lunes, 16 de enero de 2017

Las entrañas del gigante más gentil


Durante los años setenta, en la Gran Bretaña nacieron, crecieron y murieron muchísimos grupos del llamado rock progresivo, esa fusión de rock, a veces con jazz, a veces con música de cámara, otras veces con musica experimental e incluso con música culta (o clásica, como guste llamarle, las etiquetas igual sobran). Con una gran variedad de estilos, el objetivo de estas bandas era el mismo, progresar hacia un sonido más pulcro, original e intelectual. De entre ellas, las más conocidas son Pink Floyd, King Crimson, Genesis, Yes, Soft Machine, y un extenso etcétera.

Una de las bandas menos reconocidas y más innovadoras del género era Gentle Giant, creada en el lejano 1970 por los hermanos Ray, Phil y Derek Shulman, junto con su buen amigo y erudito musical (graduado del Royal College of Music de Londres con un certificado como compositor) Kerry Minnear, el virtuoso multi instrumentista Gary Green y el baterista Martin Smith (a la postre reemplazado por Malcolm Mortimore, y éste a su vez reemplazado por John Weathers). Su sonido siempre fue distintivo, con destellos blueseros, estructuras jazzeras y un alto nivel de complejidad instrumental perfectamente amalgamado entre sonidos accesibles, logrando entrar en los oídos del público sin mucho problema, a pesar de no interpretar música fácil.


Grabaron poco más de diez álbumes, pero hoy sólo escribiré sobre cuatro de ellos. El primero de ellos es Acquiring The Taste, de 1971, segundo de su historial, con una portada controversial en su tiempo y en el cual ya podemos detectar su sonido distintivo, aunque aún sin pulir del todo. En él aún encontramos algunos sonidos de sintetizadores, algo muy fuera de su estilo, sin embargo no suenan del todo mal, y algunos encajan muy bien en los temas en los que se utilizan, con todo y su sonido anti-gentlegiant. En cuanto a los temas, el álbum inicia con Pantagruel's Nativity, que suena increíble, compleja y cambiante, el intermedio casi metalero es mi parte favorita. Edge of Twilight es un hermoso tema, suave y oscuro, con atmósferas muy densas para la época y con instrumentaciones deliciosas, uno de los puntos más altos del disco.



The House, The Street, The Room es otra maravilla, bluesera medular hasta en la forma de cantar de Derek Shulman y poderosa en la instrumentación, es a mi modo de ver, la mejor canción del álbum. El tema homónimo es una corta instrumental olvidable y sintetizada, no de mi gusto, y demasiado simple para estar en un álbum de Gentle Giant. Wreck, The Moon is Down y Black Cat son excelentes temas que mantienen la calidad del álbum, con mención especial nuevamente a la atmósfera densa, oscura y delicada al mismo tiempo de Black Cat. El álbum cierra de manera estupenda con Plain Truth, el tema más largo del álbum (7:36) y quizás el que transmite más energía (aún con su lento intermedio) cierra un álbum inconsistente a veces, pero con brillos lo sufiientemente buenos como para conseguir el álbum completo.



Su siguiente álbum fue el conceptual Three Friends, de mayor calidad que el anterior y con una temática cerrada, que le da mucho más interés a las canciones y a la manera de componerlas para hilar el concepto general del álbum. Tres amigos de la escuela se reúnen en su edad adulta para recordar viejos tiempos (cosa que todos hemos hecho) y cada uno de ellos habla sobre cómo lo ha tratado la vida. Un tema simple en aparienca, pero muy profundo y lleno de emociones cambiantes. El álbum abre con Prologue, más sintetizadores pero que esta vez no suenan nada ajenos al sonido de la banda, nos introduce a la historia y al concepto musical y lírico del álbum de muy buena manera.


Schooldays es una delicia absoluta, replicando el sonido etéreo y denso del álbum anterior, con instrumentaciones complejas pero destellantes y juguetonas, y una nostalgia propia del grupo de amigos recordando sus días escolares. Es una joya suprema, la primera en la historia de la banda, dividida en dos partes, la primera espectacular y la segunda (que sirve de intermedio) más lenta y nostálgica, pero igual de buena. El primer amigo nos habla en Working All Day de su vida, cómo es la vida de obrero, renunciando a sus sueños, trabajando todo el día, sin tiempo para disfrutar y con el cansancio en su espalda que además es mal remunerado. Una historia que muchos conocemos en carne propia. La canción no desmerece a la pesadez de la historia, es una queja musical bien hecha, con un sonido casi funk (me recordó al Cisco Kid) y muchas voces al unísono que suenan entre enojadas y cansadas. La manera de interpretar este tema es impresionante. En Peel the Paint, el segundo amigo resulta ser un artista que disfruta de las exquisiteces de la vida, aunque tampoco le va muy bien económicamente. Sin embargo él se siente orgulloso de ser artista, logró su sueño. La música nuevamente encaja perfectamente en la historia, sin dejar de sonar a Gentle Giant, pero con un sonido mucho más fino y pulido, violines incluidos, hasta la ruptura rockera del intermedio (estupendo riff, por cierto). Otra maravilla. El último amigo nos relata en Mister Class and Quality? cómo es un hombre de clase, con mucho poder económico y gustos exigentes. Irónicamente, es el menos feliz de los tres amigos, y se desahoga con ellos de su infelicidad. Aquí la música es mucho más dinámica y directa, aunque menos lúcida y exquisita, no por ello de mala calidad. Por último el epílogo coral Three Friends que cierra el álbum con una dosis de cruda realidad maquillada de belleza musical etérea. Un gran álbum.


