viernes, 27 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #6. "Thick As A Brick - Jethro Tull (1972)



1. Thick As A Brick - Part 1 (22:39)
2. Thick As A Brick - Part 2 (21:05)

A manera de sátira, luego de que la crítica denominara como rock progresivo al más reciente álbum publicado por Jethro Tull, el extraordinario pero poco prog "Aqualung", en 1972 la banda publicó algo que no le dejara la menor duda a nadie de qué género se trataba. Sí, una obra totalmente progresiva, con elementos de folk y con una creatividad inmensa, entraron de golpe al mundo progresivo con la contundente, genial y gigantesca "Thick As A Brick". Una obra basada, supuestamente, en un poema escrito por un precoz infante británico, el cual fue rechazado en un concurso de poesía por lo adelantado de su obra.

Aunque todos sabemos que esa historia es falsa (por mucho que la espléndida portada nos diga lo opuesto), la música es espléndida en todas y cada una de sus secciones, desde las más pastorales hasta las más rockeras, pasando por marchas militares, deliciosos y sensibles pasajes, oscuros y tétricos lapsos y momentos deliciosamente rítmicos y armónicos. La canción originalmente dura los 42 minutos y medio del álbum, pero por motivos de formato, tuvo que ser dividida forzosamente en dos mitades, ambas perfectamente complementarias la una de la otra.

La obra inicia de manera alegre, accesible y amable con el motivo de guitarra que escucharemos más de una vez en la obra, y con la dulzura inconmensurable de la flauta de Ian Anderson, que nos hace pensar que la obra será un bello pasaje y no lo que en realidad es: una retadora pieza musical para nuestro cerebro, y una nada aburrida canción llena de variaciones y cambios. La amabilidad se extiende por los primeros minutos hasta la primer ruptura, una muy contundente y sin retorno, en la que el virtuosismo de los integrantes de la banda se pone a prueba y en la que sentiremos todo el poder de la banda sin reparo alguno. El rock se hace protagonista en esta sección que cada segundo que avanza se pone más y mas densa, hasta la siguiente ruptura.

Una breve sección, emotiva y dramática hace acto de presencia, en la que Ian Anderson se pregunta qué es lo que hace cuando su padre no está, para inmediatamente darle el protagonismo al órgano Hammond que suena maravilloso, y que es la inauguración de la siguiente sección, deliciosa en su parte rítmica y contudente en su parte lírica. Las melodías, por más juguetonas que suenen, no son nada infantiles, y por el contrario, llenan de oscuridad la ya oscura letra de la canción. Esta será una sección que no olvidaremos fácilmente, y que cuando termina le cede la batuta a una hermosa y bucólica parte de la obra, con brillitos, voces en coro y el motivo de guitarra inicial, con unas ligeras pero muy complicadas variaciones. Hasta ahora, cada segundo de nuestro tiempo ha valido la pena. Ojo además con la perfecta transición con la siguiente sección, en la que la guitarra en solitario hace un cambio de 3/4 a 4/4 en su ritmo, prácticamente imperciptible y totalmente perfecto. La penúltima sección de la primera mitad es una marcha que de inicio es acústica, y que una vez que aparecen las percusiones, toma forma como tal, nuevamente apelando a las melodías juguetonas, memorables y contundentes. Será una parte que no vamos a querer que acabe, por la perfección rítmica y armónica que tiene. Sin embargo, una vez que acaba nos damos cuenta que se acerca el fin de la primera mitad, pues la última sección de esta es un epílogo bastante evidente y, además, tan contundente como pisada de elefante.

El sonido ambiental suave que une las dos mitades pronto se e interrumpido por un trancazo musical que nos despierta del breve letargo en el que estábamos inmersos, para repetir una variación de una sección que ya habíamos escuchado antes en la obra, y que de manera inteligente, se va desvaneciendo de a poco, con una serie de silencios marcados por los platillos, hasta que la guitarra del inicio de la obra regresa por tercera vez para introducirnos a otra bella y delicada sección, que es breve, y que desemboca en la sección más larga de esta segunda mitad, una muy oscura, tétrica por momentos, pero bellamente orquestada (ojo a la flauta de Anderson, que suena fantástica al grado de que muchos no creen que se trate de una flauta, sino de un instrumento más complejo) y en el que la voz del propio Anderson suena más estruendosa que nunca. Cierto es que es la sección más lenta de la obra, pero también una de las más brillantes, además de que ayuda a enaltecer la sección siguiente, que es más acelerada aunque con menos brillos, sin embargo, es la más virtuosa de toda la obra, pues tanto la velocidad como la variedad de notas que se manejan, sobre todo en el bajo, el Hammond y la flauta, son impresionantes.

El final se acerca cuando, con un efecto espectacular, regresa una de las secciones que ya habíamos escuchado antes, la de la marcha que apareció cerca del final de la primera mitad, ahora con un aire épico que nos anticipa que la culminación de la obra está cada vez más próxima. Una última variación, más un jugueteo con un cuarteto de cuerdas que hace su debut y despedida a segundos del final, nos conducen al contundente, estruendoso y glorioso rompimiento final, en el que la aceleración de la obra se interrumpe de golpe y le deja el plato servido al coro de la primera sección, en un tiempo más lento, para culminar la obra de la manera más perfecta posible: con el título de la misma.

La canción menos pretenciosa y más grandiosa del rock progresivo es esta. No hay múltiples tipos de sintetizadores, no hay una estructuración sinfónicca, ni mucho menos una instrumentación excesiva. Sólo las cuerdas del final, que eran totalmente inesperadas, y que sólo aparecieron brevemente. La banda no tenía pretenciones de pertenecer a este género musical (aunque eventualmente sí lo hicieron), y sólo quisieron demostrar al mundo cómo sonaría un álbum progresivo compuesto e interpretado por ellos. Nada más. Irónicamente, es una de las obras monumentales y más revolucionarias del rock progresivo.

Rock progresivo anglosajón: #7. "Red" - King Crimson (1974)



1. Red (6:20)
2. Fallen Angel (6:00)
3. One More Red Nightmare (7:04)
4. Providence (8:08)
5. Starless (12:18)

Este es el último gran álbum de King Crimson en su época dorada, al que le seguiría una hibernación de casi 7 años para que el grupo renaciera. Se trata de un álbum en el que las cualidades musicales que la banda adoptó desde la aparición de "Larks' Tongues In Aspic" apenas un año atrás, se pulieron y perfeccionaron. La banda ya se había reducido a un trío (un power trío) conformado por John Wetton en la voz y el bajo, Robert Fripp en las guitarras y el mellotron, y el genial Bill Bruford (ex baterista de Yes) en las percusiones.

El álbum, titulado de forma minimalista "Red", es uno de los despliegues rockeros y guitarreros más impresionanes de todo el rock progresivo, y en sus 5 canciones nos vamos a topar con momentos de excelsitud y perfección absoluta, así como breves momentos de sensibilidad y epicidad. La aparente simpleza de los títulos se complementa con el asombroso minimalismo musical (para un álbum progresivo) en el que tanto las estructuras como las instrumentaciones son austeras en un sentido positivo, es decir, son directas y sin adornos excesivos o elementos rebuscados.

En ese sentido, la inicial e instrumental "Red" es una obra maestra total, una de las canciones más memorables de la década de los 70, y una de las cumbres musicales de King Crimson. En sus 6 minutos de duración, tenemos una suerte de estrofas y coros interpretados de maravilla por una serie de overdubs de guitarra, con melodías ascendentes que incementan la tensión, y que también la liberan de forma espectacular. El intermedio es una potente y ominosa melodía de violoncellos en sus notas más graves, y en un tiempo tan extraño como el que maneja el resto de la canción. Es fácil imaginarse a los tres virtuosos músicos en plenitud, interpretando esta obra maestra en el estudio de grabación, dejándose llevar por la intensidad de la música y entregándose al glorioso sube y baja emocional, justo como lo haremos nosotros cuando disfrutemos de la canción, de la obra maestra.

En el segundo tema, "Fallen Angel", escuchamos a John Wetton cantar por primera vez en el álbum, en una canción que también es un sube y baja emocional mucho más notorio, debido a que el enorme contraste entre las partes calmas y las partes rockeras es diametralmente opuesto. Las primeras no son tan bellas, pero tampoco son aburridas; más bien son efectivas para bajarnos las revoluciones luego de haber escuchado algo maravilloso, mientras que las segundas incrementan el nivel rockero-guitarrero del álbum de una manera bastante emotiva más que viril. El cierre de la canción es una muestra de ello, las voces duplicadas de Wetton con el trasfondo musical dramático y rockero por igual, es maravilloso.

Desde el inicio de "One More Red Nightmare" nos estremecemos ante las poderosas y memorables notas del riff de guitarra, que suenan aún más potentes con la inclusión de los dos instrumentos restantes, y conforme avanza la canción, ese riff se convertirá en el coro principal de la canción, guiada magistralmente por Wetton y su voz potente. El intermedio es una parte mucho más lenta, con más guitarras superpuestas una sobre la otra, en un ritmo casi bluesero que contrasta con la primera parte, más melódica y acelerada. Esta misma sección se repetirá para darle fin al tema, con un cortón súbito justo cuando la música se encontraba en su punto más ruidoso. A ello le sigue la improvisación "Providence", un experimento grabado en vivo en donde se resaltan algunos elementos que no están en las canciones de estudio, como los violines y las secciones jazzeras más complejas. Una extraña canción que enriquece el sonido del álbum, manteniendo la línea sonora a pesar de los elementos externos.

Por último tenemos el potente final en la majestuosa "Starless", otra obra maestra (dos obras maestras en un solo álbum) con un suave inicio a cargo del bellísimo sonido emitido por el mellotron de Fripp, al que se le unen los demás instrumentos de manera calma, sin prisas, con la pesadez pautada por el mismo mellotron, y que mantiene una estructura simple en los primeros minutos de canción. A esto le sigue el que quizás sea el solo de guitarra más minimalista de la historia (curioso que aparezca en un disco de rock progresivo, el género menos minimalista de todos) en el que Fripp rasguea una sola cuerda y de tanto en tanto, la sube un poco más de tono. Esto genera una tensión impresionante que se extiende por un par de minutos más, y una vez que esta tensión es insostenible, la canción ahora sí estalla, con la aparición breve de algunos metales que resaltan dicha explosión musical, y que nos vuelan los sesos constantemente. Ya que la canción estalló, ya sólo nos queda escuchar el épico final de la canción y del album, en el que se retoma el bello motivo inicial de mellotron, ahora con este caos musical de fondo, y aquí es donde caeremos en cuenta de que hemos escuchado una canción gigantesca.

Así es como se cierra una de las épocas más prolíficas de una de las bandas más eclécticas del rock en su historia, y que aumentaría dicho eclecticismo con sus álbumes ochenteros y noventeros, contrario a lo que le pasó a la mayoría de bandas prog setenteras (incluido el mismísimo Pink Floyd), que se volvieron poperas y débiles. King Crimson no, ellos comen aparte, ellos se miden con una vara muy distinta, ellos son la leyenda progresiva más grande de todas, la inalcanzable e incomparable banda semillera y punta de lanza de uno de los subgéneros más apasionantes del rock.

jueves, 26 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #8. "The Snow Goose" - Camel (1975)



1. The Great Marsh (2:02)
2. Rhayader (3:01)
3. Rhayader Goes To Town (5:20)
4. Sanctuary (1:05)
5. Fritha (1:19)
6. The Snow Goose (3:12)
7. Friendship (1:44)
8. Migration (2:01)
9. Rhayader Alone (1:50)
10. Flight Of The Snow Goose (2:40)
11. Preparation (3:58)
12. Dunkirk (5:19)
13. Epitaph (2:07)
14. Fritha Alone (1:40)
15. La Princesse Perdue (4:44)
16. The Great Marsh (1:20)

Se trata de uno de los álbumes más bellos de la historia del rock progresivo, con el estilo característico de Camel, una banda que gustaba de crear melodías tan suaves y delicadas, como memorables y pegajosas. Además de siempre buscar la ambientación sensible y etérea que les permitiera y nos permitiera viajar con la música a donde sea que ésta nos lleve. Si ponemos estos elementos, y le añadimos una historia de amor adaptada de un libro clásico, y le agregamos el hecho de que el disco es completamente instrumental, tendremos en nuestras manos como resultado una joya absoluta de principio a fin.

Con 16 temas, que incluyen un prólogo y un epílogo, la banda nos cuenta la peculiar relación entre un hombre tan deforme físicamente, como sensible emocionalmente (Rhayader) y una niña inocente, libre de prejuicios y enamorada de la naturaleza (Fritha), así como el desarrollo de ésta, tal y como se cuenta en el libro en el que está inspirada esta joya musical. Esto a mí me parece algo fantástico, pues la manera en la que se cuenta la historia sin letras, sólo con la música, es perfecta y naturalmente, sensible a más no poder.

La obra inicia con "The Great Marsh", un breve prólogo dividido en dos partes, la primera oscura y misteriosa, donde se supone se presenta el hogar de Rhayader en la actualidad, abandonado y pantanoso, y la segunda es vivaz y esperanzadora, en la que se presenta ese mismo lugar apenas unos años atrás, lleno de vida y amor. El segundo y delicioso tema es "Rhayader" donde justamente se nos describe al personaje, centrándose la música más en sus cualidades emocionales que en sus defectos físicos, de ahí que la canción sea una belleza absoluta. "Rhayader Goes To Town" nos muestra dos facetas, la primera es la emoción del personaje por ir al pueblo y ver a más gente de la que vivía en su retirado hogar, y la segunda es el evidente rechazo de la sociedad a éste, dado su aspecto físico. Musicalmente se empata con la historia, pues la primera parte es alegre y acelerada, mientras que la segunda es un blues delicioso pero muy triste.

En "Sanctuary" se nos cuenta sobre el santuario de aves que Rhayader tenía en su alejado hogar, en donde les alimentaba y les cuidaba, resaltando su nobleza y amor a la naturaleza. La guitarra tan simple y tan efectiva hace su trabajo de manera estupenda para transmitirnos esa nobleza. Mientras tanto, "Fritha" nos presenta a la fémina protagonista, una niña que ama la naturaleza, y que casi por casualidad, encuentra el santuario de Rhayader, y para sorpresa de éste, ella le trata con naturalidad, libre de prejuicios. Nuevamente la música nos muestra esa dulzura e inocencia de la niña con una serie de vientos y cuerdas que suenan maravillosos. El tema central, del que parte el resto de la historia, es "The Snow Goose", en el que ambos protagonistas encuentran un ganso blanco malherido, y muy lejos de los territorios donde suele habitar, y al que Rhayader cura, y bautiza como La Princesse Perdue (la princesa perdida). Aquí la música lleva el aspecto de la belleza y la sensibilidad un paso más allá, y nos regala uno de los momentos más sublimes del álbum con esa guitarra de Latimer que prácticamente nos habla, con tanta dulzura y encanto, por lo que nos enamoraremos inmediatamente de esta maravilla.

"Friendship" nos narra la relación de amistad que surgió entre el hombre y la niña, ya que ésta le visitaba regularmente para conocer el estado del ave en recuperación, luego de que Rhayader le curase. El juego entre instrumentos de viento también forma parte de esto, pues es tan inocente como la relación de los protagonistas, y tan alegre y cándida como lo era el momento que ambos vivían. Inexorablemente, en "Migration", el ave se recuperó e hizo su viaje natural de migración, lo que significó que las visitas de la niña al hombre cesaron, y que él se sintiera más solo que nunca, cosa que está bastante explícita en la triste música de "Rhayader Alone", en la que la nostalgia se desbordará y se nos transmitirá con una pasmosa facilidad.

Pero la música de "Flight Of The Snow Goose" es tan optimista y hermosa que algo debió pasar en la historia, y es que nuevamente historia y música se alinean a la perfección: Rhayader a lo lejos ve a un ave blanca volando hacia él, y pronto se da cuenta que es su ganso, el que él curó, lo que significaba que volvería a ver a Fritha, y él sería feliz otra vez. Pero habían pasado varios años, y Fritha ya no era una niña, a pesar de seguir siendo tan inocente y amable con él. Con un poco de atención, nos daremos cuenta que la música, en su perfección absoluta, nos narra esto con una precisión maravillosa. Para el siguiente track, "Preparation", suceden dos cosas (marcadas en las dos mitades en las que se divide la canción), primero él le declara su amor a ella, y ella lo acepta, a pesar de su fealdad, cosa que les hace tan felices por tan poco tiempo, pues en la segunda mitad, él le hace saber que ha sido llamado por parte de la milicia británica para ayudar en la misión de rescate en las playas de Dunkerque, cosa que a ella le llena de una angustia palpable en la música.

"Dunkirk" nos narra los hechos históricos sucedidos en la playa francesa, los ataques inmisericordes de los nazis y la crítica situación del ejército aliado, que finalmente es rescatado. En su viaje de regreso, la milicia encuentra en medio del mar un pequeño bote con un ave blanca posada sobre el mástil de éste, y en su interior, hay un hombre acribillado y muerto. Rhayader ha muerto. "Epitaph" se centra en la angustia de Fritha, al no recibir noticias de su amado, y es una suerte de reprise de la segunda mitad de "Preparation". Finalmente ella, que estaba al cuidado del santuario de Rhayader, se entera del destino de su amado, y su tristeza y dolor se pueden escuchar en "Fritha Alone", una deliciosa canción que retoma la tristeza de temas anteriores, esta vez con un bello motivo de piano.

Un día, a lo lejos, ella ve venir a una hermosa ave blanca, justo hacia donde estaba ella. Era el ganso que curó su amado antes de morir, lo que la lleno de una felicidad que no sentía en mucho tiempo, al igual que una nostalgia inmensa. Esto se percibe en la primera parte de "La Princesse Perdue", que retoma un motivo antes escuchado, y en su segunda parte, retoma otro de los momentos más destacados del álbum, para narrarnos el final del duelo de Fritha, quien ahora sabe que puede ser feliz, y que percibe el espíritu de su amado en la elegante ave. Eventualmente ella se va, y abandona el santuario, lo que nos lleva a el epílogo, "The Great Marsh", que nos regresa al hogar abandonado de Rhayader en la actualidad, a mitad de un pantano que alguna vez fue un auténtico paraíso para dos personas.

No tengo palabras para describir el nivel de perfección musical, y la asombrosa alineación entre historia y música, para dejarnos una obra completísima y hermosísima de principio a fin. Una vez que se conoce la historia, y que se escucha el álbum sabiendo a qué parte de la historia corresponde cada nota, sabremos apreciar en su totalidad la magnitud de esta obra maestra del rock progresivo.

Rock progresivo anglosajón: #9. "In A Glass House" - Gentle Giant (1973)



1. The Runaway (7:15)
2. An Inmate's Lullaby (4:40)
3. Way of Life (7:52)
4. Experience (7:50)
5. A Reunion (2:11)
6. In a Glass House (8:26)

Dado el éxito artistico de su anterior obra, "Octopus", Gentle Giant sabía que el siguiente paso a dar debía ser el definitivo para consolidarse como una de las bandas de rock progresivo más representativas e influyentes, por lo que de inmediato se pusieron manos a la obra para generar, efectivamente, el que sería su álbum más grande, mejor elaborado y con resultados artísticos casi perfectos. Sólo hubo un inconveniente que, eventualmente para bien, modificó los planes de la banda en su totalidad: el hermano mayor de los Shulman, Phil, decidió que había tenido suficiente de giras, conciertos y la parafernalia que rodea el ambiente rockero, así que abandonó a la banda.

Entonces hubo una mini-crisis, que les llevó a replantearse el sonido del álbum sin uno de los integrantes fundamentales de la banda. Y el resultado fue un giro más o menos notorio, pero definitivo en la música de la banda. Ahora serían mucho más frontales, oscuros incluso, y menos vistosos que en álbumes anteriores. Y ello se nota desde el mero inicio del álbum, que con el sonido de cristales rompiéndose, nos dan la bienvenida a su obra magna.

"The Runaway" es la canción inicial, que muy en el fondo mantiene la esencia de la banda, pero que superficialmente es claramente muy distinta al trabajo habitual de Gentle Giant. Las instrumentaciones son menos elaboradas, con un menor número de instrumentos y con riffs de guitarra más constantes y prominentes. El cambio de hecho le sienta muy bien a la banda, pues la canción suena estupendamente en todas sus secciones, desde la inicial y con compás extraño, pasando por las secciones intermedias con una variedad de melodías sobre el mismo ritmo, lo que nos hace sentir que hay cambios pero no son tan drásticos. Estas improvisaciones se mantienen hasta el estruendoso final de la canción, que también es el parteaguas para la asombrosa segunda canción.

"An Inmate's Lullaby" es una canción muy peculiar, incluso para la banda, ya que se sustenta en un minimalismo alucinante, y una letra delirante. Estos dos elementos conjuntados con el hecho de que la canción está interpretada en su totalidad sólo por instumentos de percusiones hacen de esta canción un experimento exitoso, delicioso y disfrutable. La locura de la que se habla en la letra, se transmite fácilmente en la música, y se disfruta desde el primer segundo en que suena, pasando por el explosivo interludio, hasta el esquizofrénico final. Una joya de canción. Las cosas se ponen mucho más raras con "Way Of Life", una canción que requiere de varias escuchas no tanto para comprenderla, sino para que asimilemos el hecho de que es una canción de Gentle Giant, pues no suena a nada que la banda haya hecho anteriormente. El ritmo de la canción es un tanto bailable, y la complejjidad, que si bien sí es notoria, no se parece en nada a lo que la banda nos había entregado anteriormente. Pero luego de escucharle varias veces notaremos que se trata de una gran canción, con un trasfondo experimental excepcional y una progresión musical netamente progresiva. De hecho, una vez que se nos pase el desconcierto, se convertirá en una de nuestras canciones favoritas del álbum.

Por su parte, "Experience" es lo más parecido al Gentle Giant de antes, lo que significará una enorme bocanada de aire fresco la primera vez que le escuchemos. La canción es otra maravilla, sí, más convencional con respecto al estilo habitual de la banda, pero tan compleja y diversa de secciones, ritmos y melodías como lo es una gran canción progresiva. Además, es la primera canción con la voz líder de Kerry Minnear, quien a mi gusto es el más elegante de los vocalistas de la banda. La delicadeza del inicio contrastada con el rock del intermedio es lo más destacable a mi parecer. A continuación, la canción más bella del álbum, "A Reunion" es una bella y breve canción nostálgica, que habla sobre la reunión de un grupo de amigos que no se veían desde hace mucho, y que está engalanada con la presencia de un cuarteto de cuerdas que eleva la elegancia de la canción (al igual que la voz de Minnear), y que nos hace flotar por un breve y delicioso instante.

La canción que cierra el álbum es a mi gusto la mejor de todas, "In A Glass House" es el perfecto compendio de lo que fue el álbum, y de lo que ha sido la banda, por lo que encontraremos bellos elementos del Gentle Giant de este álbum conjuntados con elementos del Gentle Giant anterior. Esto supone una especie de bienvenida/despedida, del nuevo y viejo estilo de la banda, respectivamente. Musicalmente la canción no tiene comparación, es la que incluye un mayor número de instrumentos, y es la que hace los cambios de ritmo más drásticos y precisos en todo el álbum.

Curiosamente, el album termina con una especie de collage de lo que fueron las canciones del álbum, algo que no había escuchado nunca en un álbum de rock, y que es un tanto interesante (y alocado) para darle una originalidad a la manera de terminar una obra así de suprema. El sonidom de los cristales rompiéndose también será lo último que escuchemos en el álbum, cerrando una especie de concepto que no me ha quedado del todo claro, pero que realmente tiene poca relevancia, dada la enorme calidad de todas las canciones.

miércoles, 25 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #10. "Islands" - King Crimson (1971)



1. Formentera Lady (10:14)
2. Sailor's Tale (7:21)
3. The Letters (4:26)
4. Ladies Of The Road (5:28)
5. Prelude: Song Of The Gulls (4:14)
6. Islands (11:51)

Uno de los álbumes más injustamente descalificados en la historia del progresivo, incluso hay quienes le llaman "el peor disco de King Crimson en su historia" cosa que, a mi modo de ver, es una atrocidad. "Islands" no sólo es un muy buen disco, es una de las mayores delicias musicales que haya escuchado en toda mi vida. La elegancia, la humildad y la humanidad son elementos fundamentales de este álbum supremo. No existe ningún momento de flaqueza ni de bajo nivel musical, por el contrario, todas las canciones son unas joyas en sí mismas, y en conjunto forman uno de los trabajos musicales más honestos y sin aspavientos del rock.

Es cierto que la banda se encontraba en un proceso de transición, y que muchos de los músicos que participaron en este álbum harían su debut y despedida con la banda. Ello quizás nos haga pensar en una inconsistencia musical a lo largo del álbum, o una falta de cohesión entre las canciones, o incluso una falta de concepto general para el álbum, pero nada de esto ocurre. El álbum se centra en las emociones humanas, algunas hermosas, otras aterradoras y otras destacables. Es un álbum que se escucha hacia adentro, que no busca exhibirse ni lucirse, sino que busca penetrar los oídos y las almas de quienes les escuchan, y ahí quedarse a vivir para siempre, y no salir de ahí. Todos estos elementos le hacen además de único, un trabajo de culto. Arriesgarse en el prog rock es arriesgarse al cuadrado, y si después de esto el resultado es exitoso, entonces tendremos un álbum enorme, tal y como lo es "Islands".

La banda estaba conformada en este álbum por Robert Fripp (guitarras, mellotron), Mel Collins (vientos y metales), Boz Burrell (bajo y voz principal), Ian Wallace (percusiones) y Peter Sinfield (letras), una alineación inédita e irrepetible. En especial, la aparición de Mel Collins es lo que define al album como íntimo y personal, pues los vientos y metales que escuchamos a lo largo del álbum son así, y nos inducen a un estado de ánimo melancólico y entrañable.

La obra inicia con una maravilla, "Formentera Lady",  que de inicio parece ser experimental con esos cellos y flautas que  parecen jugar sin sentido, hasta que Burrell hace acto de presencia con su voz aterciopelada, y nos guía por el buen camino hasta llegar a la deliciosa sección principal, en la que principalmente se habla de amor, pero no desde una perspectiva cursi, sino desde un punto de vista humano, realista y hermoso. La música es hermosa también, y luego de un segundo coro, la música se extiende para sostener los solos de saxofón y demás metales y vientos, además de unos coros femeninos igualmente hermosos. No hay ningún segundo de desperdicio en esta inicial y romántica obra maestra progresiva. A ésta le sigue "Sailor's Tale", un jazz fusion perfectamente ejecutado en 6/8, con secciones tan deliciosas como experimentales, que a pesar de ser vertiginosas por momentos, no se salen del script y mantienen la esencia del álbum, nuevamente gracias a los metales incluidos. El final es un poco hipnótico y enigmático, pero la quietud del mismo se complementa perfectamente con el inicio del escalofriante tercer track.

Digo que "The Letters" es escalofriante por su perfecta letra, en la que se habla de celos, desamor y venganza: una mujer le escribe una carta a otra, confesándole de la manera más cruel que ha sido amante de su hombre por muchos años, y que ahora está embarazada de él. La música en este punto se mantiene tranquila hasta el final de la primera estrofa, en la que tanto la mujer como la música explotan en ira, dolor y una angustia inmensa. La letra y la música van perfectamente de la mano y nos permiten sentir el enojo y frustración de la mujer traicionada. Finalmente, la mujer le contesta con otra carta en la que le dice, con una frialdad espeluznante, que ha asesinado al amante de ambas, consumando así la venganza perfecta. Musicalmente, el cierre también es escalofriante, pues mientras la música va a menos, Burrell sigue narrando la fría venganza, hasta quedar él a solas y culminar el último verso prácticamente a capella. Una bestialidad.

Por su parte, "Ladies Of The Road" es una canción de rock más o menos normal, con una letra llena de lujuria y misoginia, y una base musical muy bluesera por momentos, hasta que llega el coro con unas armonías vocales bastante interesantes y deliciosas. La canción sigue en esta misma línea hasta llegar al final, no siendo tan destacada pero tampoco siendo una mala canción. "Prelude: Song Of The Gulls" es una deliciosa pieza compuesta para un cuarteto de cuerdas, arreglada por Fripp y bellamente ejecutada, por lo que se trata de un brillo muy grande en el álbum, simple en apariencia, pero con una sensibilidad grandiosa que le hace destacar en el momento justo, antes de la canción final del álbum.

Finalmente, "Islands" es la joya de la corona, una de las canciones más bellas y tristes que haya escuchado en toda mi vida. La letra es simple, un hombre describe a su isla con mucho amor, con un dejo de soledad y melancolía, pues aparentemente la va a abandonar, a pesar de amarla profundamente, para luego hacer una metáfora entre las islas y los hombres, siendo ambos individuos por separado pero necesitando la unión con tierra firme y con otras islas para poder sobrevivivir. Pero lo mas destacado aquí es la hermosa música, tristísima, como de bar portuario de mala muerte, pero con un alma inmensa, nuevamente alimentada por Mel Collins y sus desgarrradores metales, llámese saxofón, trompeta, o lo que sea que utilice para crear sonidos tan hermosos y melancólicos. Pero también hay que destacar al piano, que se suma a la tristeza hermosa de la canción, y que además sirve como sostén para la misma. Las secciones musicales cantadas e instrumentales son colosales, las estrofas y sobre todo, los coros son de una belleza inmensa, y una vez que la canción avanza hacia el final, las improvisaciones de Collins en la trompeta, aunadas a la aparición del mellotron hacen de esta una inolvidable y hermosísima pieza. No tengo más adjetivos para describir el inmenso amor que me inspira y que siento por esta bellísima canción, que además cierra un álbum completamente perfecto (como los otros que completan este top 10) y que vivirá por siempre no en mi mente, sino en mi corazón, por haberme enseñado lo que es el amor, la tristeza y la hermosa nostalgia.

Rock progresivo anglosajón: #11. "Godbluff" - Van Der Graaf Generator (1975)



1. The Undercover Man (7:00)
2. Scorched Earth (10:10)
3. Arrow (8:15)
4. The Sleepwalkers (10:26)

Luego de un periodo de receso que duró 4 años desde la publicación de "Pawn Hearts", la banda se encerró en un estudio de grabación para regalarnos la que sería su obra maestra, su obra máxima, su prueba de madurez musical y plenitud creativa. Así que Peter Hamill (voz, guitarras, piano), Hugh Banton (bajo, órgano), David Jackson (metales y vientos) y Guy Evans (percusiones) grabaron 4 canciones que les llevarían al olimpo del rock progresivo. No se necesitó mucho, simplemente una perspectiva mucho más orgánica de la música que querían hacer, una madurez plena en sus expectativas musicales y un necesario replanteamiento del rumbo artístico de la banda. Casi nada.

La obra inicia con algo inusual, una bellísima canción, sí, con la voz agresiva de Hamill, pero con una música y evocadora, además de tener una emotividad sublime. Lo que hace Jackson con la flauta en el fondo de la canción, y el mismo Hamill en el piano, no tiene nombre. Es un despliegue musical sublime y sensible que puede ser desconcertante, pero que en realidad es la mayor muestra de la maudrez de la que ya se hablaba anteriormente. Además de esto, el Hammond de Banton y otros instrumentos de viento complementan a la que sin duda es la canción más hermosa de la banda en toda su historia. Desde el mero inicio, la banda ya hizo lo que nunca, y ya logró más que en cualquiera de sus otros álbumes.

El final de la canción se conecta con el inicio de una de las canciones más oscuras de VDGG, como su título lo vaticina, "Scorched Earth" es una canción desesperanzadora en su letra y muy compleja y difícil en su música. La belleza del tema inicial desaparece por completo y ahora tenemos al VDGG más diercto y frontal que jamás hayamos escuchado. La voz de Hamill al cantar sus primeros versos es de espanto, en un sentido positivo, pues tiene una agresividad nada sencilla de asimilar. La canción crece y nos encontramos con una de las secciones melódicas más memorables de la banda, sin que ello significa que sea amable. Le siguen algunas otras secciones más oscuras antes del delicioso interludio en un beat irrepetible, y con un Jackson más que inspirado en los 3 instrumentos en los que participó tan sólo en esta sección. También en este interludio, debemos reconocer el trabajo de Guy Evans en la batería para mantener y sostener un beat dificilísimo, y con una música apabullante que fácilmente le haría perder el ritmo. Luego de esto, la canción regresa a su desesperanza para culminar en un vertiginoso y apocalíptico final en el que los metales son destacadísimos y que parece interminable, y que cuando finalmente acaba, nos deja paralizados con el escalofriante y delirante feedback de guitarra (lo primero de guitarra que escucharemos en el álbum) con el que finaliza esta obra maestra.

Y si de cosas escalofriantes hablamos, tenemos a la mayor muestra de este adjetivo en "Arrow", una antisocial, agresivísima y enojona canción que ahuyentará a más de uno, y que pocos lograrán soportar hasta el final final de la canción. De inicio parece una improvisación de jazz (en la que escuchamos otro poquito de guitarra) que no parece tener sentido alguno, pero de inmediato se ve interrumpido por la lenta sección musical principal, primero sin voces, como para irnos ambientando, pero una vez que la voz de Hamill hace acto de presencia, más de uno saldrá corriendo o adelantará el track sin pensarlo dos veces. Es gritón y agresivo a más no poder, y a pesar de que la estructura de la canción es de hecho bastante simple (estrofa-coro-estrofa-coro- interludio-estrofa-coro-cierre), no es una canción fácil de digerir. Pero una vez que lo logramos, podremos escuchar las maravillas detrás de esa rabiosa voz, como lo son los vientos y metales que engalanan la dureza de la canción, o los constantes crescendos que incrementan la emotividad de la música. Dada su inaccesibilidad, es una de las canciones más infra valoradas de la banda, y a mi gusto, una de las más disfrutables.

Pero la banda recompensa a quienes se quedaron y aguantaron, pues "The Sleepwalkers" es mucho más accesible, con ese inicio delicioso de vientos que casi forman una especie de riff memorable y delicioso. La canción se divide en dos, primero la sección principal, donde encontraremos estrofas y coros, y donde la sección melódica es muy agradable. La temática de la cancion de hecho es un tanto tétrica, sobre todo para la época, pues habla sobre una invasión de muertos vivientes (cosa que hoy en día ya está muy explotada, pero que en 1975 sí daba miedo) y sobre esta temática, la música se acopla a la perfección y nos transporta a las situaciones narradas en la canción. Luego de diversas secciones (entre las que escucharemos un breve cha-cha-chá muy a la cubana) llega la segunda sección, en la que la dureza y agresividad vuelven a aparecer, sobre una base rítmica deliciosa y enaltecida por los saxofones, pero ahora de manera más épica para preparar el estupendo y desvaneciente final de la canción y del álbum.

Van Der Graaf Generator es una banda de culto dentro de un género que de por sí ya es de culto, y ello se debe en gran medida a sus excentricidades maravillosas, a su agresividad perfecta y a su música nada convencional pero súmamente efectiva. Tan sólo en éste álbum prácticamente no hubo guitarras y sintetizadores (sólo el Hammond, que es más análogo que electrónico), y aún así consiguieron grabar una de las obras máximas del género y de la historia musical.

Rock progresivo anglosajón: #12. "Moonmadness" - Camel (1976)


1. Aristillus (1:59)
2. Song Within a Song (7:18)
3. Chord Change (6:48)
4. Spirit of the Water (2:09)
5. Another Night (7:00)
6. Air Born (5:04)
7. Lunar Sea (9:14)

La  última gran obra de Camel en la década de los setenta es una delicia de principio a fin. Aquí no hay epicidad ni complejidad ni mucho menos excesos. Todo lo opuesto, aquí hay sencillez, hermosura, delicadeza y sensibilidad. Todo el álbum gira en torno a estas cualidades, y los 7 temas que le conforman son perfectos cada uno a su manera. Quizás el único punto que luce menos son las voces, pero las escucharemos tan poco en el álbum que ni nos daremos cuenta de tal detalle.

La obra inicia de inmediato con una joyita electrónica al 100%, "Aristillus" es una breve exposición de las capacidades de Peter Bardens al frente de los teclados y sintetizadores, por lo que de inmediato disfrutaremos con esta pequeña delicia. El segundo tema es una de las mayores muestras de sensibilidad y belleza en el rock progresivo, "Song Within A Song" es una maravilla completa. Las voces suenan poco, y están a cargo de Andy Latimer (guitarras) y Doug Ferguson (bajo), y la música que les respalda es tan deliciosa que tomará protagonismo por encima de las voces mismas. Todas y cada una de las secciones que le conforman se sustentan en la belleza musical y en el deleite del escucha. Incluso cerca del final, cuando se acelera y parece perderse dicha cualidad, la banda no tarda en hacernos estremecer con las explosiones rockeras que más que catastróficas son hermosas, y que nos llevarán al borde de las lágrimas una vez que la canción termine.

"Chord Change" es una belleza instrumental en la que Latimer nos muestra la enorme sensibilidad que tiene en la guitarra, con esos solos que deseamos que sean interminables. Además, la canción tiene algunos cambios de ritmo precisos y perfectos, por lo que sus casi 7 minutos de duración se nos pasarán muy rápido. "Spirit Of The Water" es una breve y calma canción, cantada por Bardens y con una sección de vientos bella y emotiva. El arreglo que le hicieron a la voz le ayuda bastante, por lo que no será una molestia el escucharle, por el contrario, se sumará como un instrumento más y como un elemento determinante para la melancolía explícita de la canción.

Las dos canciones siguientes son dos grandes obras, muy sólidas y bellas y con características muy únicas y destacables dentro del repertorio de la banda. La primera de ellas es "Another Night", una extraña y muy rítmica canción, en la que nuevamente las voces sufren un arreglo que las compone, y las adecúa al extraño estilo de la canción. Aún más extraños son los coros, que nos regresan un poco a la sensibilidad mostrada en el resto del álbum, aunque la canción es esencialmente rockera, y deliciosamente extraña. La segunda es otra gran muestra de belleza, "Air Born" es etérea desde un inicio, y nos hace flotar tanto en las secciones cantadas, como en el increíblemente hermoso interludio, en el que la guitarra suena diferente, hermosa pero diferente, y ello nos transporta aun más arriba de lo que ya estábamos.

Por último, la canción que cierra el álbum es la poderosa "Lunar Sea", otra instrumental y mucho más vertiginosa que el resto del álbum. Ello podrá desconcertarnos en un inicio, pero una vez que hace acto de presencia la guitarra de Latimer, allá en lo más alto de la canción, nos damos cuenta que el elemento belleza está ahí, presente y potente. Luego de esto, un rítmico y melódico interludio en el que el mini-Moog de Bardens se luce al máximo, mientras los otros tres músicos le hacen segunda con un delicioso ritmo constante de fondo. Cuando la aceleración regresa, ya estamos seguros que estamos ante la canción más grande del álbum, así que nos preparamos para escuchar el delirante y poderoso final de la obra, que se desvanece de a poco y nos vuela los sesos de una manera tan gozosa, que nos quedaremos completamente satisfechos por ello.

Luego de "Moonmadness", Camel publicó un par de álbumes semi-progresivos intrascendentes, para luego seguir la senda comercial del pop fácil ochentero, y perderse en la nada, hasta su último brillito, llamado "Rajaz" y publiado en 1999, una obra que parecía el regreso de la banda, pero que sólo fue un oasis. De cualquier manera, este álbum es el último gran álbum de la banda, y uno de los más hermosos en todo el rock progresivo.

Rock progresivo anglosajón: #13. "The Wall" - Pink Floyd (1979)



1. In The Flesh? (3:17)
2. The Thin Ice (2:28)
3. Another Brick In The Wall Part 1 (3:41)
4. The Happiest Days Of Our Lives (1:20)
5. Another Brick In The Wall Part 2 (3:56)
6. Mother (5:32)
7. Goodbye Blue Sky (2:48)
8. Empty Spaces (5:36)
9. Young Lust (2:03)
10. One Of My Turns (1:33)
11. Don't Leave Me Now (4:22)
12. Another Brick In The Wall Part 3 (1:17)
13. Goodbye Cruel World (1:05)


1. Hey You (4:39)
2. Is There Anybody Out There! (2:40)
3. Nobody Home (3:25)
4. Vera (1:38)
5. Bring The Boys Back Home (0:50)
6. Comfortably Numb (6:49)
7. The Show Must Go On (1:36)
8. In The Flesh (4:16)
9. Run Like Hell (4:22)
10. Waiting For The Worms (3:56)
11. Stop (0:34)
12. The Trial (5:16)
13. Outside The Wall (1:42)

La obra que cerró definitivamente a la época de oro del rock progresivo, el álbum que dio el banderazo final a una década de grandez obras, músicos relevantes y álbumes trascendentes. El rock progresivo murió con la cara en alto, con esta maravillosa y suprema obra conceptual, ópera rock, o como se le quiera llamar. Luego de esto, el rock progresivo jamás volvió a ser el mismo, y con la llegada de los ochenta, el mundo rápidamente avanzó y dejó atrás el inmenso legado de uno de los géneros más apasionantes de la música contemporánea.

Con 26 temas en un álbum doble, que transitan de lo rockero a lo sublime, y de lo popero a lo grotesco, Pink Floyd hizo su último gran esfuerzo como banda y produjo una de las obras más influyentes de toda la historia. El sustento lírico nos dice que un hombre lastimado por la vida decide encerrarse detrás de un muro imaginario para aislarse del mundo que tanto daño le ha hecho, y una vez ahí, se ve a sí mismo como un hombre solo y sin amor, por lo que en la segunda mitad de la obra hace hasta lo imposible para finalmente derrumbar el muro, y ser libre. La historia es perfecta, pero la música lo es más aún.

El primer disco es bastante consistente en cuanto al ambiente depresivo que se mantiene a lo largo de los 13 temas que le conforman. Los momentos más destacables de esta primera mitad son el poderoso y emotivo riff de David Gilmour en la rockerísima inicial "In The Flesh?" que además es el gancho perfecto que nos atrapa para adentrarnos en la música del álbum; la tristeza evidente y hermosa de "The Thin Ice", sobre todo en la parte que canta Gilmour; la perfecta triada rock/popera de "Another Brick In The Wall Part 1 & 2" y "The Happiest Days Of Our Lives", que además, líricamente, son el centro sobre el cual gira el resto de la historia. Es aquí que se comienza la construcción del muro.

