y de la evolución de éste hacia otros sonidos y rumbos desconocidos. El éxito y clamor que le generó "Space Oddity" en 1968 hacían creen a muchos que aquí estaba la próxima gran estrella del rock inglés. Su rock psicodélico era ingeni0so, un poco como el de Syd Barrett, y además sabía introducir elementos nuevos a su música, como el uso de sintetizadores y efectos de sonido.

Sin embargo, Bowie se encontró perdido musicalmente para la realización de sus álbumes posteriores, y tuvo una suerte de dificultad para hallar su sonido. La psicodelia había pasado, lo nuevo era el heavy metal, y en 1970 publicó, con poco éxito, "The Man Who Sold The World". Más allá de la buena música incluida en el álbum, lo más llamativo era su portada, en la que se mostraba a un Bowie andrógino, que a muchos confundió, pensando que se trataba de una mujer la que aparecía en portada, y no el artista mismo.

Bowie, al notar esto, vio una oportunidad de llegar a la gente a través de su apariencia, primero, y que una vez enganchado el público con esto, entonces sería la música la que terminaría de darle la fama que buscaba. Para la portada de "Hunky Dory" de 1971, sucede un poco lo mismo, la portada muestra a un Bowie distinto, pero igualmente estilizado. Sin embargo, este álbum también significó el encuentro de Bowie con un sonido que le convencía, le agradaba, y que a la gente le podía llamar también. El llamado Glam Rock, que era mucho más artístico y ambicioso que el rock ordinario, pero sin las excesivas pretensiones del rock progresivo.

Una vez que Bowie sabía cómo debía lucir, y cómo debía sonar, lo tenía todo para garantizar el éxito. Sin embargo, una idea, un elemento adicional, se mezcló con los otros elementos para conformar el que sería su mejor obra, un álbum absolutamente histórico y pletórico. La idea era introducir una especie de concepto que sustentara tanto la imagen como el sonido del artista. Y ese concepto era el de una estrella de rock alienígena, asexual, que venía a la Tierra a salvarla de la catástrofe que le esperaría 5 años más tarde. ¿Y cómo salvaría al planeta? Con música, una música de otro planeta, propia a la apariencia extraña del susodicho extraterrestre.

Así nació "The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars", o bien, mejor conocido simplemente como "Ziggy Stardust", que era el nombre del protagonista de la distópica historia futurista. David Bowie se maquilló, se tiñó el cabello y usó trajes tan brillantes como extravagantes. Y así salía a tocar en los conciertos, junto con su banda de apoyo, The Spiders From Mars. Sin embargo, esta obra logró trascender más allá de su aporte visual y conceptual dentro del rock. La música del álbum es maravillosa, por momentos agresiva y en otros delicada. Los 11 temas que conforman al álbum son tan distintos como maravillosos. La inclusión de instrumentos poco ordinarios en un álbum de rock lograron enriquecer a la música, y los constantes cambios emocionales de una canción a otra, y a veces dentro de una misma canción, de una sección a otra, lograron sumergirnos en el concepto, y entretenernos con la enorme inventiva del música británico.

El inicio del álbum es uno de los más impresionantes de cualquier álbum de rock en la historia. De a poco escuchamos una batería un poco desordenada, que va incrementándose hasta que la voz de Bowie irrumpe, y lo que en un principio era minimalista, comienza a crecer y a crecer desmedidamente. Sutilmente se añaden más insturmentos, como el piano o las guitarras, e incluso un cuarteto de cuerdas esplendoroso. Esto es "Five Years", la fatalista canción abridora, que en cuestión de 4 minutos y 42 segundos nos conmueve y nos estremece al punto de las lágrimas. El final de la canción es una auténtica catarsis sonora que una vez que termina de explotar, se desvanece de a poco, y así como entró de lleno en nuestros oídos, así mismo se va. No podía ser mejor el inicio del álbum, pues además de anteponer la premisa del concepto del álbum, también nos crea unas altísimas expectativas musicales que no habrían de decepcionarnos con el resto de las canciones.

Una vez recibida la gran bienvenida al álbum, el segundo tema parece ser uno que apacigue nuestro estado de ánimo. "Soul Love" de hecho es lo opuesto, una canción que alterna las estrofas calmas con los coros potentes, siendo las primeras muy agradables, tanto por el pegajoso ritmo como por la voz duplicada de Bowie, mientras que los segundos son la presentación de la poderosa guitarra eléctrica que acompañará a gran parte de las canciones del álbum. Cabe destacar el ingenioso juego de palabras que durante todo el coro se hace alrededor de la palabra "love". Algunos metales aparecen para adornar y dar calidez al tema, justo antes de concluir de manera suave y ser interrumpido por la irrupción del poderoso tema siguiente.

Y es que el inicio de "Moonage Daydream" es maravilloso. Una nota poderosa en la guitarra distorsionada seguida por un Bowie esplendoroso cantando "I'm an alligator! I'm a mama/papa coming for you!" Esta voz de Bowie es a mi parecer, la más expresiva de toda su carrera, chillona y rasposa, que además en el coro se luce mostrando su capacidad de transmitir emociones profundas al oyente, mientras el piano hace su gloriosa aparición. El tercer tema retoma mucho de la expresividad emocional de la canción inicial, transportada a un plano mucho más rockero y agresivo, pero manteniendo la sensibilidad propia de la emoción en todo momento. Si nuestros ánimos habían descendido un poco con "Soul Love", esta canción nos regresará al maravilloso estado emocional en el que nos habíamos quedado al inicio del álbum. Basta escuchar el solo de guitarra del final de la canción. Sin palabras.