Hacia finales de 1972 salió a la luz Octopus, cuarto álbum de la banda (y tercero de nuestro análisis) conformado por (como su nombre lo sugiere) ocho temas (ocho opus). Este es quizás el álbum más accesible de la banda, esto debido a la duración de sus canciones (de 3 a 4 minutos en promedio, distinto a los 6 minutos promedio de álbumes anteriores) aunque también es (a mi gusto) el más disfrutable de todos. The Advent of Panurge abre de manera divertida (aunque no menos compleja) el álbum, con juegos de voces, un sonido funky y un coro descendente que difícilmente se olvida, tiene todos los elementos incluso para ser un sencillo de la radio.



Raconteur Troubadour es otra delicia de cuatro minutitos, concisa e instrumentalmente variada (no sé cuántos instrumentos se hayan conjugado al grabar esta canción) la complejidad de la canción de alguna manera suena bella, como un rompecabezas que encaja a la perfección, y es el punto musical más alto del disco. Luego viene A Cry for Everyone, la más rockera del álbum (su sonido por momentos me recuerda al Kiss primigenio) aunque el elemento popero accesible es más notorio en esta canción, funciona a la perfección para diversificar un álbum que de por sí ya es ecléctico con sólo dos temas escuchados. Knots es un tema ingenioso, como su nombre lo indica, son nudos de palabras y voces queriendo darle sentido a una letra surrealista y la música sólo enreda más las cosas, en un sentido positivo e inmensamente artístico, si algo le hacía falta al álbum, era el humor inteligente de esta canción. The Boys in the Band es un tema instrumental y quizás el tema menos brillante del álbum, pero todo se enmienda con Dog's Life, un tema de enorme belleza que combina una guitarra clásica con un cuarteto de cuerdas, un órgano de regalía, un xilófono y una letra irónica sobre la simple vida que lleva un perro, y la importancia que tiene para sus dueños. Todos estos elementos conforman una de las canciones más disfrutables que yo haya escuchado en toda mi vida. Éste es el punto artístico más alto del álbum (empatado quizás con Knots). Think of me with Kindness es el tema más emotivo del álbum, una canción de amor y desamor que añade otro elemento distinto al álbum (cada tema lo hace, de hecho) y que nos muestra una faceta de la banda que pocas veces se ve, y lo hacen de excelente manera. Por último tenemos a River, la canción mas progresiva del álbum, funciona bien como un puente entre el Gentle Giant de siempre con el raro y desconocido Gentle Giant de este álbum. Es un buen tema de cierre, para un excelente álbum, aparentemente demasiado simple, pero con una variedad de sonidos que ningún otro álbum de la banda alcanza.


El último álbum en análisis, In a Glass House, es el menos accesible de la banda, un álbum oscuro e introvertido, en el que el cambio de sonido que buscaba la banda se hace muy notorio. En sólo seis temas, la banda revolucionaría su sonido hacia lo que serían sus álbumes posteriores, y a pesar de que para muchos ésta es su obra maestra, este cambio de sonido fue el principio del fin de la era más prolífica de la banda (a mi modo de ver). El disco abre con The Runaway (de hecho abre con un sonido de un vidrio quebrándose, el mismo sonido que posteriormente cerrará el álbum), un tema en apariencia similar a lo antes escuchado, pero con ligeras diferencias que sólo serán notorias conforme avance la canción. La complejidad está presente, pero algo es distinto, suena muy bien, pero es distinto. Luego viene An Inmate's Lullaby, un tema tan bello como perturbador, una mezcla de sensaciones interesante sin duda, la canción transmite la ternura y la locura que sólo un enfermo mental posee. La creatividad de la banda se luce con este tema. Way of Life es, incluso para esta banda, un tema muy raro. Suena muy alegre e hiperactivo, nada meticuloso ni tan cerebral como el trabajo conocido de la banda, pero como ya se ha dicho antes, este álbum marca un cambio en el sonido de Gentle Giant, entonces no hay de qué espantarse, tomará cuatro o cinco escuchas para encontrarle sentido a esta canción, que de hecho es muy buena.


Experience es otro tema raro, aunque no tanto como el anterior, sí permite la asimilación del nuevo sonido de una manera más fluida gracias a los ligeros brillos al sonido de discos anteriores (en específico el de Three Friends), y es otro de los puntos altos del disco, un disco que de hecho no tiene malas canciones, ni puntos flacos. A Reunion es la mayor delicia del álbum, la letra otra vez remite al Three Friends (otra reunión de amigos de la infancia), pero la música suena exquisita, con una base de cuerdas hermosa y una nostalgia implícita en el sonido, y en los brillantes dos minutos de duración. Un brillo que los oídos ya exigían luego de tanto sonido nuevo y extraño. Por último el tema homónimo es a mi gusto el mejor de todo el disco, que combina la complejidad de siempre con melodías intensas y accesibles, y cambios de ritmo que elevan la sonrisa del escucha a lo más alto de la habitación. Los ocho minutos que dura no son ningún desperdicio y nos dejan con ganas de volver a escuchar este álbum una y otra y otra y otra...



Luego de escuchar a Gentle Giant, inevitablemente nuestro oído se refina, y nuestros estándares musicales suben un par de pulgadas; ya no nos conformaremos con simple rock de estructura común. Exigiremos más a las bandas que escuchamos, e iniciaremos una búsqueda emocionante de nuevos sonidos, más complejos, más diversos y eclécticos que satisfagan nuestros deseos de más y mejor música. Este aporte de Gentle Giant a nuestra vida, es el más grande que cualquier banda puede hacer por sus seguidores, y eso, sin duda, se agradece infinitamente.



No hay comentarios.: