jueves, 16 de enero de 2020

El mejor álbum de 1992



La aseveración en el título de este escrito es, por supuesto, totalmente subjetiva, puesto que cada quien tendrá su álbum favorito para tal año. Sin embargo, dentro de esa subjetividad, creo que tengo algunos argumentos para sustentar que The Southern Harmony And Musical Companion es, de hecho, el mejor álbum de segundo año de la década noventera.

Para empezar, algo de contexto. Los Black Crowes son una banda originaria de Marietta, en Georgia, estado sureño por excelencia, no sólo en términos geográficos. Gran parte de la historia y la cultura sureña de los Estados Unidos se origina en dicho estado, cosa que también se deriva en expresiones artísticas, como lo es la música. El rock, como género, tiene sus raíces en el sur de dicho país, y por ende, en Georgia, como estado y como pieza esencial de tal región.

Así, la banda siempre ha honrado esos orígenes en su música, como lo demostró en su debut, el Shake Your Money Maker de 1990, con canciones tan rockeras como emotivas, como lo son "Twice As Hard",  "Sister Luck" o "She Talks To Angels", por mencionar sólo algunas. El álbum fue bien recibido, a pesar de ser publicado en una época de transición en el rock. Entre el decadente hair metal, el naciente grunge y el oculto y venerado alternativo subterráneo, poco espacio había para un álbum con referencias a las raíces del rock, como lo son el blues, el gospel, el soul, el country, etc. Aún así la banda publicó su debut, el cual es un deleite de principio a fin.

Luego vino el vendaval que fue 1991, y la escena musical era completamente diferente. Fue entonces, en 1992 que la banda publica su segunda obra, el maravilloso y ya mencionado The Southern Harmony And Musical Companion. Un compendio maravilloso del rock clásico, mezclado con los sonidos emergentes, sin caer en los facilismos deprimentes del grunge, que ahora era popular, ni en la vanguardia postpunkera que venían manejando algunas bandas que después serían conocidas como alternativas. Esto era simplemente rock, con atisbos de blues y gospel principalmente. Y si a ello le añadimos el potencial en la composición de los hermanos Chris y Rich Robertson, además del estupendo y emotivo alcance vocal del primero, tenemos como resultado una de las obras más puras y genuinas de rock, en una época donde el rock parecía haber olvidado sus raíces.

La obra inicia de manera contundente con el poder de "Sting Me", un rock que nos recuerda un poco a los Rolling Stones de su época más clásica. Además, un coro de gospel para acompañar la parte vocal, y un ritmo irresistible, hacen de esta canción abridora un entremés perfecto para lo que vendría después. "Remedy" es otro gospel rock, mucho más pausado que el anterior, menos enérgico y mucho más melódico. Es, de hecho, la canción más conocida del álbum, y una de las mejores. Desde el riff inicial nos percatamos que estamos ante una obra diferente y propositiva, y si a ello añadimos la entrañable línea de piano en el fondo, como sostén de emotividad, y los coros que van de lo cálido a lo sensual. Los amantes del rock clásico nos enamoramos a primer escucha con esta fantástica canción.

La sustancia comienza de lleno con el tercer tema, el impresionante "Thorn In My Pride", un gospel lento, lleno de una entrañabilidad celestial, y una ambientación majestuosa. Además sus seis minutos de duración nos permiten apreciar cada parte de la obra, desde el calmo inicio, pasando por el crescendo intermedio y llegando hasta el portentoso cierre de la canción. La primer canción del álbum que se puede considerar como una pequeña obra maestra, sin lugar a dudas. Siguiendo con la ambientación, "Bad Luck Blue Eyes Goodbye" es un blues lento y dolorosísimo, en donde se tocan fibras diferentes, pero igualmente majestuosas. SI bien, no nos deja un sabor de boca como el tema anterior, de epicidad y gozo, sí nos dejará con un nivel emotivo bastante alto. La banda tampoco escatima en segundos de música, de dolor y de tristeza, en esta maravillosa obra.

Siguiendo con los acordes de dolor y con el blues, "Sometimes Salvation" llega en la forma de un rock poderoso, lento y sufrido, con un despliegue vocal de Chris Robertson que es glorioso y que alcanza las fibras más sensibles de todo aquel que le escucha. La banda nos bombardea con su potente rock lento y cargado de una dosis emocional tan intensa como pesada. La tensión se corta con "Hotel Illness", un típico rock sureño, con elementos campiranos y country, sin caer demasiado en estos géneros, pero sí tomando prestados los elementos necesarios para que la canción se disfrute y nos aligere un poco la ambientación.

Por su parte, "Black Moon Creeping" es otro rock poderoso, que nuevamente nos remite mucho a los Rolling Stones de inicios de los años setenta. Mientras que "No Speak, No Slave" es la canción más pesada de todo el álbum, coqueteando con el hard rock más puro, con ese riff a una cuerda que transmite ese poderío rocanrolero, con un sonido mucho más cercano al alternativo de aquellos días, sin que llegue a serlo del todo. Digamos que es la canción que más se acerca a las tendencias de principios de los noventa, aunque sin dejar del todo la esencia de rock clásico.

A mi gusto, la mejor canción del álbum es "My Morning Song" una canción que retoma los elementos blues y soul que escuchamos en "Remedy", pero los lleva aun nivel diferente, rayando en la epicidad hacia el final de la canción, con riffs de guitarra maravillosos y un despliegue rocanrolero excelso en los estribillos. El acompañamiento del coro de gospel no hace más que incrementar el efecto catártico de la canción, que para el final nos tendrá absolutamente asombrados por su perfección. Para cerrar, una maravillosa interpretación de "Time Will Tell", canción original de Bob Marley que la banda retoma para hacer una suerte de jam vocal, con una base musical acústica y un sinfín de improvisaciones vocales que repiten el coro de la canción incansablemente, desde distintas perspectivas emocionales que se intensifican progresivamente. No podía haber un final más perfecto para esta joya.

Y así, yo no tengo duda de que esta obra es la mejor de todo 1992, con todo y que la banda perteneciera a otra corriente distinta a la que imperaba en aquellos años. Sin lucrar con la nostalgia, la banda retoma los elementos esenciales que hicieron al rock lo que es, y lo interpretaron desde una perspectiva actualizada, y fresca. Todo aquel que se declare amante del rock, debe conocer y amar esta deliciosa y poderosa obra musical.