Por su parte, "Mother" es otra emotivísima canción, vocalmente a cargo Roger Waters en las estrofas y de la estupenda voz de Gilmour (mucho mejor vocalista que Roger Waters, a mi gusto)en los coros, y la joyita de esta primera mitad, "Goodbye Blue Sky", es una melancólica belleza a 3 voces (Waters, Gilmour y Rick Wright -quien también tenía una voz estupenda-) de corta duración e instrumentación simple, pero con un alma y con un espíritu musical inmenso, sensible y humano. Es sin duda el mejor tema de esta primera mitad del álbum. Luego de este punto, tanto las letras como la música se vuelven un tanto densas, macabras y oscuras. Quizás donde menos notamos este cambio es en "Young Lust", que musicalmente es accesible y rítmica. Sin embargo, "One Of My Turns" y "Don't Leave Me Now" son respectivamente iracundas y suplicantes, exponiendo el lado menos amable de la banda (en un sentido sonoro) en mucho tiempo. Sin embargo, enriquecen el concepto del álbum y nos brindan una faceta distinta y más humana de la música del cuarteto. Finalmente, el disco 1 cierra de manera ominosa con "Another Brick In The Wall Part 3" y "Goodbye Cruel World" en el que el protagonista se rinde ante la inmensidad del muro que él mismo creó, y abandona sus esperanzas por completo. La locura y el frenesí son características importantes de estos últimos temas.

El disco 2 comienza con una canción engañosamente optimista (en su letra), y musicalmente suprema, "Hey You" es otro de los temas mayores del álbum, y uno que nos introduce varios motivos musicales que escucharemos más adelante en el cierre de la obra. Seguido, viene quizás la parte menos lúcida de la obra, con 4 temas más bien transitorios, "Is There Anybody Out There?" con un solo de guitarra clásica delicioso, "Nobody Home" con una desbordante nostalgia, "Vera" y "Bring The Boys Back Home", esta última con un arreglo un poco excesivo. Pero esta transición de 4 tracks vale la pena con tal de llegar a una de las mayores canciones no sólo del prog rock, sino del rock en toda su historia: la épica y monumental "Comfortably Numb", que desborda emotividad, belleza, epicidad, rock, amor, tristeza, arte. Una canción tan simple en su estructura, pero con las notas exactas en el tiempo preciso para atravesar nuestro ser cual rayo destronador, y zarandearnos por dentro y por fuera y llenarnos de su belleza y su melancolía. Una canción que basta escucharla una vez para amarla. David Gilmour nos regaló su último despliegue progresivo en esta gigantesca canción.

A partir de este punto, la obra cambia nuevamente, ahora las canciones son más vivaces, algunas optimistas, otras trágicas. "The Show Must Go On" es una breve y deliciosa canción de aceptación. "In The Flesh" es una especie de reprise invertido de la canción inicial del álbum, ahora con la expectativa de si el protagonista logrará o no salir del muro en el que se ha encerrado. "Run LIke Hell"  es otro clásico de la banda, otra canción característica y maravillosa con un riff descendente y pegajoso, y una ambientación épica que rodea al tema. "Waiting For The Worms" es una canción más pesada, más rockera y con una temática mucho más oscura; el protagonista espera poder salir del muro, pero son muchos los lastres que arrastra. El riff del final de la canción aparecerá nuevamente más adelante (y de hecho ya había aparecido en "Hey You"). "Stop" es el preludio dramático para la ostentosa "The Trial" en la que el protagonista finalmente logra salir del muro, derribarlo y liberarse de sus demonios, no sin antes confrontarlos. La música vuelve a excederse un poco, pero se compone con el poderosísimo y rockero final, y bueno, a final de cuentas, esto es rock progresivo. El hermoso y casi angelical final en "Outside The Wall" nos hace sentir triunfantes, y satisfechos de haber escuhado un monumento musical auténtico e irrepetible.

A partir de aquí no hubo más rock progresivo; un género tan maravilloso como éste debía tener un álbum final así de glorioso. Tan glorioso como el disco que inauguró al género. También significó el fin de una era para Pink Floyd, que jamás volvería a grabar un álbum histórico en sus años restantes. Pero el legado de esta obra (que después se llevaría a la pantalla grande) quedará plasmado en las mentes de quienes amamos a la música, y de quienes amamos al rock progresivo.

martes, 24 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #14. "Crime Of The Century" - Supertramp (1974)



1. School (5:35)
2. Bloody Well Right (4:26)
3. Hide In Your Shell (6:52)
4. Asylum (6:30)
5. Dreamer (3:19)
6. Rudy (7:07)
7. If Everyone Was Listening (4:05)
8. Crime Of The Century (5:20)

La obra suprema de esta peculiar banda británica, una que alrternaba mucho su sonido con el del pop y el glam rock, tan popular en esa época. Si bien, Supertramp es en esencia progresiva, sus álbumes siempre fueron una mezcla de rock con pop y con progresivo, por lo que es en este álbum en el que mejor se describe y se comprende su peculiar estilo. Desde luego, los arreglos majestuosos son parte fundamental del álbum, así como los momentos de simplicidad y melodicidad.

Todo lo que he descrito en el primer párrafo lo podemos encontrar en los primeros dos temas de la obra, el primero llamado "School", que de inicio nos recibe con una armónica (casi nunca usada en el prog rock) pero que se va  convirtiendo de a poco en una canción dramática de rock, con una base de piano y guitarra punteada, que nunca abandona la teatralidad, pero que si se ve bastante embellecida gracias a ese piano que se había mencionado anteriormente. El final de la canción es el momento más progresivo de ésta, y ello nos deja con un muy buen sabor de boca. Por su parte, "Bloody Well Right" es una especie de jazz rock, con reminiscencias blueseras y con una atmósfera un tanto satírica pero efectiva, por lo que se nos facilitará el concentrarnos en todas estas cualidades de la obra que están ahí, al alcance de nuestros oídos inexpertos. Los solos de órgano y de guitarra son los elementos más deliciosos de la canción, pues están presentes al pormayor. Y también debo destacar los momentos más rockeros, muy cercanos al glam rock de la época, por lo que la diversidad en esta obra es el sello característico de la música de esta banda.

Las dos canciones iniciales son muy buenas e ideales para comprender a la banda en términos artisticos, pero las dos siguientes canciones son un paso más arriba hacia la perfección musical y las aspiraciones artísticas que la banda pretendía alcanzar con este álbum, cosa que logró con creces. "Hide In Your Shell" es una extensa pero maravillosa canción, con muchas partes (sobre todo las cantadas) que suenan un tanto convencionales, pero que como tales, son espléndidas, y que aunadas a los solos de sintetizadores y teclados, nos dan como resultado una canción mayúscula dentro de la obra, y una cima artística del álbum. Pero la siguiente canción es sin duda la mejor del álbum, "Asylum" es cien por ciento progresiva, con ese dramatismo, esa base de piano tan bella como melancólica, su letra complejísima sobre lo que significa la diferencia entre estar loco y no estarlo, y de cómo todos tenemos una cierta dosis de locura que negamos, y que nos aferramos a la poca sanidad mental que tenemos. Todo aquí es maravilloso, desde las primeras y memorables notas del piano, hasta el magnífico y épico final de la canción, pasando por momentos de angustia, dolor y sufrimiento tanto en la hermosísima letra como en la aún más hermosa música. Una canción perfecta y una obra maestra del rock progresivo.

La canción mas conocida (una que todos conocemos pero no recordamos realmente de dónde ni por qué la conocemos) es "Dreamer", una pegajosa y muy buena canción de rock que nuevamente refleja la naturaleza de esta banda, que viene y va de entre todos los estilos y ritmos que ya hemos mencionado, y que se adapta a todos ellos con relativa facilidad y en un nivel muy alto. Contrastantemente, "Rudy" es quizpas la canción más compleja del álbum, una que prefiere mantenerse en la oscuridad, detrás de esas notas de jazz en las que transita, y que se ven adornadas con elementos rockeros que son buenos pero que para nada son accesibles, por el contrario, la canción es oscura y misteriosa. Nuevamente las palmas se las lleva el piano, ya que sostiene de manera precisa a toda la canción, en sus cambios de ritmo y en sus cambios de ánimo.

El álbum cierra de la manera en la que inició, con dos canciones muy características del estilo de la banda, la primera de ellas siendo "If Everyone Was Listening", dramática en niveles normales, deliciosamente orquestada e interpretada, y con una sensibilidad disfrutable. La segunda, y final es "Crime Of The Century", una mucho más nostálgica y lenta, que exalta las emociones por encima de las interpretaciones, y que nuevamente nos deja claro la finísima capacidad de los músicos por hacer obras elegantes y rockeras por igual.

Un álbum fundamental para comprender al rock progresivo, quizás el ideal para los primerizos en el género, gracias a su accesibilidad y a su ausencia de elementos poco digeribles. Ese es el mayor mérito de esta joya, hacer de un género musical tan complejo algo accesible y bello por igual, y poder satisfacer tanto a los fanáticos del género como a los iniciados en el mismo.

Rock progresivo anglosajón: #15. "Voyage Of The Acolyte" - Steve Hackett (1975)



1. Ace Of Wands (5:23)
2. Hands Of The Priestess Part I (3:28)
3. A Tower Struck Down (4:53)
4. Hands Of The Priestess Part II (1:31)
5. The Hermit (4:49)
6. Star Of Sirius (7:08)
7. The Lovers (1:50)
8. Shadow Of The Hierophant (11:44)

Una vez que Peter Gabriel abandonó Genesis, sus integrantes decidieron tomarse un tiempo libre para relantearse sus inquietudes artísticas, y lo que sería el futuro de Genesis. Sin embargo, el guitarrista de la banda, Steve Hackett, tenía mucho material que no necesariamente se acoplaba al estilo de la banda, o al gusto general de sus demás compañeros, por lo que en 1975 decidió grabar su primer disco como solista, el maravilloso "Voyage Of The Acolyte", que prácticamente es un disco más de Genesis, pues en él participaron Mike Rutherford y Phil Collins en el bajo y la batería respectivamente.

De hecho, podríamos considerar a este como un álbum más de Genesis, uno que se sale del esquema y que en realidad es uno de una calidad artística que no se había visto en otra obra de la banda. Finalmente el disco apareció como de Steve Hackett con colaboraciones, ya que las composiciones son suyas en su totalidad. Sea como sea, estamos ante una de las obras más finas y poderosas del rock progresivo setentero. Ocho son los temas que conforman este álbum, y todos ellos son una maravilla de principio a fin.

La inicial "Ace Of Wands" está dividida en dos mitades, una muy acelerada que a su vez está subdividida en pequeñas secciones que van de lo épico a lo rockero, incluyendo un complejísimo riff de guitarra, además de tambien tener momentos calmos y delicados. La segunda mitad es un tanto más plana que la primera, pero de alguna manera suena novedosa, quizás por la explosiva (literal) transición que las une o por su extraño ritmo, entre acústico y frenético. El segundo tema, "Hands Of The Priestess Part 1" es una deliciosa y delicada pieza instrumental, con sonidos tan suaves como hermosos, liderados por una flauta en sus octavas más altas, y una base de guitarra bellisima. Por momentos, suena célitica y en otros suena hindú, siempre dentro del margen de la estética musical más elevada.

Toda esa belleza se verá interrumpida de manera estrepitosa con "A Tower Struck Down", una poderosa canción que suena como pisadas de elefante, contundentes y firmes, y que por momentos raya en la epicidad gracias a los coros angelicales que, de manera experimental, adornan al explosivo tema. El trabajo de Phil Collins nuevamente se destaca, en un álbum que no es suyo, pero en el que hace un trabajo tan espléndido como en los mejores de Genesis. Por último, el cierre de la canción, primero con mellotrón y luego con el bajo de Rutherford es simplemente maravilloso. "Hands Of The Priestess Part 2" es un reprise de la primera parte, que de alguna manera cierra este mini-ciclo musical de 3 canciones, con la misma belleza y delicadeza que la primera parte.

"The Hermit" es la única canción cantada por Hackett, es una suave canción a base de guitarras, con algunos arreglos que le hacen sonar distante y melancólica, y que por momentos nos ayudan a entrar en esta atmosfera etérea que el artiista está creando para nosotros, y que con los sintetizadores se ve enriquecida en sus intentos. La capacidad de Hackett en la guitarra no sólo es técnicamente perfecta, sino emotivamente suprema. "Star Of Sirius" es una canción extensa que cuenta con Phil Collins como vocalista, y que nuevamente apela por la sensibilidad y el sinfonismo para estructurarla. Podemos destacar el excelso uso del mellotrón en esta obra en la primera parte de la canción, y una vez que esta estalla, es la base rítmica la que sostiene toda la epicidad y optimismo con la que la canción se ve adornada. El sube y baja emocional también es para destacar, así como la magnífica base de guitarra que está presente en todo el tema.

"The Lovers" es la típica canción de Hackett, corta, instrumental, con bellísimos elementos barrocos, y con una emotividad tan intensa como breve. Muy a la manera en la que lo hizo en "Foxtrot" de Genesis, este breve y hermoso tema está justo antes del épico tema final. En este caso, "Shadow Of The Hierophant" es ése épico tema final, una delicia de principio a fin que se divide en dos partes: la primera es la que alterna los majestuosos coros instrumentales, tan ricos musicalmente como épicos, con las estrofas suaves y bellísimas, cantadas estupendamente por Sally Oldfield (hermana de Mike Oldfield), que con su delicada y sublime voz, acentúa la delicadeza de estas secciones. Otro elemento que acentúa la delicadeza es la guitarra de Hackett, y nos reafirma que es uno de los intérpretes más sensibles del rock progresivo en general. La segunda mitad de la canción es la del cierre, una un tanto extraña pero que se mantiene en la misma línea que el resto de la canción, y que de alguna manera, cierra el álbum con grandeza y majestuosidad.

El que pudo ser el primer álbum de Genesis sin Peter Gabriel, terminó siendo un álbum solista de Hackett, debido al acaparamiento de éste en la composición de los temas, algo con lo que los demás inegrantes de Genesis no estuvo de acuerdo. Y quizás esto haya sido para mejor, pues resalta el papel de Hackett dentro de la banda, y nos explica de mejor manera por qué la banda sufrió un terrible descenso artístico luego de su salida. Una obra majestuosa que corrobora el nivel artístico de este guitarrista.

lunes, 23 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #16. "A Farewell To Kings" - Rush (1977)



1. A Farewell To Kings (5:49)
2. Xanadu (11:04)
3. Closer To The Heart (2:51)
4. Cinderella Man (4:19)
5. Madrigal (2:33)
6. Cygnus X-1 (10:21)

Sin lugar a dudas se trata del mejor álbum de Rush en su historia, una obra portentosa y hardrockera, con temas largos y temas cortos que se complementan de maravilla, y que nos entregan una variedad de sonidos que nos van alimentando conforme pasan los minutos, sin canciones de relleno ni momentos sin sentido. Todo el poderío musical, lírico, creativo y artístico de este trío musical está plasmado en los cuarenta y pico minutos que dura la obra de manera suprema y casi perfecta.

Si bien, el salto al progresivo de altura ya lo habían dado con su anterior "2112", el álbum resultó ser muy inconsistente, lo que les había dejado una cierta deuda con la música y consigo mismos, por lo que dedicaron su esfuerzo y dedicación en superarse a sí mismos con una obra que la banda misma sabía que tenía que ser muy superior a lo hecho en el mencionado álbum anterior. Así que hicieron uso de todos sus recursos, no se limitaron al simple hard rock, sino que incluyeron elementos electrónicos, clásicos, barrocos y emotivos para enriquecer a la música, así como para resaltar los poderosos momentos rockeros, que no desaparecerían.

Entonces, no nos extrañará que la inicial "A Farewell To Kings" tenga una deliciosa introducción de guitarra clásica de casi un minuto de duración, al cual le sigue una ligera explosión rockera que también es parte de la intro, para de inmediato adentrarnos en el tema principal que es estupendo y que tiene un interludio musical simplemente avasallador. La obra inicia poniendo la vara muy alta para los temas siguientes. Pero "Xanadu" la sube aún más, ya que es una poderosa suite de 11 minutos, con múltiples secciones perfectamente enlazadas dentro de la obra, y con un altísimo nivel de epicidad a lo largo de la obra (la entrada de la guitarra a los dos minutos de la canción es estremecedora), que al culminar nos dejará absolutamente pasmados. Las letras son otro elemento destacable (siempre) en las canciones de Rush, gracias a Neil Peart quien adaptó fragmentos del poema Kubla Khan (el cual es bellísimo) de manera estupenda en métrica a las características de la canción.

"Closer To The Heart" es una bella y evocadora canción pop, que aligera el ambiente luego de tan majestuosa obra, y nos ayuda a recuperarnos sin que se trate de un bajón notable; la canción es tan memorable que nos mantendrá con la adrenalina a tope aún en la primera escucha. "Cinderella Man" es un hard rock con pocos elementos progresivos pero con una interestante progresión melódica, que va de arriba hacia abajo, ya que las estrofas son vertiginosas y el coro es suave. Por su parte, "Madrigal" sí que lleva las cosas un poquito más abajo, pues se trata de una lenta y poco brillante canción, que nos baja un poco las revoluciones un tanto a propósito, para llegar a pleno en concentración y apertura al fantástico cierre del álbum.

"Cygnus X-1" es una fantástica obra, una suite poderosísima con pasajes rockeros muy pesados y con niveles de emotividad y dramatismo realmente espeluznantes. La temática planteada por Peart es la de un astronauta que, dado el enorme interés histórico de la humanidad por el accesible agujero negro de la constelación Cygnus, llamado Cygnus X-1, decide aventurarse en una arriesgada pero histórica travesía hacia el vórtice extraterrestre, en su nave llamada "Rocinante" (homenaje a Cervantes). Antes de que la historia se desarrolle, la banda ya nos entregó el primer viaje musical, el cual viene inmediatamente después del primer riff que escuchamos a cargo del bajo y la guitarra. Un viaje musical un tanto minimalista pero, de alguna manera, épico e inspirador. Una vez que Geddy Lee nos empieza a contar la historia (igual con una voz espeluznante) la música entra en modo optimista, a la par de la historia, en sus prepartivos para el enigmático viaje. Cuando el astronauta se acerca al coloso, las comunicaciones con la Tierra se pierden, y nuevamente la música se alínea con la historia, entrando en una fase de misterio, perfectamente ideada y ejecutada. Finalmente, la música explota y la letra nos narra el fatídico final de nuestro héroe, quien ha sido atrapado por la inmensa fuerza gravitatoria del astro colapsado, y finalmente, es succionado por él. Esta parte, en lo musical es poderosamente rockera, épica y gloriosa. Es el final perfecto para la obra (que tendría su continuación en el álbum siguiente, "Hemispheres") y uno de los momentos más gloriosos del rock progresivo.

El álbum que llevó a este trío canadiense a lo más alto del olimpo progresivo, en una época en la que ya nadie creía en el género, en una época en la que ya estaba muy desgastado y los sonidos nuevos de la juventud rockera naciente se apoderaban de la vanguardia artística. Así que el mérito es doble, no sólo de revivir por un instante el interés por el género, sino hacerlo con una obra monumental e insuperable.

Rock progresivo anglosajón: #17. "Red Queen To Gryphon Three" - Gryphon (1974)



1. Opening Move (9:42)
2. Second Spasm (8:15)
3. Lament (10:45)
4. Checkmate (9:50)

La obra maestra de Gryphon publicada en 1974 es el único álbum completamente instrumental de la banda en su historial, y este elemento fue un acierto magnífico, aunque ciertamente bastante arriesgado, aún en esa época. La obra es tan compleja como sinfónica, contiene una variedad de instrumentos muy diversa, además de una temática muy concisa que la música sabe llevar sin el apoyo lírico.

La obra consta de 4 movimientos, en los que se va desarrollando un extraño juego de ajedrez que de alguna manera, la banda trató de hacer analogía con la vida. Este concepto no está del todo claro, pero la bella música hace que nos olvidemos rápidamente de este detalle menor, y nos enfoquemos en lo que tenemos enfrente. Los 4 movimientos son diversos entre sí, con sus características únicas y su personalidad que le distingue de las demás, aún cuando la existencia del álbum, así como su comprensión sólo se percibe con la unificación de las 4 obras: no puede completarse la obra con la ausencia de un tema. Es por ello que, distintos entre sí, los temas son muy complementarios y no podremos apreciar el arte musical del álbum si les escuchamos por separado.

La obra inicia con la canción más compleja del álbum, "Opening Move", una canción que no sólo tiene diversos momentos de complejidad musical, sino también emocional, por lo que experimentaremos un auténtico sube y baja de emociones con cada mini-sección del tema. La última de estas es la definitiva, la que nos llevará al punto más alto en intensidad y emotividad, para después dejarnos caer con suavidad y ternura hacia el final épico de la canción. "Second Spasm" es, por decirlo de cierta manera, la canción más popular, más accesible del álbum, esto debido a su estructura convencional y simple, de estrofa-coro-puente/interludio-estrofa-coro-cierre. Algo con lo que todos nosotros estamos muy familiarizados, y que se nos facilitará recordar. Además, las secciones melódicas de este tema también so muy accesibles y memorables, por lo que podremos identificarlas y apropiárnoslas desde la primera escucha.