Siguiendo por esa misma línea, pero con tintes mucho más accesibles y menos intensos, está la canción más reconocida del álbum. "Starman", una muestra de la capacidad de Bowie de hacer canciones simples y efectivas, sin renunciar a su concepto y a su estilo. En ello ayuda mucho el uso de más guitarras acústicas y menos guitarras eléctricas, aunque en los breves momentos en que éstas aparecen, le dan un notable subidón emocional a la canción. Si bien, por un momento volvemos a calmar nuestro estado emocional, sin duda disfrutaremos de la simpleza y belleza de este tema.

"It Ain't Easy" lleva un poco más lejos ese juego entre estrofas calmas y coros potentes. Las estrofas en esta canción son suaves y bellísimas, mientras que los coros son por momentos ominosos y oscuros. Este contraste tan drástico es uno de los elementos más ingeniosos del álbum, y sólo se podía presentar en esta canción, dada su belleza, poder, pero también al estado emocional en el que la música nos ha llevado hasta este punto del álbum. Por tanto, esta canción se convierte en un punto de inflexión importante en el álbum, puesto que ya nos encontramos bastante maniatados luego de los distintos estados de ánimo presentados a lo largo de las canciones, y posterior a este tema, las cosas van a cambiar en ese sentido.

La segunda mitad del álbum inicia con la canción más hermosa y sensible de todo el álbum. "Lady Stardust" es una obra melancólica y sublime, en la que Bowie se luce en el piano mientras su voz se desgarra de forma casi gloriosa cantando sobre lo fantástica que es la banda de Ziggy Stardust. Las guitarras eléctricas no aparecen ni un segundo en esta canción, todo es Bowie con su piano y su voz, más el estupendo acompañamiento que nos deleita por su precisión y su capacidad de igualar la emotividad del elemento central de la canción. La belleza de esta canción nos eleva más, nos hace sentir una nueva emoción que no habíamos sentido en las demás canciones, y nos regala uno de los momentos más sublimes en todo el historial musical de Bowie.

Y luego de esta fantástica demostración emocional, se viene la sección más rocanrolera del álbum, con una seguidilla de 4 canciones altamente guitarreras, en distintos tiempos pero con un elemento central en común: el despliegue del rock más puro y en todo su esplendor. La primera de estas canciones es "Star", una reminiscencia al rocanrol de los años cincuenta, pero altamente estilizado con un riff de batería maravilloso y un piano tan electrizante como el de Jerry Lee Lewis. Las guitarras desde luego se hacen notar de forma maravillosa, aunque en esta ocasión son más un acompañamiento que la parte central de la canción.

Por su parte, "Hang On To Yourself" es una muestra adelantada de lo que sería el punk de los años siguientes, aunque menos crudo y más cuidado, pero en esencia es el mism poderío y la misma rebeldía musical. Incluso el riff de guitarra parece anticipar lo que se vendría 5 años más tarde (¿coincidencia?). Digamos que es un proto-punk en toda regla, con la misma energía y velocidad, pero bañada en la excelente producción y cuidado sonoro que tienen el resto de las canciones. Esto sin embargo, no le resta explosividad y vigor al tema, por lo que encaja a la perfección en la mini sección rockera del álbum.

Y siguiendo en esta línea, "Ziggy Stardust" es otra poderosa canción de rock, con mucho más elementos poperos, pero con toda la fuerza que percibimos desde las primeras notas del estupendo riff de guitarra. A pesar de que la canción se relaja en las estrofas, los coros son genuinamente rockeros, siendo una de las secciones más memorables de todo el álbum, una melodía que todos conocemos o nos es familiar. Para cerrar el tema de forma espectacular, la voz de Bowie con la contundente línea "Ziggy played guitar".

"Suffragette City" es una canción mucho más cercana al glam rock hecho en la época en que se publicó el álbum, tipo New York Dolls o incluso Kiss. El riff de guitarra es poderoso, pero en ese poder influye mucho el hecho que le acompaña una sección de metales poco perceptibles, pero que incrementan el poderío en un 200%. La médula de la canción es bastante típica del rock de la época, con ese juego de respuestas entre los miembros de la banda (Hey man!) y el propio Bowie. Esta canción no nos da un solo respiro, ninguna sección tranquila o apacible. Todo es electrizante y rocanrolero. La forma en que suenan las guitarras en el coro es espeluznante y maravillosa por igual.

Para cerrar el álbum, se nos recuerda los altos niveles de emotividad que se habían escondido un poco en los últimos temas, pero que fueron parte elemental de la primera mitad del álbum. "Rock 'N' Roll Suicide" es, al igual que "Five Years", una canción en constante crescendo, que comienza de forma tranquila y simple, pero que se complica conforme avanzan los minutos, hasta llegar a la gloriosa parte final, en la que Bowie nuevamente nos hace estremecer con su poderío vocal, y que de manera genial cierra el álbum de forma similar a como los Beatles cerraron su sargento pimienta.

Parte fundamental para el altísimo nivel artístico del álbum fue la excelente instrumentación de acompañamiento, a veces con una sección de cuerdas, otras veces con una sección de metales, e incluso con ambas combinadas. Pero sin duda, la verdadera maravilla del álbum radica en la enorme emotividad impresa en todas las canciones, emotividad que Bowie sabía expresar a la perfección con su voz principalmente, pero también con su guitarra, o con su piano. Ello le llevó a ser considerado uno de los mejores álbumes de rock de todos los tiempos, y en lo personal, uno de mis favoritos para comprender la importancia de la expresión emocional en el rock.

lunes, 13 de agosto de 2018

16 canciones de The Byrds para amar a la vida.



The Byrds era una banda de Los Angeles, formada en 1964 y liderada por Roger "Jim" McGuinn, que fue fundamental para la creación del folk rock gracias al sonido característico de la Rickenbacker de 12 cuerdas que el propio McGuinn usaba para la grabación de prácticamente todas las canciones de la banda, además del canto armónico a 3 voces, que a veces se duplicaban, y que eran interpretadas generalmente por McGuinn, Gene Clark y David Crosby. Así, a pesar de su falta de popularidad, gracias a la belleza del sonido característico de la banda, con el paso del tiempo se consolidaron como una de las bandas más influyentes de la historia del rock.

Es por ello que a continuación enlistaré las 16 canciones de los Byrds que más me llenan, las que me hicieron amar la vida un poco más, y que seguramente a muchos más melómanos también.

16. "Mr Tambourine Man" del álbum Mr Tambourine Man de 1965. La primer canción de su primer álbum es la que los catapultó a las estratósferas del naciente rock estadounidense sesentero, en un año en el que el mundo musical cambiaría completamente, la grabación y publicación de esta canción original de Bob Dylan les abrió las puertas, y definió de una vez por todas el sonido característico de la banda.


15. "He Was A Friend Of Mine" del álbum Turn! Turn! Turn! de 1965. Una bella obra tradicional, bellamente arreglada por McGuinn para ser cantada a 3 voces, sobre una base de guitarra punteada y algunos arreglos de cuerdas que complementan y embellecen a la melodía. La letra tiene un fuerte trasfondo político, por lo que la canción es mucho más profunda no sólo musical, sino también líricamente.


14. "Eight Miles High" del álbum Fifth Dimension de 1966. Una estupenda y altamente psicodélica canción, muy característica de la época en que fue publicada, se trata de una obra mucho más densa que las típicas canciones folk de la banda, sin embargo, en ningún momento se pierde la esencia musical de los californianos. Además se trata de uno de los temas más conocidos de la banda. Una canción alucinante.


13. "Mind Gardens" del álbum Younger Than Yesterday de 1967. Esta es una extraña y muy experimental canción de David Crosby, que además interpreta él mismo con su voz tan bizarra como la música que le acompaña. Sin embargo, escuchando con detenimiento, es una de las obras más complejas del historial de la banda, más allá de los arreglos psicodélicos, la letra es prácticamente poética, y las atmósferas que la canción tiene conforme avanza nos adentran en un bosque musical tan asombroso como escalofriante.


12. "Dolphin's Smile" del álbum The Notorious Byrd Brothers de 1968. Extraída del que sin duda es su mejor álbum, esta canción parece ser una simple canción juguetona, sin embargo, ese interludio que nos pone la piel de gallina es uno de los momentos más brillantes en todo el repertorio de los Byrds.


11. "I'll Feel A Whole Lot Better" del álbum Mr Tambourine Man de 1965. Una maravilla que demuestra que el punto de partida de los Byrds era uno muy alto, musical y artísticamente hablando. Es la primer canción original de la banda, compuesta por Gene Clark, con una melodicidad bastante madura para una banda debutante, además de las extraordinarias armonías vocales. Una delicia simple y efectiva.



10. "5D (Fifth Dimension)" del álbum Fifth Dimension de 1966. Con esta canción la banda abría oficialmente su etapa psicodélica, que duraría un par de años más. La obra, compuesta y cantada por Gene Clark tiene un aire de gozo y deleite que de inmediato nos contagia desde el primer verso de la canción.


9. "Get To You" del álbum The Notorious Byrd Brothers de 1968. Una belleza total que nos muestra las ambiciones country que la banda seguiría a plenitud a partir de su álbum siguiente. Sin embargo, a los aires country de la canción se le añaden arreglos experimentales y cambios de atmósfera que enriquecen y embellecen la ya de por sí bella melodía.


8. "The Bells Of Rhymney" del álbum Mr Tambourine Man de 1965. Una musicalización magistral de un poema magistral del escritor galés Idris Davies. Por tanto, la letra que en sí es una obra de arte, está bellamente acompañada por la música suave pero efectiva, y sumamente armónica. Pocas bandas han alcanzado esa maestría en las armonías, como lo hicieron los Byrds en sus mejores años.


7. "Change Is Now" del álbum The Notorious Byrd Brothers de 1968. Otra estupenda canción que desde los momentos iniciales nos asombra por su belleza, y en la que se entremezclan momentos psicodélicos y momentos country, y que en ningún momento suena fuera de lugar dicha mezcla, por el contrario, se mezclan y complementan a la perfección.


6. "I Come And Stand At Every Door" del álbum Fifth Dimension de 1966. Otra musicalización de un poema, esta vez mucho más oscura y macabra; es quizás el momento más oscuro en todo el historial de los Byrds, y sin embargo, se trata de una de las canciones más estremecedoras y profundas de todo el rock sesentero. ¿La letra? Un escabroso relato (ficticio, evidentemente) de un niño muerto en la bomba de Hiroshima. La pesadez de la música (inédita en la banda) es más que apropiada para dicho tema.


5. "Turn! Turn! Turn! (To Everything There Is A Season)" del álbum Turn! Turn! Turn! de 1965. Una clásica y ultrarreconocida canción de la banda, típica dentro de la banda sonora de la guerra de Vietnam, y una oda a la nostalgia, y a la belleza implícita dentro de ésta. Un absoluto deleite que todos conocemos a la perfección.


4. "Wild Mountain Thyme" del álbum Fifth Dimension de 1966. Un canción tradicional escocesa, a la que los Byrds le añadieron un arreglo sonoro finísimo con arpeggios de guitarra e instrumentos celtas de fondo, además de las voces a coro, por lo que se trata de una de las canciones más finas de la agrupación, cosa no menor en una banda que de por sí hacía música muy fina.


3. "Draft Morning" del álbum The Notorious Byrd Brothers de 1968. Otra delicia de canción, con una sofisticación sin precedentes, es una de esas canciones evocadoras que nos hacen viajar con suma facilidad, y transportarnos a cualquier punto del pasado, de nuestras memorias más dulces y de aquellos momentos en los que aprendimos a amar la vida. Un deleite absoluto de canción.


2. "My Back Pages" del álbum Younger Than Yesterday de 1967. Una poesía de Bob Dylan, igualmente evocadora, igualmente bella, en la que las armonías corales se alternan con la voz en solitario de un McGuinn inspirado, esplendoroso y sumamente emocional. Las alturas musicales de la banda en este cover son propias del olimpo del rock, tan perfectas que hacen que la canción no suene avejentada ni agotada. Una obra magistral.


1. "Goin' Back" del álbum The Notorious Byrd Brothers de 1968. El pináculo de la manufactura musical perfecta de los californianos. Una canción con la que David Crosby no estaba de acuerdo, pero que resultó ser la obra más bella y perfecta de los Byrds, la cumbre de su propuesta artística y uno de los momentos musicales más finos y elaborados de todo el rock sesentero. Y personalmente, una de mis canciones preferidas de todos los tiempos.



jueves, 9 de agosto de 2018

El divorcio de Bob Dylan



No se trata de un post sobre una separación amorosa... con una mujer. Más bien, el divorcio al cual se refiere el título del post tiene que ver con la imperante necesidad de Bob Dylan de evolucionar, y luego de 4 discos en los que el folk había sido su sonido distintivo, él necesitaba salir de esa burbuja de comodidad, en la que era considerado ya un dios, y arriesgarse a explorar nuevos terrenos musicales que se adaptaran a su característica lírica de altura.

Si bien, el vínculo entre el folk y Dylan no habría de terminar prácticamente nunca, sí que habría de romperse gran parte de él cuando el 9 de febrero de 1964 los Beatles se presentaban en el famosísimo show de Ed Sullivan. Dylan quedó asombrado por lo electrizante de la música del famoso cuarteto de Liverpool, por lo que su mente inquieta y hambrienta de una evolución artística comenzó a maquinar un cambio radical en su sonido.

Como mencioné antes, Dylan era la máxima figura del folk del primer lustro de los años 60, en gran parte por el éxito del que considero es su mejor disco de esta etapa, el "The Freewheelin' Bob Dylan" de 1962, que hasta hoy en día es considerado como una obra maestra del género. En 1963 publicó otro buen álbum llamado "The Times They Are-a Changin'" liderado por la icónica canción homónima. Y en 1964 sucedió lo que sucedió con Ed Sullivan. Aún así Dylan, con menos animosidad pero igual creatividad, publicó más tarde en ese mismo año "Another Side Of Bob Dylan".

Sin embargo, el músico/poeta ya estaba decidido a hacer un cambio, sin importar que esto le costara su fama, sus seguidores, sus niveles de ventas y hasta su misma reputación. Así, entre el 13 y el 15 de enero de 1965 se habrían de grabar las 11 canciones que conforman su primer obra maestra absoluta: "Bringing It All Back Home". Una obra que significa el divorcio de Dylan no sólo con el rock, sino con su estilo de vida bohemio, muy típico del Nueva York de inicio de los 60. Estaba harto. Así que vio en la vida de un rockstar (tipo Beatles) una salida honrosa y emocionante, que eventualmente expandiría su espectro creativo para grabar obras mayores en los años siguientes.

Pero, ¿qué es lo que hace tan especial al álbum, más allá de la aparición de instrumentos eléctricos? Pues evidentemente la calidad tanto de la música como de las letras. Como bien sabemos, Dylan no es un virtuoso musical, pero sí es un genio de la creación de atmósferas y ambientes que acompañen a su música. En sus primeros años se caracterizó por cantar canciones de protesta perfectamente escritas e interpretadas con nada más que su guitarra y su armónica. Ahora tenía que introducir guitarras eléctricas, bajos, percusiones y en ocasiones hasta órganos. Y aún así, logró empaparnos de la temática de sus letras.

La obra empieza con una canción mítica: "Subterranean Homesick Blues", una dura crítica al estilo de vida en las grandes ciudades norteamericanas, en especial Nueva York, que además nos introduce de golpe al nuevo sonido de Dylan. No pasan ni 5 segundos cuando ya escuchamos a la batería y las guitarras eléctricas irrumpir en la canción, mientras Dylan hace una especie de rap (¿precursor?) perfectamente estructurado. Así, la canción es una explosión eléctrica de 2 minutos y medio en los que Dylan hace una declaración de principios muy clara y concisa.

A esta gran canción le sigue la bella "She Belongs To Me", una canción que habla sobre las grandes exigencias de tener una pareja de un nivel creativo muy alto, y con exigencias y aspiraciones igualmente altas. Es una especie de canción no-romántica muy bella, con un acompañamiento musical delicioso, adornada con algunos arpeggios de guitarra que suena fantásticos. "Maggie's Farm" es la primer canción en la que Dylan expresa su deseo de alejarse del estilo folk que le caracterizaba, mediante una metáfora sobre una granja que limita sus capacidades creativas por cubrir las necesidades de la granja misma. Musicalmente, es un blues eléctrico con todos los elementos de éste muy bien manejados. Es como si fuera el estilo nativo de Dylan desde hace años.

Otra delicia de canción es "Love Minus Zero/No Limit", una suave y bella melodía, con unos acordes propios del pop que los Beatles hacían en esa época, pero con una letra maravillosa y romántica al estilo Dylan, llena de metáforas y juegos de palabras muy ingeniosos. De inicio, la primera línea dice una genialidad: "My love speaks like silence, without ideals or violence", y más tarde nos dice: "She knows there's no success like failure, and that failure's no success at all". Con poco menos de 3 minutos de duración, esta canción es un deleite en todos los sentidos. Por su parte, "Outlaw Blues" es otro blues rock de fina manufactura, y nuevamente la letra es una referencia sobre el divorcio de Dylan con el folk. Dylan se siente como un fugitivo, escapando de la "policía" del folk, quienes tratan de hacerlo sentir culpa por alejarse de ellos, mientras él se siente como un héroe por este multimencionado divorcio. Una de las líneas que mejor representa esto es la genial: "Well, I might look like Robert Ford, but I feel just like a Jesse James". Todos sabemos que con las palabras, Dylan es un genio absoluto.

"On The Road Again" es una clara crítica hacia el estilo de vida bohemio que estaba de moda entre los altos círculos artísticos del Nueva York sesentero, del cual Dylan se quería alejar definitivamente por sus falsas pretenciones y excentricidades sin sentido. La música es un blues semilento en el que la armónica es la segunda protagonista, luego de la voz de Dylan. El final de la primera parte del álbum es "Bob Dylan's 115th Dream", una mezcla de las dos facetas de Dylan, por un lado, es una clásica canción folk con una estructura extensa, intensas estrofas que riman a la perfección, pero por otra parte está la instrumentación eléctrica, así que oficialmente, esta es la primer canción de folk rock de Dylan. La letra es una muy surrealista versión del descubrimiento de América, y la música es una enérgica mezcla de blues, folk y rock.

Irónicamente, luego de todas las expresiones anti-folk del primer lado del disco, el segundo es completamente libre de guitarras eléctricas, baterías y bajos. Es Dylan con su guitarra y su armónica una vez más, como en los viejos tiempos, sólo que esta vez con una madurez creativa muy superior. Ello se refleja de inmediato en otra canción mítica: "Mr. Tambourine Man", una maravilla que habría de influir a infinidad de bandas y artistas en todo el orbe rockero de la época. La intimidad de las obras folk de Dylan está de regreso, y con quizás la mejor canción que había grabado hasta ese momento.

"Gates Of Eden" es otra monstruosidad de canción, esta con tintes más de protesta, esta vez dirigida a toda la juventud sesentera, que com0 todas, parecía sin brújula, perdida entre la libertad del rock y la seriedad de sus padres. Con poco menos de 6 minutos de duración, se muestra la maestría que Dylan tenía para componer este tipo de canciones, que a pesar de que a él no le llenaban más, a nosotros sí que nos gustan y nos asombran. Y siguiendo en la misma línea, la asombrosa "It's Alright Ma (I'm Only Bleeding)", con una ambición tanto musical como lírica, haciendo de esta canción una de las más exquisitas del álbum, con una emotividad maravillosa que se va construyendo a lo largo de las estrofas, hasta colapsar al final del coro, y hacernos estremecer de su genialidad. Sus 7 minutos y medio nos parecerán poco, y nos quedaremos con ganas de más maravillas como esta. Sin embargo, el final del álbum llega con la nostálgica y bella "It's All Over Now Baby Blue", una clara canción de despedida, de ruptura, perfecta para cerrar un álbum así de perfecto como este.

Un par de meses después de la publicación de este álbum, Dylan conocería en Nueva York a los Beatles, y este encuentro marcaría un antes y un después no sólo en la calidad musical de las obras de ambos artistas, sino del rock en todo el mundo, pues las siguientes obras, tanto de Dylan como de los Beatles, habrían de revolucionar el medio de manera indiscutible e irremediable. Pero eso, ya es otra historia.

martes, 7 de agosto de 2018

La vanguardia rockera.



Hacia el año de 1972 en Inglaterra había 3 corrientes musicales bastante claras. La primera de ellas era la del Heavy Metal, que gracias a Black Sabbath y Deep Purple, entre otras bandas, se colocaba como uno de los sub-géneros esenciales para la comprensión del rock. La segunda era la del Rock Progresivo, en la que Pink Floyd y King Crimson eran las puntas de lanza, y en la que las experimentaciones eran menos frecuentes, sustituidas por las largas y complejas orquestaciones. La última de estas corrientes era la del Glam Rock, que en artistas como David Bowie y Lou Reed, o bandas como T. Rex, encontraban su lugar en el mundo musical, con una ambientación sonora muy marcada sobre la rudeza del rock, mezclada con la melodicidad del pop, pero adornada por las extravagantes vestimentas de los artistas que conformaban dicho sub-género.

Sin embargo había una banda londinense que se encontraba un tanto emparentado con estas 3 corrientes, sin pertenecer realmente a cualquiera de ellas. Una banda que, en su música, era posible escuchar las potentes melodías y solos guitarreros del heavy metal, así como la extraordinaria melodicidad del glam rock, mezclado todo eso con una dosis de complejidad y profundidad artística, como la que caracterizaba al rock progresivo de aquel entonces. Sí, una banda que amalgamaba los 3 sonidos, pero que como resultado nos regalaba algo novedoso, algo jamás escuchado y que aún hoy, a 46 años de distancia, resulta excitante y electrizante, por su capacidad de asombrarnos y llenarnos de gozo puro.

La banda en cuestión era Roxy Music, una banda que hoy en día se podría cosiderar como un supergrupo por la calidad de las figuras que le conformaban, empezando por el extravagante y genial  vocalista/pianista Bryan Ferry, pasando por el innovador y vanguardista Brian Eno en los teclados, y culminando con el virtuosísimo y sensibilísimo guitarrista Phil Manzanera. Además de ellos, estaba Paul Thompson en las percusiones, Graham Simpson en el bajo y un elemento poco usual, Andy Mackay que se encargaba de tocar algunos vientos y metales, en específico el oboe y el saxofón.

Si bien, bandas como King Crimson (que era influencia directa de Bryan Ferry, e incluso Robert Fripp, líder de Crimson, es un cercano amigo del vocalista) ya habían usado una sección de vientos y metales en sus primeros álbumes, no era como tal parte de la banda en sí, sino un agregado en ciertas canciones. Aquí no, aquí Mackay era parte fundamental de la banda, y su sonido es esencial para poder distinguir la genialidad de la música.

Fue así que en un lapso de 15 días, en marzo de 1972, se grabaría su álbum debut, que inicialmente pasaría desapercibido entre los círculos de la música popular, pero que eventualmente se convertiría en uno de los álbumes más importantes de la década de los 70. Con la cuñada de Mick Jagger en la portada, en junio de ese mismo año la banda dejaría asombrado a gran parte del medio musical con la publicación del álbum, y sería una joya tan incomprendida como alabada. No era nada reconocible, a pesar de los avances de la música para aquellos entonces. Nadie sabía en dónde colocar esta música, y dada la vistosa vestimenta de la banda en sus presentaciones, los colocaron como glamrockeros, sin realmente serlo.

El álbum transcurre por muchos pasajes que son tan disfrutables como complejos. A veces es estruendosamente rockero, a veces es tierno, otras veces es sumamente experimental, e incluso por momentos es deliciosamente popero. Sin embargo hay una característica presente en todos los temas, el maravilloso aire de dramatismo impreso en la voz de Ferry, que duplica la emotividad de todas las canciones, sea cual sea. Así, de los 9 temas que conforman al álbum, los 9 son auténticas joyas vanguardistas. Nadie veía venir el impacto de esta música, y nadie se creía que en verdad fuera a trascender algo tan fuera del radar musical de tal época.

De inicio tenemos a una de las canciones abridoras más impresionantes de toda la historia del rock: "Re-Make/Re-Model". Desde que escuchamos las primeras notas de piano, literalmente golpeadas por el propio Ferry, sentimos una descarga de electricidad recorrer todo nuestro cuerpo. Una apabullante canción sin una estructura clásica, pero con una exposición instrumental impecable. Ninguno de los instrumentistas se queda relegado, opacado o superado por sus compañeros. Todos tiene su momento de lucidez, y a lo largo de la canción, todos los instrumentos, incluyendo la voz de Ferry, suenan maravillosos. La increíble explosión musical inicial nos dejará absortos, inertes, anonadados y estupefactos. A ese grado.

Pero las cosas no hacen más que mejorar con "Ladytron", una canción mucho más ambiciosa con un inicio delicioso (el juego de palabras inicial es de lo más ingenioso para cualquier letrista del rock), y en la que el coro principal no es una sección cantada, sino el oboe de Mackay alterado por un sintetizador de Eno, que sustentado por las maravillosas percusiones de Thompson (luciéndose en el minuto y medio final de la canción) y acompañado más tarde por la guitarra de Manzanera y el mellotron de Eno, hacen que este tema se convierta en uno de los momentos más sublimes del álbum, en especial el cierre de la canción, que es un despliegue instrumental fantástico.

El dramatismo hace acto de presencia en "If There Is Something", en la que una vez más la canción inicia con una ambientación y termina con otra completamente diferente. De inicio escuchamos una tranquila pieza, adornada con un elegante riff de guitarra, y un ritmo semi lento que acompaña a las primeras estrofas. Una vez que la canción entra en su parte instrumental, todo se empieza a poner más y más denso, primero con la guitarra, luego con los metales/vientos, y finalmente con la espeluznante voz de Ferry (y su característico falsetto), que para nada suena tan amistosa como al inicio de la canción. La canción mantendrá esta tónica por los minutos que le restan, alternando deliciosas secciones instrumentales con escalofriantes estrofas. La simpleza del acompañamiento a lo largo de este extenso paisaje musical es, casi adrede, una manera de alejarse del rock progresivo, y centrarse en su estilo particular en el que la emotividad predomina sobre el virtuosismo, lo que hace que la canción sea muchísimo más original en su esencia.

En "2 H.B." finalmente tenemos una canción que mantiene su estilo de principio a fin, cosa que agradecemos mucho, pues se trata de una de las canciones con un sonido mucho más fino, mucho más pulido. Aquí se cuidó no sólo el sonido de cada instrumento, sino su volumen, para que la canción quedara como una especie de susurro musical detrás de un poema vocal. Así que todo en esta canción va más por la delicadeza y la finura que por la fuerza y explosividad. Esto hace que, literal,  a lo largo de los 4 minutos y medio que dura la canción, sintamos la suave caricia de la música en nuestros oídos, y la gocemos a plenitud. Las percusiones juguetonas, las guitarras sutiles, el bajo sofisticado, los metales discretos y precisos y, en especial, los sintetizadores como de terciopelo, logran este espectacular efecto sonoro. Sin ser una canción emotiva, la inmensa sensibilidad de los músicos queda evidenciada con creces en esta maravilla.

Por su parte, "The Bob" es la canción más "progresiva" del álbum tanto en su estructura de mini-suite, como en su sonido plagado de sintetizadores y momentos sinfónicos. Sin embargo, no por ello se le debe demeritar, por el contrario, es una de las canciones más complejas y experimentales del álbum. En el inicio escuchamos los sintetizadores que esta vez suenan futuristas, irrumpidos por la potente sección principal en la que la mezcla de guitarras y metales le dan al tema una especie de muro de sonido que, detrás de la ominosa voz de Ferry, suena espectacular. Luego de una ruptura, tenemos una alegre y cuasi sinfónica sección de vientos y cuerdas que anteceden a otra mini sección cantada, esta igualmente mucho más alegre que la inicial. Luego de otra mini sección, esta vez de piano y oboe, regresa la poderosa parte inicial para abrochar el tema.