"Lament" es la canción más melancólica del álbum, los primeros 3 minutos de canción son de los más estremecedor y sublime que escucharemos, en una orquestación realmente simple (comparada con la instrumentación de las demás canciones) ya que sólo es una guitarra, un fagot y un cromorno, además de algunos brillitos esporádicos. Así que aquí se prioriza la emotividad, y ello es un acierto monumental, pues luego esta nostalgia se convierte en alegría en tan sólo un instante, una alegría desbordada y gozosa, que da pie al catártico final de la canción. Por últim0, "Checkmate" es otra obra complicada, quizás menos lúcida que sus hermanas, pero con secciones muy hermosas y pastorales. De hecho, algunos de los momentos musicales más hermosos y plenos se encuentran escondidos en esta canción, que en su mayoría es un poco monótona, pero que con estos brillitos logramos recuperarla.

Hacer un álbum instrumental es una osadía, sea de la época que sea, dentro del mainstream rockero, así que se debe revalorar obras como ésta, que más allá de la carencia de letras, la complejidad de la música y la memorabilidad de la misma son cualidades pocas veces vistas que, cuando se llegan a juntar, nos dan como resultado obras tan perfectas como esta.

sábado, 21 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #18. "Octopus" - Gentle Giant (1972)



1. The Advent Of Panurge (4:45)
2. Raconteur Troubadour (4:03)
3. A Cry For Everyone (4:06)
4. Knots (4:11)
5. The Boys In The Band (4:34)
6. Dog's Life (3:13)
7. Think Of Me With Kindness (3:31)
8. River (5:52)

Segundo de dos álbumes publicados por la banda en 1972, "Octopus" es eso, un opus compuesto por ocho temas, en un álbum bastante inusual para la banda, y para el rock progresivo en general. Se trata de una obra en que ninguna canción supera los 6 minutos de duración, en la que hay una inventiva gigantesca, de hecho, quizás sea el álbum más creativo de la banda en toda su historia, además se trata de un compendio de canciones bastante buenas, muy progresivas pero sin largos pasajes musicales ni despliegues de virtuosismo mayúsculos. Más bien, se trata de una obra con temas maravillosos y concisos, en los que la banda quería explorar sus capacidades rockeras, y en los que se abordaron ocho estilos musicales muy diferentes, uno por cada tema.

La obra inicia con la minimalista "The Advent Og Panurge" que contiene breves pero absolutamente maravillosos juegos vocales entre Derek Shulman y Kerry Minnear, que van alternándose en velocidad y protagonismo, hasta que Shulman explota con su voz y deja en silencio a la canción por un instante. Los jugueteos no sólo se limitan a lo vocal, pues los instrumentos también se dan rienda suelta para experimentar y explorar sus límites dentro de las fronteras de la misma canción. El grado de experimentación en esta joya es altísimo. Seguido está una de las canciones melódicamente más deliciosas de la banda, "Raconteur Troubadour" es una finísima y deliciosa canción hermosamente adornada por una serie de instrumentos de cuerdas, vientos y percusiones, además de tener una base rítmica muy compleja pero al mismo tiempo accesible, lo que hace que no se nos dificulte comprender la complejidad de esta deliciosa obra. Nuevamente es Derek Shulman quien lleva la batuta vocal de la canción, y lo hace de maravilla.

Si nos faltan elementos para dictaminar que el álbum es bastante complejo y accesible por igual, llega "A Cry For Everyone" para confirmarlo. Es una canción mucho más rockera, incluso con un riff de guitarra más o menos convencional, pero con una estructura musical que va de lo rítmico a lo imposible, y de lo melódico a lo cerebral, en tan sólo un efecto de transición. Nuevamente, la canción es tan memorable que se grabará en nuestra mente con bastante facilidad. Si a la banda le gustaba experimentar con las armonías vocales, llegaron a su punto máximo con "Knots", unos auténticos nudos musicales en los que participaron los 5 integrantes de la banda (única canción de la banda con 5 voces al unísono), que nos van confundiendo y asombrando por igual conforme avanzan los minutos, para finalmente dejarnos plenamente convencidos de que la duración de las canciones no determina en absoluto si son rock progresivo o no. Esta canción es el momento más alucinante de todo el álbum, sin lugar a dudas.

"The Boys In The Band" es una canción instrumental en la que, si bien no existe el acostumbrado elemento vocal complejo, la música cubre esta ausencia con creces, pues a pesar de que se trata de una sección que se repite muchas veces, cada vez lo hace con un grado de complejidad mayor a la vez anterior, por lo que podremos seguir asombrándonos, aún con una canción instrumental. Mientras que "Dog's Life" es una joyita de guitarra y un cuarteto de cuerdas (principalmente) egalanadas con la voz de Phil Shulman, y con una letra tan cómica como emotiva (para quienes aman a los perros). Las armonías aquí no son vocales, son entre todas las cuerdas participantes en la canción, por lo que suenan mucho más elegantes y refinadas. Aunque ciertamente la complejidad está ahí presente, el hecho de que se mantenga una estructura musical más o menos sencilla ayuda a que nos concentremos en las partes memorables de la canción, y que así podamos amarla desde la primer escucha.

"Think Of Me With Kindness" es quizás la única canción de amor en todo el repertorio de Gentle Giant, y es romanticismo en un pleno sentido artístico, pues es tan elegante como melancólica, y en esto ayuda la sofisticada voz de Kerry Minnear, acompañado de su piano y de una emotividad estremecedora. Es fácil identificarse con esta canción no sólo por su letra universal, sino por sus excelentes arreglos musicales que incrementan o reducen la intensidad emocional de la misma con una templanza prácticamente perfecta. Para finalizar está "River", la única canción que nos remite al Gentle Giant extenso y complejísimo de álbumes anteriores, y que de cierta manera está aquí para recordarnos que esto es Gentle Giant, y que los experimentos de este álbum fueron sólo una etapa que debían de pasar, para luego regresar como siempre lo han hecho. La canción en sí es quizás la menos brillante del álbum, y al mismo tiempo, la más compleja y cerebral del mismo.

Este es sin duda el álbum ideal para conocer la música de Gentle Giant. Es lo más accesible que la banda puede ser, sin perder su esencia, por lo que es recomendable escuchar este álbum antes que cualquier otro de la banda. Con todo y el hecho de que lo más convencional es experimental para una banda como esta, hicieron un trabajo excepcional con este álbum, que de inmediato pasó a la historia como uno de los mejores del rock progresivo.

Rock progresivo anglosajón: #19. "Hot Rats" - Frank Zappa (1969)



1. Peaches en Regalia (3:39)
2. Willie the Pimp (9:23)
3. Son of Mr. Green Genes (8:57)
4. Little Umbrellas (3:09)
5. The Gumbo Variations (16:56)
6. It Must Be A Camel (5:17)

Si bien, la música de Zappa es difícil de clasificar, "Hot Rats" es quizás en ese sentido, el álbum más simple del artista debido a que completamente encaja en la etiqueta de rock progresivo, desde la primera hasta la última canción. Esto no significa que Zappa se traicione y se alinee a los reglamentos específicos del género, simplemente significa que por un instante el estilo de Zappa casualmente se alineó al del naciente rock progresivo (el álbum fue publicado en 1969). Así que además de los elementos jazzeros y avant-garde de Zappa, tenemos paisajes musicales llenos de melodías tan infantiles como memorables, y secciones de rock puro en beats complejos e instrumentaciones numerosas.

El álbum inicia con "Peaches En Regalia", una maravillosa canción de jazz fusion que fácilmente nos trasporta a cualquier parte que se nos ocurra, debido a las precisas instrumentaciones y a las melodías deliciosas que le componen. La diversidad de instrumentos es otra característica alineada tanto de Zappa como del prog rock. Entonces no nos extraña escuchar por lo menos 12 instrumentos distintos en los 3 minutos que dura esta delicia abridora. "Willie The Pimp" es la única canción cantada de todo el álbum, y la voz no es de Zappa, sino de su buen amigo Captain Beefheart, quien añade su crudeza vocal a una canción bastante intensa y agresiva, con una esencia bluesera y con ciertos elementos psicodélicos que pronto se ven opacados por el fantástico solo de guitarra del mismo Zappa, que acapara prácticamente el 80 % de la canción, y que resulta ser tan poderoso como maravilloso.

En seguida, mi canción favorita del álbum, debido a que fue la primera que escuché, "Son Of Mr. Greenes" es mucho menos agresiva que la anterior, y mucho más progresiva, entendiendo esto como una cualidad, pues la complejidad escondida detrás de las bellas melodías de los vientos y metales sonando al unísono que suenan al inicio y al final de la obra, es algo que sólo el rock progresivo es capaz de entregarnos. Además, otra característica netamente progresiva es la de las diversas secciones de la mini-suite, y los cambios de ritmo y de estado de ánimo. En este sentido, la canción se asemeja mucho al sonido de King Crimson. "Little Umbrellas" es un jazz suave y breve, que nos deleita los oídos y que está basado en el piano, el contrabajo y la batería, los cuales sostienen las improvisaciones (nada complejas) de los instrumentos de viento y los teclados. Una delicia lenta y disfrutable.

La canción más extensa del álbum es la suite "The Gumboo Variations", una enorme y compleja canción en la que Zappa se da rienda suelta en sus inquietudes musicales más excéntricas y más intrincadas, que en este caso son muy cercanas al jazz fusion recién inventado meses antes por Miles Davis, y que abrió un abanico de posibilidades para artistas tan innovadores como el propio Zappa, que aprovechó los 16 minutos que dura esta canción para regalarnos algunos de los momentos musicales más excelsos y complejos de todo el rock progresivo. Luego de los impresionantes solos de metales, de guitarra y de batería, la canción alcanza su clímax cerca del final de la misma con la explosión de todos estos instrumentos al unísono, para dejarnos boquiabiertos con el poderoso cierre. "It Must Be A Camel" es la breve canción final, en donde el jazz fusion es ya un género enteramente adoptado, y que a pesar de su lenta velocidad, sigue sonando tan complejo como si estuviera al doble de velocidad. Nada emotiva pero de cierta manera, una canción perfecta para cerrar un álbum así de grande.

Muchos consideran otros álbumes de Zappa como de rock progresivo (principalmente el "Chunga's Revenge"), sin embargo, a mi modo de ver, este es el único álbum enteramente progresivo del genio musical estadounidense, además de ser uno de los álbumes semilleros del jazz fusion que bandas progresivas adoptarían en un futuro.