Todo regresa a la normalidad en "Chance Meeting", una maravillosa balada a base de piano, que resulta ser la más romántica del álbum, al menos musicalmente. Fácilmente podemos imaginar a Ferry sentado en su piano interpretando la maravillosa melodía. Mención especial a los solos experimentales de la guitarra (claramente alterada) de Manzanera, que le dan una ambientación tétrica a la dulce melodía principal. Cerca del final hay un mini clímax, ya que la velocidad de la canción se acelera, y da pie a más instrumentaciones experimentales, que más que futuristas, suenan muy dolientes.

Otra de las joyas máximas del álbum es "Would You Believe?", una maravilla que evoca el soul sesentero de una manera muy particular, ya que dentro de la espectacular música y los asombrosos cambios de ritmo, el alma de la música soul (valga la redundancia) está más que presente en todo momento. Primero en la sección lenta, la voz de Ferry, duplicada y suavizada, encaja a la perfección con la enorme emotividad del fondo musical, adornado con el saxofón más que preciso en la canción. Sin embargo, en un punto la canción se rompe y se acelera súbitamente. Esto no hace que la emotividad descienda ni un milímetro, y en ello aporta el cambio de enfoque en la voz de Ferry, que de ser suave y dulce, pasa a ser poderosa. La balada inicial pasa a ser una especie de rockabilly esplendoroso, que a pesar de todo su poder, tiene tanta alma como la lenta sección inicial. Para terminar de rompernos en mil pedazos, regresa la lentitud primaria con la intensidad secundaria, mezcladas en una tercera parte poderosa y desgarradora. Esta es mi canción favorita del álbum, no tienen idea de cómo la gozo cada que la escucho.

Siguiendo en la línea de canciones monumentales, "Sea Breezes" es de lo más impresionante que escucharemos en el álbum. Incluso, quizás, se trate de la mejor canción del álbum. La palabra más exacta para definir esta canción debe ser "desgarradora". La canción se divide en una sección principal y un interludio. La sección principal es muy sensible, muy melancólica. La voz de Ferry empieza suave sobre los sintetizadores, dramática, pero suave. El oboe aparece discretamente, y un breve grito nos hace estremecer. Sin embargo, al final de la segunda estrofa está "el grito", el espeluznante grito de Ferry que nos pondrá la piel de gallina y los sentidos al borde del delirio. La música sigue suavemente en el fondo, hasta que de pronto aparece el piano, cambiando la dinámica de la canción en el interludio. El ánimo no cambia ni tantito, pero la intensidad de la canción sí. No se necesita una explosión para sentir la enorme intensidad en la música y en la voz. La brevedad del interludio es directamente proporcional a su poderío. Es impresionante lo que se nos puede hacer sentir con tan pocos elementos, perfectamente ejecutados y conjuntados. Es aquí que comprendemos la maestría de la canción, que finalmente nos regresa a la tristísima sección inicial, para desvanecerse entre la niebla, y llevarse una parte de nuestra alma consigo.

Sin embargo, el álbum cierra de amable y disfrutable manera con la irónica "Bitter's End", una singular y breve melodía que, armónicamente, nos recuerda a la música de los años 50, sin embargo los arreglos son propios del vanguardismo de la banda, así la mezcla de estilos tan contrastante es perfecta y precisa. Los coros, los metales, el piano, las curiosas percusiones, y el delicioso bajo se conjuntan a la perfección para culminar una obra maestra del rock.

El álbum debut de Roxy Music es una de las obras más grandes jamás creadas, una de las muestras musicales más singulares, aún en nuestros días, y se debe revalorar como tal. A mi gusto, es uno de los mejores álbumes de la historia, quizás uno de los 5 mejores álbumes debut del rock, y un perfecto de lo que la originalidad puede ser, aún cuando la inspiración viene de algo ya creado. No se necesita inventar el hilo negro para ser originales, simplemente tomar los elementos ya existentes, y mostrarlos desde una perspectiva que nadie ha visto jamás. He ahí el gran mérito de la banda y de su maravilloso debut.

jueves, 2 de agosto de 2018

Jane dice... el mejor debut de los ochentas



Tenía yo 3 meses y 19 días de haber nacido, cuando se publicó un álbum que hoy, 30 años después (para ser exactos, 29 años y 344 días después), es uno de los álbumes que más admiro y amo, de una de las bandas que conocía de nombre desde hace muchos años, pero que hasta hace pocos realmente me dediqué a escuchar y conocer. Entonces, cuando me hablaban de bandas alternativas norteamericanas de finales de los 80 y principios de los 90, obvio pensaba en Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Smashing Pumpkins, R.E.M., Alice In Chains, Stone Temple Pilots, Pixies, etc.

Sin embargo, de entre todas ellas, había una que siempre omitía (por ignorancia, lo admito), y que hoy en día, no vislumbro la aparición de muchas de las bandas antes mencionadas sin su influencia directa. La banda en cuestión es Jane's Addiction, una de la que sólo me sonaba una canción de la que un par de veces vi el video en MTV, en sus años buenos, que se llama "Been Caught Stealing" de su álbum "Ritual de lo Habitual". Nada más.

Años después quise escuchar dicho álbum, y de inmediato me recordó a los Red Hot Chili Peppers, era funk metal, y por aquellos años, mi apertura hacia dicho género no era la más extensa, así que pasé de ellos, pensando que lo sabía todo sobre la banda y su música (hoy en día, "Ritual de lo Habitual" me parece un gran disco). Sin embargo, cometí el error de no escuchar su álbum anterior, que de hecho era su debut. El fascinante "Nothing's Shocking" de 1988, que sí, tiene elementos funk, pero también es proto-metalero, artístico y por momentos glorioso. Así que en honor a ello, el escrito de hoy va dedicado a tan monumental obra musical.