Rock progresivo anglosajón: #20. "Three Friends" - Gentle Giant (1972)



1. Prologue (6:12)
2. Schooldays (7:33)
3. Working All Day (5:07)
4. Peel The Paint (7:25)
5. Mister Class And Quality? (5:51)
6. Three Friends (3:00)

Primero de dos álbumes que la banda publicó en 1972, esta vez con una temática que une a todas las canciones, en una especie de disco conceptual progresivo. Luego de su revelación con "Acquiring The Taste", llega este "Three Friends", mucho más completo y redondo (metafóricamente hablando) que solidifica a la banda como una de las más innovadoras de la escena progresiva británica. Aunque de hecho, el estilo de la banda no cambia tanto, sí que confirma el grado de madurez adquirido por los músicos en los meses que pasaron entre la grabación de uno y otro álbum.

La idea de una reunión de 3 adultos que fueron amigos en su infancia, es una idea con la que todos de alguna manera nos relacionamos. El morbo de saber qué fue de la vida de uno u otro, así como la extraña sensación de saber si les fue mejor o peor que a nosotros, es parte de lo que la banda nos trata de exponer líricamente y musicalmente en esta compleja obra.

El álbum inicia con "Prologue" que justamente es eso, un prólogo que nos adentra un poco en la historia. Tres amigos con tres vidas distintas y caminos separados, que cuando se juntan tratan de justificarse de una u otra manera el por qué de sus situaciones actuales. Musicalmente  la obra es maravillosa, con un riff de guitarra complejo, que se ve acompañado de una serie de sintetizadores a lo largo de la obra, y que sólo en el calmo interludio descansa. Un muy buen inicio. Los 3 amigos, antes de adentrarse en sus situaciones actuales, deciden recordar cómo eran sus vidas en la época escolar en la que se conocieron, y esto se narra en "Schooldays", una obra partida en dos mitades, siendo la primera brillantemente experimental y compleja. Las armonías vocales entre los hermanos Derek y Ray Shulman son asombrosas, y los sonidos de los extraños instrumentos que utilizan complementan de maravilla este bello pasaje musical. La segunda mitad es mucho más melancólica, menos lúcida y más lenta que la primera, y en ella se cuenta el inherente distanciamiento que hubo entre los 3 amigos.

El primer amigo cuenta su triste historia en "Working All Day", un hombre atrapado en un trabajo explotador, en donde se le va su vida y de donde aparentemente no tiene escapatoria. La molestia del personaje no solo está plasmada en su letra, sino que musicalmente la canción es, hasta cierto punto, agresiva y dura. Los efectos de 4 voces nada cálidas cantando al mismo tiempo ayudan a incrementar este efecto. Además, el alma funk de la banda está más presente que nunca, otro elemento distintivo y bien logrado en esta canción. La vida es dura y la carencia de educación llevaron a nuestro primer protagonista a encerrarse en un trabajo exhaustivo que paga poco, y que de hecho es lo único que sabe hacer. ¿Dónde he visto eso?

El segundo amigo nos cuenta en "Peel The Paint" de cómo se convirtió en un artista, en un pintor y de cómo la vida, aparentemente idílica de un artista, de hecho no lo es tanto. La canción se ve adornada por la precisa aparición de un cuarteto de cuerdas, muy apropiado para el tema que se trata, y que para nada es optimista (como el resto del álbum), debido a que hacia la mitad de la canción, ésta se endurece con un poderoso riff de guitarra que desenmascara la verdad del segundo personaje, un hombre terriblemente dañado que además hace daño a otras personas, y que encubierto en la fachada de un artista, culto y fino, es capaz de hacer cosas terribles sin ser detectado. La terrible naturaleza humana descrita a la perfección en esta oscura y macabra canción que, como el protagonista, al principio logra engañarnos con su dulzura.

El tercer amigo descrito en "Mister Class And Quality?" es un auténtico elitista que, según él, gracias a su trabajo duro y a la correcta elección de sus amigos, llegó a la cima del mundo material. Así que él disfruta de dar órdenes, y desdeñar a los flojos y a los artistas. La música que le acompaña es un tanto más frontal, sin adornos ni florituras, simple contundencia que nos ayudan a comprender mejor lo que se narra en las letras. Para cerrar llega el epílogo "Three Friends" que es musicalmente épico y coral, como una canción de ensueño que resume lo que la vida le puede hacer a 3 personas que fundamentalmente, eran iguales y tenían las mismas oportunidades, y que sin embargo, terminaron en lugares muy distintos el uno del otro.

Y quizás ese es el mayor mérito del álbum, el retratar de manera cruda y realista la forma en que los humanos vamos a la deriva en la vida, dejando que ella tome las decisiones por nosotros, y de cómo en el proceso nos perdemos, y dejamos de ser nosotros mismos para adoptar la personalidad necesaria para encajar y pertenecer.

viernes, 20 de abril de 2018

Rock progresivo anglosajón: #21. "Trilogy" - Emerson, Lake & Palmer (1972)



1. The Endless Enigma (Part One) (6:42)
2. Fugue (1:57)
3. The Endless Enigma (Part Two) (2:05)
4. From The Beginning (4:17)
5. The Sheriff (3:23)
6. Hoedown (Taken from Rodeo) {Aaron Copland, arranged by E, L & P} (3:47)
7. Trilogy (8:54)
8. Living Sin (3:14)
9. Abaddon's Bolero (8:08)

Este es el último álbum inconsistente de esta lista, y uno de los más brillantes también. Un contraste como este sólo lo puede dar una banda como Emerson, Lake & Palmer; que nos entregó muchas obras para los últimos puestos de esta lista, pero que en este caso, su obra cumbre pertenece a un club muy selecto de álbumes que sí o sí los amantes de la música deben poseer. Con su característico estilo clásico, con muchos sintetizadores (principalmente el Hammond y el mini-Moog) y con una complejidad rítmica monumental, "Trilogy" es una joyita que casi era perfecta.

De hecho esta obra incluye dos de las cuatro canciones maestras de la banda (las otras dos son "Tarkus" y "Karn Evil 9"), además de una excelente selección de canciones menores que complementan el álbum de manera más que efectiva, y una mala, malísima canción para cerrar el álbum. Una lástima, lo sé.

Pero vayamos en orden, la primer maestría es "The Endless Enigma", dividida en 3 partes, la primera comienza con un derrroche de virtuosismo y poderío, como una especie de muestra de las capacidades de la banda, que estaba a plenitud. Pero la canción da un giro fantástico e impredecible, se convierte en una emotivísma canción, poderosa pero emotiva. La voz de Greg Lake (a mi gusto el mejor vocalista progresivo de la historia) es tan suplicante por momentos que nos estremecemos con sólo escucharla. Una voz tan elegante y suave como la de Lake, sonando rockera y poderosa es un gusto que la banda nos dio gratis en apenas la primer canción del álbum. La segunda sección de la obra es una fuga breve, a cargo de Keith Emerson en el complejísimo piano, y Greg Lake en el bajo no menos complejo. El cierre es una especie de reprise de la primera canción, con elementos mucho más memorables y melódicos, sacrificando un poco la emotividad, lo cual nos da como resultado una obra monumental.

"From The Beginning" es una deliciosa canción entre folk y prog, en la que las melodías funcionan a la perfección, y más que sonar dispares en un álbum progresivo, lo enriquecen de una manera magistral. La guitarra de Lake es un brillito inusual para la banda, y el final con solos primero de guitarra y luego de mini-Moog es de una belleza incomparable. "The Sheriff" es la típica canción western que a la banda siempre le encantó incluir en su álbumes, y que en este caso es muy buena. No es la joya de la corona, pero tampoco es una pifia como en el caso de los álbumes anterior y sucesor, en los que la canción western era no mala, lo que le sigue. Aquí es una simpática y deliciosamente rítmica canción que no se excede ni en recursos ni en duración. Otro gran acierto del álbum fue incluir una sección de la famosa obra "Rodeo" del compositor norteamericano Aaron Copland, la cual la banda tituló como "Hoedown" y que es una muestra de virtuosismo maravillosa y poderosa.

La gran obra, y una de las 5 mejores piezas progresivas de la historia, es la homónima "Trilogy", una suite perfecta, una obra maestra, una cumbre del género y sin duda, la mejor canción de ELP en su historia. "Trilogy" es un tema dividido en 3 secciones claramente definidas. La primera es una pieza emotiva y desgarradora, con Keith Emerson más que inspirado en el piano, iluminado diría yo, y Lake con su voz elegante y melancólica, hacen del inicio de la obra un auténtico deleite sonoro, y uno de los momentos más escalofriantes del prog-rock. La segunda sección irrumpe de manera agresiva y asombrosa, con su riff de piano en 5/8, y la ejecución celestial de los sintetizadores de Emerson, mientras Lake y Palmer le sostienen el despliegue con una sección rítmica complejísima y tan precisa como reloj suizo. Y así, tan agresivamente como irrumpió esta segunda sección, así igualmente se despide para dejarnos la tercera sección, la sección más impresionante de todas, la que nos volará el cerebro y la que nos dejará en claro el verdadero significado de lo que es un power trío. No sólo Emerson se luce aquí como el rey de los sintetizadores, Lake le hace segunda tanto con su voz como con su escalofriante ejecución del bajo. Pero el dios aquí es Carl Palmer. Lo que hace con las percusiones en esta sección es supremo, es inalcanzable, es glorioso y casi incomprensible para nuestros oídos y nuestros cerebros mortales. Lo que los 3 músicos hacen en este punto de la obra es el despliegue musical rockero más impresionante y perfecto que haya escuchado en toda mi vida, nadie jamás hizo ni volverá a hacer lo que los 3 virtuosos dioses musicales hicieron en estos 3 minutos de la tercera sección de esta canción (he ahí la perfecta trilogía). Por este solo hecho, ELP se salva de sus discos irregulares y se gana un puesto en el olimpo musical de todos los tiempos.

Para cerrar, "Living Sin" es una canción muy oscura, muy tétrica, pero maravillosa, y lo único que lamentamos es que durara tan poco. El manejo vocal de Lake es supremo, tanto que supera en protagonismo a lo hecho por Emerson y Palmer, por lo que nuevamente la banda nos sorprende con novedades agradables en este álbum. Y bueno, tenía que llegar. Qué irónico que la mejor y a peor canción de la banda en su época clásica se encuentren en el mismo álbum. No hay nada que pueda decir de "Abbadon's Bolero" mas que es un exceso innecesario, y que echó a perder lo que pudo ser un álbum perfecto. Ni modo.

De cualquier forma, esto no nos hará olvidar las cosas tan impresionantes y apabullantes que escuchamos en este gran álbum, y por esas grandes obras, es que ELP es una banda histórica, y que "Trilogy" sea uno de los álbumes más representativos del rock progresivo setentero. De verdad, les aseguro que en ningún otro álbum escucharán lo que aquí, tan perfecto, tan complejo, tan asombroso. Dios mío.