El álbum es oscuro desde la portada, controversial y transgesor. Vaya, desde el título: "Nada impresiona". Pero la música contenida en él trasciende a tan simples adjetivos, y va desde lo poderoso hasta lo emotivo, de lo contundente a lo sublime, y de lo accesible a lo psicodélico. Las letras del líder, vocalista y co-productor de la banda, Perry Farrell, son tan crudas como ingeniosas, y la música detrás de ellas es superior a lo expresado líricamente. Pero vayamos en orden.

La obra inicia con una especie de prólogo espectacular, como si estuviéramos en la intro de un concierto en un estadio lleno. Es épico, pesado y atrevido, cualidades que no se esperarían en un álbum debut, es más, en la canción inicial de un álbum debut. Es como cuando escuchas la primera canción del primer álbum de Pink Floyd, te vuela la cabeza. El estilo del álbum queda ambiguamente marcado en la inicial "Up The Beach", que de manera tan gratificante nos da la bienvenida al álbum. Y digo ambiguamente porque el segundo tema, "Ocean Size" es muy distinta en sonido. Parece ser de inicio una tranquila y acústica melodía, sin embargo la poderosa ruptura a los 20 segundos nos hace cambiar de opinión. Estamos ante una poderosa canción proto-metalera, con un sonido y una actitud claramente grungeros, y con Dave Navarro luciéndose en las guitarras, tanto la acústica como la eléctrica, ya que ambas tienen sus momentos de protagonismo, sonando sublimes dentro de su rango emocional. Dos canciones espectaculares para abrir la obra.

El tercer tema es mucho más acelerado, enérgico y menos expresivo emocionalmente. Ahora sí el rock duro es el protagonista en el 100% de la canción, y por ende, quien más se luce es Dave Navarro, aunque el trabajo de Stephen Perkins en la batería no desmerece en absoluto. Llega un momento en que la canción entra en un túnel sonoro muy denso, seguido de un espectacular solo de guitarra y luego otro túnel; esto es el alma de la canción. "Ted, Just Admit It..." es una contundente canción de más de 7 minutos de duración, que de inicio suena inofensiva, hasta rítmica, con esas percusiones limpias y pulcras. Sin embargo, los minutos avanzan y los trancazos sonoros se dejan venir por todos lados, hasta que llega el momento en que no sabemos ni cómo ni por qué llegamos hasta un punto de explosividad y energía rockera que, en un inicio, era impensable. Toda la sección de "sex is violent" es simplemente indescriptible. He aquí la primer majestuosidad del álbum.

Por su parte, "Standing In The Shower Thinking" es la primer canción de funk rock del álbum. Tenemos el ritmo, tenemos las guitarras, tenemos la letra cruda... tenemos aquí al sello distintivo de Jane's Addiction, una canción arquetípica de la banda. La energía y los solos de guitarra son los protagonistas de esta canción. Y a continuación, otra canción suprema, majestuosa, gigantesca. "Summertime Rolls" replica la epicidad del tema abridor, pero ahora con mucho más profundidad letrísticia y musical, siendo un constante crescendo sonoro y emocional que nos va llevando de a poco hasta un clímax maravilloso, adornado con sonidos espectaculares, como la hermosa guitarra lejana de Navarro, o la aparente suavidad del bajo de Eric Avery. Una vez que llegamos a la cima de la canción, el panorama desde allí arriba es espectacular. Parece una canción de otra banda mucho más legendaria, mucho más experimentada; es impresionante que se trate de una canción de una banda nueva, en su álbum debut.

Hora de regresar a terrenos mortales. Antes, una escala a medio camino, entre el olimpo y la tierra, "Mountain Song", una canción poderosísima y espectacular, con un riff, tanto de guitarra como de batería que, al unísono, suenan como una armada entera marchando hacia nosotros, con la firme intención de borrarnos del mapa. Es impresionante el legado de este álbum. Uno escucha estas canciones, y de ninguna manera suenan ochenteras, ni un esbozo de la música típica de tal década. Ahora sí, ya en la tierra, otra canción de funk rock, "Idiots Rule", una canción crítica, aplicable a casi todos los sectores de la sociedad correcta en la que vivimos. Como dato, los metales que escuchamos a lo largo de la canción son interpretados por Flea, el bajista de los Red Hot Chili Peppers, quien como todos sabemos, sabe un poco de esto del funk metal, y además, como pocos saben, es un virtuoso multi instrumentista y amante de los metales. Justo al final de la canción se le puede escuchar diciendo "I was great!" (¡Estuve genial!).

"Jane Says" es una delicia de canción, nada densa, nada agresiva (musicalmente al menos), bellamente adornada con algunas percusiones y con una estructura cuasi popera, que claro, para esta banda, esto es lo más pop a lo que pueden llegar. La canción fue un éxito menor en la radio de aquellos días, pero hoy en día, se trata de uno de los emblemas máximos de la banda, y de su época ochentera. En cualquier nivel en que se intente apreciar y analizar a esta canción es una delicia. Mientras tanto, "Thank You Boys" es un breve interludio jazzero, que como tal funciona bien a pesar de ser un sonido nada emparentado con lo mostrado en el álbum. Es más como un breve respiro antes de que finalice el álbum, cosa que sucede con el siguiente tema, el potente y crítico "Pigs In Zen", completamente funk-metalero, espectacular y contundente. No se podía esperar menos del maravilloso debut de la banda.

He de admitir que haber pasado por alto esta banda, y este álbum en particular, había sido un error. Sin embargo, me enorgullece saber que hubo grandes álbumes en el año en que nací (pobres los del 2001 para acá -salvo algunas excepciones-), y uno de ellos es esta obra, una de las más grandes en la historia del rock, al nivel de los más grandes álbumes noventeros y de algunos grandes álbumes setenteros, una de las obras más poderosas del rock ochentero, y un álbum esencial para comprender la revolución musical que se avecinaba apenas empezar la década siguiente.